Del eslogan a la reforma electoral

Nicaragua no tiene una autoridad electoral independiente del Poder Ejecutivo, pero tiene boleta única. En Colombia se utiliza la boleta única, pero la mitad del padrón no vota. Bolivia también usa este instrumento de votación, pero el Estado no financia a los partidos políticos. En Guatemala el transfuguismo es la regla y votan con boleta única. En los estados de México, la narcopolítica financia candidatos que se eligen mediante boleta única. El sistema de partidos en Perú se ha desvanecido y votan con boleta única. En las últimas elecciones nacionales de Ecuador la competencia electoral estuvo en entredicho y allí también impera la boleta única.

En definitiva, la boleta única no es la solución mágica a todos nuestros problemas. Sin embargo, hay una exagerada expectativa en su posible implementación.

En realidad, el aporte concreto que podría traernos su implementación es la posibilidad de erradicar el robo de boletas. No obstante, debemos remarcar que este delito electoral se expande cuando los partidos no pueden fiscalizar. En el proceso electoral de 2015 esta práctica repudiable se redujo considerablemente hasta dejar de ser un problema serio. Cambiemos puso un fiscal en cada mesa del país tanto en las elecciones generales como en la segunda vuelta y el problema se acotó. Las acciones de las ONG y las autoridades electorales también contribuyeron a disminuir el robo de boletas. Continuar leyendo

La Rioja inclinada

En el estudio de los sistemas electorales encontramos un concepto que se ha hecho célebre. Se trata del de “cancha inclinada”. En estos procesos electorales a las listas opositoras se les hace casi imposible ganarle a los partidos del poder, a los candidatos del poder. Son elecciones en donde los aparatos del Estado se vuelcan con toda su fuerza en beneficio de los candidatos oficiales.

En muchos casos las autoridades electorales son epifenómenos del partido de gobierno y colaboran con este cambiando las reglas electorales en su provecho y también obstaculizando a las listas opositoras. Cuando surgen conflictos que dirimir, siempre actúan de manera sesgada. Son indulgentes ante las faltas o los delitos electorales que puedan acometer los oficialismos y severos cuando incurren en estos los opositores.

La equidad electoral también se ve afectada cuando abordamos la cuestión financiera. Las listas del oficialismo movilizan enormes sumas de dinero que en la mayoría de los casos no rinden nunca.

La publicidad oficial se confunde con la publicidad partidaria al punto de ser imposible disociarlas.

Los medios de comunicación son monocolor, enaltecen a los candidatos del partido de poder y denostan o ignoran a los que los desafían.

Aunque muchos investigadores sociales se obstinen en quitarle relevancia al clientelismo, este fenómeno contribuye con el deterioro democrático y la disminución del potencial ciudadano al afectar la noción de competencia electoral. Continuar leyendo