Las Comisiones Investigadoras en el Congreso Nacional tienen una larga historia, con algunos jalones muy honrosos. Recuerdo la Comisión Investigadora del negocio de las Carnes, presidida por Lisandro de la Torre; la Comisión investigadora de la estafa de los niños cantores, o aquella formada por el escándalo de la venta de tierras del Palomar, entre otras.
La que se ha debatido en estos días en el Senado de la Nación –con media sanción de Diputados- y que va a ser tema de debate en la sesión de ese cuerpo la próxima semana, difícilmente se inscriba en esa historia recordable.
La iniciativa, revestida de buenas intenciones (es irreprochable perseguir investigar la fuga de capitales, la evasión de impuestos y las perpetración de estructuras ilícitas para defraudar al tesoro nacional), en realidad evidencia los graves incumplimientos de sus deberes por varios organismos. Continuar leyendo