La recorrida cotidiana de los temas propuestos por los medios, si se realiza desde una mirada más profunda y meditada, nos pone en evidencia cuáles son los tópicos de la agenda electoral, cuáles son las urgencias mediáticas y cuáles claman una política de Estado. Y lamentablemente no coinciden: la agenda electoral y la de los medios deberían ocuparse de aquellas situaciones y necesidades de política de Estado.
O lo que es lo mismo, hoy, en tiempo electoral, deberíamos estar preocupados y ocupados en aquellas problemáticas esenciales para la nación, que demandan una respuesta y un programa con consensos esenciales, aunque con diferencias instrumentales. Se suele reconocer que Malvinas es un tema que inviste esa condición, como también lo puede ser la defensa de la presencia argentina en la Antártida o la soberanía hidrocarburífera. Y poco más.
El Poder Judicial es -en rigor, debería ser- un tema de política de Estado. El Poder Judicial que tenemos necesita ser profundamente reformado y repensado. No solo por su condición de poder no originado en el voto ciudadano, sino porque debe cumplir una función que solo si la lleva a cabo eficientemente, estará legitimada: la tutela concreta y activa de los derechos fundamentales. Continuar leyendo