San Luis sí atiende la emergencia laboral

En los últimos tiempos la capacidad económica de la población viene reduciéndose a pasos agigantados. Esta depreciación se debe a la inflación, a la falta de ajuste en el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, a las suspensiones y recortes del horario laboral en las empresas y a la peor de las realidades: los despidos.

A pesar de esta dura realidad el gobierno nacional insiste en su intención de hacernos creer que la inflación no existe, que los salarios crecen a un ritmo superior al de los precios y que el empleo continúa estable. Sin embargo, y a pesar de las veleidades del relato oficial, las centrales de trabajadores están reclamando el otorgamiento de un bono de fin de año para compensar la pérdida del poder de compra de los trabajadores.

Las paritarias que acordaron aumentos en los salarios para el corriente año, lucen muy lejanas en el tiempo pese a no haber transcurrido más de seis u ocho meses desde el último ajuste. Ello se debe a que el actual contexto inflacionario provoca aumentos de precios que en la canasta básica rondan entre el 35% y el 40% anual. Continuar leyendo

El deterioro salarial como modelo oficial

Según el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) entre 2003 y 2008 los salarios crecieron alrededor de un 20% por año, mientras que la inflación estuvo cerca del 14% anual. Esto significa que, a pesar de los aumentos de precios, los salarios ganaron poder adquisitivo durante aquellos cinco años.

La misma fuente indica que los cinco años posteriores (2008-2012) se mantuvo el incremento salarial por sobre el aumento inflacionario: mientras que la inflación fue del 21,9% anual, los salarios nominales crecieron un 27,1%. Nuevamente, el poder adquisitivo real de los salarios fue superior al aumento de precios.

Ya en 2012 algunos registran un “empate” entre los salarios y la inflación, y durante 2013 los aumentos de precios superan sensiblemente el crecimiento salarial. Este año las cosas no vienen nada bien para los trabajadores ya que los incrementos salariales estarían bastante por debajo de la inflación esperada.

En los primeros 3 meses del 2014 los precios han subido ya entre un 12% y 15%, con expectativas para todo el año de una inflación ubicada en niveles del 35% al 38%. Los gremios que ya cerraron las paritarias lograron incrementos que podrían no llegar a recomponer el poder adquisitivo del salario frente a la inflación.

Después de una “década ganada” nos encontramos con caídas en los salarios reales y estancamiento del empleo privado. Si se confirman las expectativas recesivas en materia de actividad económica para el 2014, es probable que ingresemos en una etapa de destrucción de empleo, deteriorándose así la masa salarial global.

Si a este combo de inflación, menor poder adquisitivo salarial y caída del empleo, agregamos el incremento de la carga tributaria por la falta de actualización del piso en el impuesto a las ganancias, y el aumento de la tarifa en los servicios, veremos niveles de empobrecimiento escandalosos.

Entre 2002 y 2013 la inflación alcanza el 500%. Es decir, los precios se han multiplicado por cinco durante la última década. No hay país que pueda sostener el empleo en un contexto inflacionario como el mencionado, ya que no sólo se afectan el ahorro y la inversión, sino fundamentalmente el poder adquisitivo de los salarios.

Ante todo ello, mi posición siempre será que no hay mejor política salarial que la eliminación de la inflación. Sin estabilidad no habrá inversión, y sin inversión no habrá empleo. Y sin empleo no hay dignidad.