En los últimos tiempos la capacidad económica de la población viene reduciéndose a pasos agigantados. Esta depreciación se debe a la inflación, a la falta de ajuste en el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, a las suspensiones y recortes del horario laboral en las empresas y a la peor de las realidades: los despidos.
A pesar de esta dura realidad el gobierno nacional insiste en su intención de hacernos creer que la inflación no existe, que los salarios crecen a un ritmo superior al de los precios y que el empleo continúa estable. Sin embargo, y a pesar de las veleidades del relato oficial, las centrales de trabajadores están reclamando el otorgamiento de un bono de fin de año para compensar la pérdida del poder de compra de los trabajadores.
Las paritarias que acordaron aumentos en los salarios para el corriente año, lucen muy lejanas en el tiempo pese a no haber transcurrido más de seis u ocho meses desde el último ajuste. Ello se debe a que el actual contexto inflacionario provoca aumentos de precios que en la canasta básica rondan entre el 35% y el 40% anual. Continuar leyendo