1) Comunicar es tener la capacidad de ver demandas de la sociedad que necesitan ser representadas. Después inventás un discurso que funcione como el pararrayos que atrae esos deseos, que vuelven más legítimos tus intereses. Liderar es representar. No existe la manera de inventarle una necesidad a nadie, de convencer con un mensaje ciento por ciento propio. Comunicar es conectar y sólo conectás si lo que decís hace eco en quien te escucha, muy inclusive si esa persona siente que lo descubre en diálogo con vos.
2) Cada audiencia gusta de una canción de amor distinta. Pensá en las características comunes de tu auditorio. Entrenate en la habilidad política básica de poder aislar en grandes variables los deseos, temores, opiniones del mundo de tu auditorio. Sos como Romeo tratando de que Julieta ponga los vestidos en una mochila y se vaya con vos, o como Julieta tratando de que Romeo te invite a huir. Vas a encontrar el tono de tu discurso cuando mires a tu audiencia con ojos amorosos. Los seres humanos nos movemos en grupos homogéneos con ideas parecidas. Por eso los marketinistas inventaron la segmentación. Por más que estés hablando en un canal de televisión, siempre tenés que tener claro a qué grupos del público le estás hablando. Segmentar significa renunciar. Cuando le hablas a todos, no le hablas a nadie.