Una de las áreas estratégicas pendientes de desarrollo a nivel político e institucional en nuestro país es el siempre débil sistema federal. Argentina nunca se consolidó como una república federal y ese mandato constitucional sigue, a toda vista, esperando que alguna de las futuras generaciones tome en serio la descentralización del poder y el crecimiento equilibrado del par Nación-Provincias.
En nuestro país, especialmente en los grandes centros urbanos se desconocen los beneficios sociales cotidianos del federalismo como forma de vida. En contraste, las prácticas centralistas, unitarias, que tienen su correlato con nuestra historia de dictaduras, cultura autoritaria y falta de política democrática, son las responsables de varios de los descalabros que hacen inviable nuestra distribución poblacional y que así hacen imposible atemperar y controlar, encauzar y reducir el conflicto social en las grandes ciudades.
En nuestro contexto y en condiciones de crecimiento demográfico y económico moderado pero sostenido la ecuación podría ser simple: a más federalismo, menos inseguridad. Continuar leyendo