Los municipios han recobrado, a escala mundial, la preponderancia que los caracterizó durante gran parte de las décadas pasadas. La ciudad, como actor clave, como contacto inicial con el vecino, se vislumbra como el primer ladrillo de la democracia en un país tan heterogéneo como el nuestro.
Mientras el mundo avanzaba hacia organizaciones locales descentralizadas, en busca de mayores niveles de autonomía, de transparencia, de solidaridad y cercanía con la gente, Argentina iba quedando presa de una lógica centralista que no dejó más que situaciones alarmantes en muchos distritos.
A partir de diciembre, con la llegada del nuevo Gobierno, esto comenzó a cambiar. Los municipios empezaron a tener un rol protagónico. Continuar leyendo