Tras la tradicional marcha de los jueves a las 15:30 alrededor de la Pirámide de Mayo, Hebe de Bonafini realizó un encendido discurso en el que asoció la fuga de un represor de la cárcel, los hechos sucedidos en la Catedral porteña y los dichos del asesor de Mauricio Macri, Durán Barba, sobre el nazismo. “Vieron cómo está la derecha, vieron la Catedral, impidieron el acto que había que hacer, que era importante, pero claro, los fachos están en todas partes. Entonces, no es que están sólo ahí, ellos también son Durán Barba. Durán Barba está con Macri, Macri está con los que vinieron a joder el acto, más Barrionuevo, más Massa, más Duhalde, más De La Sota, son una banda de reverendos…”, dijo la Madre de Plaza de Mayo. Cuando Jorge Bergoglio fue elegido Papa, entre los jóvenes que ocupan las terceras líneas del gobierno nacional la noticia provocó una conmoción interna pero no por el hecho en sí sino por el cambio de postura de Cristina sobre Francisco.
En aquel entonces, José Pablo Feinmann dijo que “había que adueñarse del Papa” y por ello había que peronizarlo. Las críticas contra la Iglesia se apagaron. Internamente, entre militantes de La Cámpora y otras agrupaciones se preguntaron cómo justificaría el pensamiento seissieteochista que nuestro país pudiese engendrar un Papa de derecha, que viaja en subte todos los días, es honesto y ayuda a los pobres mientras que la presidenta sea de “izquierda”, pero en su vida se subió a un transporte público y no puede justificar su patrimonio. Raro, ¿no? ¿Cómo seguir poniendo del lado de los malos a un tipo que, de repente, todos querían y se había convertido en intocable? Había que reconvertirlo en santo, a pesar de que antes se lo consideraba un demonio. En ese sentido, la mujer que tomó la Catedral en 2008 cuando Bergoglio era cardenal y apoyó las pintadas contra las autoridades eclesiásticas, salió a defender la misa interreligiosa ideada por Francisco. Está claro: para los ideólogos del gobierno, Francisco nació de un taper y su pasado no guarda relación con el del terrenal Jorge Bergoglio.