Qué Lázaro Baez es un contratista del Estado que creció al calor del ex presidente Néstor Kirchner, ya se sabía. Jorge Lanata materializó, en imágenes, las contradicciones del relato y la magnitud de la corrupción. Para ello necesitó de pruebas, archivo, contextualizar la noticia y dos testimonios imperdibles. El mediático Leo Fariña se prestó a una cámara oculta que, de clandestina no tenía nada, como él mismo admitió, y Federico Elaskar abrió la boca, con todas sus fuerzas, para denunciar a sus antiguos socios. Sintiéndose víctimas y más vivos que el poder que les había prestado el poder, creyeron que podían jugar con el periodista más odiado por el gobierno. Se encontraron con un amplio repudio de la ciudadanía, expresado en la noche del jueves 18 de abril. El tiempo dirá si sus “arrepentimientos” son perdonados por las masas.