El debate del domingo puede definir nuestro futuro

Increíble paradoja del destino: los argentinos, que nunca tuvimos un debate presidencial en serio, probablemente este domingo definiremos con uno nuestro futuro, al menos por los próximos cuatro años.

Las democracias más establecidas, en sociedades acostumbradas a estas prácticas, saben la importancia que pueden tener estos retos televisivos frente a grandes audiencias, especialmente si la elección está con pronóstico reservado.

Si bien en los últimos días, y después del golpe que significara el triunfo de la David, María Eugenia Vidal, sobre el Goliat, Aníbal Fernández, el clima preelectoral parecería favorecer a Mauricio Macri, los errores reiterados en las previsiones y en las encuestas a lo largo de todo este año nos dejan algo escépticos al respecto. Los votantes andan muy fluctuantes y un porcentaje relativamente pequeño de ellos, aunque suficiente para dar vuelta comicios tan ajustados, se está decidiendo realmente a último momento. Lo que pasó en las horas de la veda de la primera vuelta de hace unas semanas sólo se explica por un cambio repentino de entre el 2% o el 3% de los argentinos que eligió migrar su voto; algunos desde el propio Frente para la Victoria hacia el PRO, sin escalas.

Por eso, qué mejor que este verdadero casting que el destino nos ha regalado justo a una semana del día D. Continuar leyendo

Massa y el equilibrio democrático

“La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida”, como bien nos dice Rubén Blades con su marcado acento caribeño. Hace unos días nadie en su sano juicio podía prever un escenario poselectoral como el que la ciudadanía decidió este domingo. Ni los unos ni los otros imaginaban tener que estar en una situación en que cualquier resultado de ballotage es posible, aunque por esos avatares propios de la política el momentum claramente favorece a Mauricio Macri.

Ambos contrincantes tienen que salir a seducir a amplios segmentos de votantes que decidieron por otras opciones tanto en las PASO como en la primera vuelta. Obviamente, la parte del león se la lleva el más del 21% que obtuviera la coalición de Sergio Massa con José Manuel de la Sota.

Más allá del hecho cierto de que nadie es dueño de sus propios votos, la existencia de un caudal tan grande a conquistar necesariamente obliga a los dos competidores del ballotage a tener que hacer una serie de ajustes y cambios no sólo de maquillaje y marketing.

Massa consiguió mantenerse vivo y fuerte contra viento y marea por haber protagonizado una campaña muy atípica y singular, llena de propuestas, equipos y contenidos. Sus votantes lo eligieron principalmente por esa razón. Esto provocará, sin dudas, que en la caza de voluntades massistas tanto Daniel Scioli como Mauricio Macri se esmeren mucho. Algo muy bueno per se para la claridad del mandato que se está gestando para los próximos años, pero que además puede contribuir a la superación de dilemas existenciales, de los frenos y los techos que ambas candidaturas principales atacan a la hora de tener que sumar la mitad más uno de los votos el 22 de noviembre. Continuar leyendo