Flojos de papeles

La escalada judicial sobre ex funcionarios y empresarios ligados al kirchnerismo tuvo uno de sus puntos más álgidos en las sociedades fantasmas radicadas en el exterior, con el propósito de fugar capitales de origen dudoso. Pero súbitamente la ruta del dinero offshore se tropezó con un pasajero inesperado: nada menos que el Presidente apareció como director de una empresa offshore del grupo Macri. Las aclaraciones oficiales oscurecen: la empresa, según Mauricio Macri, estaba destinada a realizar inversiones en Brasil. Pero, ¿por qué no las hizo desde Argentina? La creación de una firma offshore sólo se explica para evadir las leyes fiscales. La cruzada anticorrupción ha terminado con los cruzados en el banquillo.

 

Fuga de capitales y deuda externa

Las firmas offshore son el recurso característico para la fuga de capitales que practica desde hace décadas la burguesía argentina. Su nave insigne, el grupo Techint, tiene su sede central ¡en Luxemburgo!, el más reputado paraíso fiscal de Europa. Se calcula que los capitales argentinos en el exterior rondarían los 350 mil millones de dólares, casi el doble de la deuda pública nominada en moneda dura. Históricamente, esa fuga ha estado asociada a la formación de la deuda externa: por caso, el grupo Macri —con sus afiliadas Socma y Sevel— es recordado por los autopréstamos que realizaba desde las cuevas offshore a sus empresas, utilizando como testaferros a bancos internacionales. Esas “deudas” fueron estatizadas (Domingo Cavallo de los ochenta) o bien pesificadas (Domingo Cavallo de fines de los noventa) y su pago, transferido al conjunto de la población a través de enormes padecimientos. En los últimos años, se fugaron capitales apelando a la compra de títulos de deuda pública y su reventa posterior en las bolsas internacionales, para hacerse de dólares y burlar los cepos oficiales. Es lo que habría hecho Lázaro Báez para blanquear el dinero proveniente de La Rosadita y transferido al exterior. En suma: vuelve a quedar en evidencia que uno de los principales acreedores de la deuda externa argentina son “nuestros” empresarios. Continuar leyendo

El círculo rojo y el círculo negro

La alusión de Mauricio Macri a un ‘círculo rojo’ de figuras ‘influyentes’ en torno de sí mismo ha levantado polvareda en la campaña electoral. Cristina Kirchner no dudó en identificar a ese círculo con una conspiración de las ‘corporaciones’, en alianza con la oposición. Pero olvidó decir que, en ese mismo reportaje, Macri relata las tratativas en torno de una alianza entre él, Massa y Scioli, que el jefe del PRO no descarta para un futuro próximo. La presidenta, en ese caso, debería reconocer que ha pactado su propia sucesión con uno de los preferidos del ‘circulo rojo’, el gobernador de Buenos Aires.

El elenco político que gobernó con Menem y Duhalde, y que el kirchnerismo reclutó en estos años, está abandonando el barco oficial a pasos acelerados. Pero junto a ellos, cambió de frente la gran burguesía que, en esta década, se benefició con el presupuesto público, la precarización laboral y las paritarias con tope del ‘modelo’ oficial. El “círculo rojo”, que supo sostener al kirchnerismo, busca ahora su relevo en las filas de la oposición tradicional. Ese es el origen del amargo reproche presidencial.

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