No es un dato menor que el discurso de Cristina Kirchner en la ONU comenzara evocando al “default más grande de la historia”. Después de recordarle a los jefes de Estado que el kirchnerismo fue el que rescató la deuda contraída por Videla, Martínez de Hoz, Cavallo y De la Rúa, la Presidenta reivindicó el pago de 190.000 millones de dólares al cabo de una década. En cambio, no dijo que, al cabo de semejante sangría, la deuda argentina duplica hoy a la de 2001, sólo por haber refinanciado y capitalizado intereses impagos. Como consecuencia de ello, Argentina enfrenta una nueva bancarrota general.
Pero la confesión de esa quiebra no pasó por Nueva York. Mientras Cristina peroraba en la ONU, los funcionarios kirchneristas les avisaban a los importadores que sólo podrían obtener dólares por medio de la Bolsa o de la compra de títulos públicos -o sea, a 14 pesos. La generalización de este mecanismo es la señal de largada de una megadevaluación. En Washington, la Presidenta habló de la cesación de pagos de 2001. Pero, en Buenos Aires, avanzaba una nueva declaración de quiebra del país. Continuar leyendo