Nuestros hermanos uruguayos algo o mucho han hecho bien. Son un pequeño país con unas ganas de crecer y prosperar irrefrenables. A veces lo bueno viene en frasco chico. Ya para finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX era conocida en el mundo como “la Suiza de Sudamérica”. Se encuentra cercada por Brasil y Argentina. Es difícil competir con ellos por tamaño pero se puede aprender de lo bueno y lo malo de cada uno; y también servirse de ellos, en épocas de bonanza económica . Pero cuando llegan las crisis a estos vecinos, esta pequeña nación tiembla. Por esta razón, los ánimos se han visto muy revueltos en estos últimos días como consecuencia de la crisis que empieza a aflorar en sus dos vecinos, encontrándose uno casi al borde del precipicio.
Con tan sólo 176.000 km cuadrados, siendo el segundo país más pequeño de Sudamérica detrás de Surinam y con una población de tan sólo 3.4 millones de habitantes, ha logrado milagros. En parte, como ellos mismos dicen, le deben Argentina sus éxitos y fracasos. Cada mala política aplicada por gobernantes del país vecino hace que capitales y tecnología se fuguen hacia esta pequeña nación . Y lamentablemente, desde hace ya años, sucede bastante a menudo…
A lo largo de la última década, durante la cual los altos precios de las materias primas impulsaron el crecimiento en la región, Uruguay se subió a esta ola ayudado por inversiones brasileñas, pero sobre todo argentinas, quienes huyendo de la persecución a la renta en su país se aventuraron a invertir en éste, llevando su tecnología, que en terreno agropecuario no tiene mucho que envidiar a los países más avanzados del mundo. Es así como llegó el oro verde, la tan preciada soja que trajo ingresos por millones de dólares con su producción de casi 3 millones de toneladas. Aquí, como en la gran mayoría de países del mundo, no existen las retenciones, por el contrario, se alienta la producción y exportación por tratarse de alimentos tan necesarios para el mundo. Hay países que hasta lo subsidian como Estados Unidos y algunos en la Unión Europea lo cual, con el actual nivel de precios, tampoco tiene sentido.