Cacerola por voto

Muchas veces me pregunté por qué los argentinos que se aferraron a las cacerolas para expresar su protesta ante determinadas políticas aplicadas por la presidente Cristina de Kirchner las guardaron y no las volvieron a golpear. Alberto Nisman fue una excepción, pero sin cacerolas. Luego de los resultados electorales del domingo tal vez habrá que leer que esa ciudadanía cambió cacerola por voto.

En esta carrera electoral cada uno de los dos candidatos presidenciables tuvo su traspié de la mano de algún asesor influyente. En el caso de Daniel Scioli, lo he narrado: su error político comenzó el día en que su asesor Alberto Pérez claudicó ante Carlos Zannini y le impidió el acuerdo que Scioli tenía con Sergio Massa: Massa gobernador de Buenos Aires, Scioli presidente 2015. En el caso de Mauricio Macri, cuando Durán Barba influyó en la necesidad de impedir todo acercamiento con el peronismo, lo que dejó a Massa en espera. De haber prosperado, guardo para mí que el 25 de octubre pasado Macri hubiese sido el presidente de los argentinos.

En cuanto a Scioli, el 25 de octubre cambió de traje discursivo y convengamos que tan mal no le fue. La incomodidad con ese lenguaje que indudablemente no era el suyo se observó el mismo domingo a la noche, cuando sin cambiar de discurso volvió el tono Scioli. El miedo actuó y su desarticulación sólo salvó las ropas. Si para muestra sirve un botón, el malestar dentro del Frente para la Victoria quedó plasmado en la boleta electoral en la cual el cuerpo perteneciente a la foto del vice estaba en celeste y sólo aparecía el nombre de su compañero de fórmula: Zannini. Continuar leyendo

El domingo Argentina tendrá nuevo Presidente

Una vez más, como a lo largo de estos 32 años ininterrumpidos de democracia, los argentinos están a días de elegir a su mayor representante político: su Presidente. Con un agregado inédito, que es inaugurar el sistema de ballotage previsto en la Constitución. Los dos candidatos elegidos por el voto popular para tal contienda no hacen de la ideología su principal baluarte.

Más allá del discurso acotado que tanto Daniel Scioli como Mauricio Macri ostentan, está claro que no son candidatos comprometidos políticamente. Sus convicciones fueron mutando hasta llegar al pasado domingo, al primer debate de candidatos presidenciales, claro mérito de Argentina Debate. Allí hubo sólo dos argentinos que manejaron, en forma asertiva o no, los tiempos acordados. Lo cierto es que el debate no aportó a los ciudadanos más conocimientos que los que ya tenían sobre ellos. Tal vez lo más importante que mostró el debate fueron los más de cincuenta puntos de rating ascendente, lo que demuestra el interés que los argentinos tienen por su futuro inmediato.

Quizá Scioli y Macri sean los primeros presidenciables producto de la crisis de representatividad política y de partidos políticos. Ambos se acercaron a la política cuando esta, alejándose de sus formas habituales, comenzó a economizar tiempos, buscando a personajes conocidos, especialmente por la televisión. La formación de un dirigente político lleva muchos años de preparación y tal vez muchos más de instalación. Macri y Scioli llegaron a la política en momentos en que esta comenzaba a desguazar sus partidos políticos y a conquistar “ricos y famosos”. Esto no invalida que algunos de los que se acercaron bajo estas mismas condiciones luego abrazasen con seriedad el camino político. Sucede que sus inicios en la actividad política no germinaron desde la naturaleza de la política tradicional, sino que fueron producto de un implante político. Ignoro si esta condición u otros factores operaron sobre los candidatos para no mostrar la Argentina con la que sueñan presidir, con un plan a cuatro años. Continuar leyendo