El nuevo Código Civil y Comercial que entró en vigencia esta semana está basado en principios de igualdad y diversidad. Para mí fue un honor integrar la Comisión Redactora Bicameral como diputada nacional; allí presté especial atención a las cuestiones de familia.
Aportamos conocimientos y experiencias y logramos otros al atender opiniones diversas sometidas a debate. Los queremos proyectar desde diciembre a toda la región, tal cual la histórica tradición argentina en el sistema jurídico de los países latinoamericanos y recibir de ellos experiencias similares. Ahora como parlamentaria del Parlasur, para lo que soy candidata.
La sanción del código fue precedida por intensos debates y 15 audiencias públicas en las que atendimos a la opinión ciudadana en distintas localidades de todas las regiones del país. Tuvimos en cuenta 1200 ponencias. Escuchamos a asociaciones y colegios profesionales, ONG, universidades, iglesias y expertos. Y, en mi caso, conté con asesores con los que siempre estaré agradecida por la asistencia recibida desde la excelencia de su idoneidad.
Mi foco estuvo, ya lo dije, en cuestiones de familia. De allí mi satisfacción por la conquista de nuevos derechos que benefician la vida social. El de los abuelos de ver a sus nietos, inclusive por la vía judicial, cuando sus padres pretendan impedírselo. De la mujer, para que se le asigne valor económico al cuidado de los hijos, los padres, la pareja, la casa y el hogar, que hasta ayer no se reconocía como un trabajo remunerado. Inclusive, en las separaciones, con un sistema de compensaciones cuando postergaron su desarrollo personal y profesional. Continuar leyendo