El primer semestre del año es y será muy difícil para todos. Desarmar las restricciones dejadas por la antigua administración no es fácil. Ya se transitó la salida del cepo cambiario, se corrigieron por shock las tarifas de los servicios públicos con la finalidad de reducir el déficit fiscal, se incrementó fuertemente la tasa de interés como anclaje del tipo de cambio y se comenzó con la normalización del sector externo, y es de esperar que en los próximos días se deje atrás el problema de los holdouts. Como si fuera poco, a este escenario económico interno se le suma la coyuntura económica y política de Brasil, nuestro principal socio económico en el exterior.
En este sentido, y utilizando los tan anunciados cien primeros días de gobierno, se procedió a la normalización económica como medida necesaria para devolverle a la economía el dinamismo que necesita para volver a la senda del crecimiento económico.
Así, los aumentos en los servicios públicos anunciados esta semana van camino a ordenar las variables económicas dentro de una normalidad aceptable. A pesar del descontento social, totalmente justificado, es necesario como país que se deje de gastar más de lo que se recauda. Ninguna sociedad o individuo puede subsistir en el tiempo con este déficit. Por otra parte, sí considero que hay que reequilibrar el poder adquisitivo que la gente pierde por esta normalización y espero que esto se logre en las próximas paritarias. Continuar leyendo