Una vez más, el petróleo se está convirtiendo en estos días en un decisivo actor global. La caída del precio del petróleo compromete el equilibrio presupuestario de varios países cuya economía está atada decisivamente al producto de la renta energética. Algunas de estas naciones se encuentran en el centro de los conflictos mundiales de nuestros días: Irak, Siria, Rusia y, en nuestra región, Venezuela.
Empujado por una retracción en la economía china, la persistencia del estancamiento europeo y el decidido camino emprendido por los EEUU para alcanzar el autoabastecimiento energético, el precio del petróleo ha experimentado una baja considerable en las últimas semanas.
La dependencia de la importación petrolera es significativa en el caso de China: el 61 por ciento de sus requerimientos de combustibles deben ser adquiridos en el extranjero. En el caso de India, importa el 75 por ciento de su energía.
La política de Arabia Saudita parece confirmar la preferencia por la conservación de un porcentaje decisivo del mercado global a costa de sacrificar precio. Continuar leyendo