El pasado sábado 20 de julio me ocurrió algo poco habitual para lo que es la realidad política argentina. Pude dialogar con un funcionario kirchnerista. En este caso se trató de Mercedes Marcó del Pont, actual presidenta del Banco Central. No es un cargo menor. Probablemente sea, luego del cargo de presidenta y de ministro de Economía, el de mayor grado de importancia en nuestro país. Al menos históricamente fue así. Es algo lógico. Si bien la Argentina no emite una moneda de reserva mundial y aun cuando el peso hoy en día sea una moneda de invernadero, inconvertible contra cualquier moneda del mundo, y sólo utilizada dentro de la economía cárcel que es hoy la Argentina, nuestra atribulada historia monetaria y cambiaria pone necesariamente al presidente del Banco Central en el centro de la escena económica y política del país.
Resulta que el sábado por la mañana junto con el resto del equipo de PRO Libres que lidera el histórico Pedro Benegas nos desplegamos por varios puntos de la capital porteña para realizar las habituales “panfleteadas” y charlas con los vecinos. En la esquina en la cual estaba mi grupo también estaban los militantes del Frente para la Victoria, todos muy jóvenes y como es esperable para su edad, bastantes entusiastas. Obviamente terminamos hablando de política.