Urnas españolas

Tras las Elecciones Europeas que tuvieron lugar el pasado domingo 25 de mayo en España y acerca de sus resultados, yo podría manifestar desde la primera reacción no reflexionada, aunque sí convencida: ¡Mira que volver a ganar el PP después de que Arias Cañete definió a la mujer como un ente inferior al hombre intelectualmente hablando!

A partir de hoy mismo, la mujer que haya votado al PP por favor no me hable porque no le voy a entender, búsquese un intérprete que me traduzca desde el idioma de la inferioridad al de la superioridad que tanto mi esposa como yo como mis hijos manejamos. Ellas que sigan con su tradicional rol en la cocina, con los jabones, las planchas, con los trapos de piso y de limpieza, las Judas Iscariote del inmenso esfuerzo feminista de siglos por la emancipación.

Y los hombres y mujeres pobres y de clases medias que los votaron, les deseo claramente, que no les den uno, que les den dos.

Alguna consecuencia tienen que tener los actos, imagino que quienes votaron esa forma de entender y respetar a los demás, estarán contentos con todo lo que les caiga encima de ahora en adelante. No es posible sorber y soplar al mismo tiempo.

También por otro lado, aún con las reacciones desde el instestino, debería hacer un reconocimiento por partida doble:

1) A “Podemos”, que con cuatro meses de existencia ha capitalizado el voto y las ansias de escuchar un discurso sensible con el dolor popular, aunque para mi gusto con ribetes particularmente populistas por las prisas que imprimen las circunstancias, si entendemos como populista el discurso que dice siempre lo que la mayoría quiere oír. Pero también en ese sentido, en como han sido capaces de calibrar las nuevas épocas, el valor de lanzarse a por todas a cubrir un espacio difuso dejado hueco por el histórico Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que hoy pasa por sus horas más bajas de los últimos años, al haber perdido el rumbo político, el referente, la brújula, pero sobre todo el hecho de desconocer cuales soN sus deseos como colectivo social, el haber olvidado en parte su razón de existir, no sujeta únicamente a hacer que a la máquina no se le rompa el motor.

El PSOE ha caído estrepitosamente pero ni mucho menos ha desaparecido ni desaparecerá, ¡ya les gustaría a algunos! Es el partido más antiguo, no obstante, ser el partido de la modernidad en la historia reciente española, tanto en el momento de su creación frente a los extremismos que asomaban por el mundo como en su retorno con la flor, con la democracia, para dotar de garantías e igualdad de oportunidades a la totalidad de los ciudadanos españoles, para llevar a España a la categoría de país desarrollado, de componente activo y de peso de la CEE al principio y de la UE luego, para colocar en el centro de la vida social española a los sectores disimiles que nunca habían tenido ni voz ni voto, desde la mujer, la clase obrera a la que hace referencia su nombre, la gran clase media por la que apostó y contribuyó a su desarrollo, los derechos humanos, individuales, colectivos reflejados en todos los sectores tradicionalmente marginados de la sociedad. Un partido que no se riñó con el deseo íntimo de las personas a vivir más cómodamente, a trabajar para mejorar su nivel de vida material, priorizando el crecimiento espiritual, y garantizando el acceso a los derechos básicos de una sociedad desarrollada a todos los sectores sociales.

Un partido de una historia de un valor inusitado de una incidencia en los verdaderos cambios en la sociedad española, un partido que eligió desarrollar un modelo de convivencia pacifica y de progreso dentro de un sociedad capitalista, dotada de controles estatales para impedir que la parte baja de la tabla quedase sin protección social, y sin intervenir ni reprimir de ninguna manera la parte alta de la tabla, el desarrollo de los mercados. Un partido que sin embargo ha perdido el rumbo en los últimos años, al no recordar para que fue constituido, para qué sirve y por qué existe. Pero está en sus manos y en las nuestras como votantes hacer que esa correcta atomización de los deseos de justicia y de equidad no permanezcan por demasiado tiempo diseminados, y vuelvan a aglutinarse en un proyecto común, sea con las siglas de PSOE o de Podemos, con un equilibrio entra la vocación de poder y la responsabilidad institucional y la necesidad de desmarcarse de las concentraciones de poder económico actuales absolutamente insensibles con las calamidades de los ciudadanos, peor no para guerrear sino para aleccionarlos y reconducirlos hacia un modelo de sociedad feliz para todos sus componentes.

2) Y no quería dejar pasar por alto el reconocimiento a La Democracia. Ojo cuando decimos que este modelo social no nos sirve para nada, porque es cierto que esto hay que cambiarlo ya mismo, pero estemos atentos a los deseos nacidos en el intestino grueso, en la boca del estómago, porque suelen reclamar cabezas en el sentido más literal de la expresión.

La formación “Podemos” se creó hace sólo cuatro meses, en ese período de tiempo ha podido presentarse a unas elecciones, difundir sus proyectos -diametralmente opuestos al poder económico y político actual-, y han ganado más que de una manera anecdótica. Lo han hecho de una forma ejemplar y paradigmática.

Las sociedades que mejorarían a la democracia actual están por construirse, por tornearse, pero ojo, porque lo que de lo que hay disponible, nada es más participativo que esta vija y oxidada “democracia”, nada le llega siquiera a la planta de los pies en garantías para las mayorías y minorías. Aún con todo lo que criticamos esto, es de lejos el único modelo a nivel mundial e histórico, en que una línea frontalmente opuesta a la oficial, se puede presentar a sólo cuatro meses de las elecciones y terminar siendo la cuarta fuerza política. Hay un señor llamado Carlos Alberto Montaner que hace más de medio siglo querría haber podido hacer esto en Cuba, pero además de no permitírsele ni siquiera entrar a su país, todavía ni siquiera se han planteado permitirle presentarse para unas elecciones donde la gente decida a quien quiere, ni a él ni nadie.

El único instante en la vida del más pobre de los ciudadanos, que tiene el mismo valor, los mismos derechos y cuenta con idéntico respeto que el banquero más acaudalado, es en el acto del voto.

El desembargo

Hace poco una periodista cubana me preguntó acerca de un artículo que una vez escribí sobre la conveniencia de las relaciones tensas para los extremos ideológicos, a propósito del bloqueo o embargo norteamericano a Cuba, impuesto por la administración de Eisenhower en 1960 y los valiosos servicios extraoficiales que a mí entender dicha ley prestaron a ambas partes del conflicto, con aparentes finalidades diferenciadas, que en realidad no lo eran tanto.

Le comenté que desde luego podría repetirle mi criterio sobre la utilidad e inutilidad a la vez de esa ley durante los años de gobiernos radicales e inflexibles, pero que lógicamente en las actuales circunstancias pienso que para ambos lados del conflicto, la perspectiva ha dado un leve giro, para los Estados Unidos de Obama y sobre todo de una nueva clase empresarial que comprende que su lugar está inserto en un mundo con una jerarquía diversificada y unos parámetros diferentes de confrontación que los que fueron habituales durante el siglo XX, y una Cuba gobernada por el pragmatismo económico del ala de Raúl Castro, un poco el homólogo de su vecino del Norte.

Durante los años de guerra fría, aparte del verdadero peligro de una guerra Mundial, había que mantener el negocio de la fabricación de armamento, para ambas potencias. La capitalista se veía libre de usar eufemismos para esconder la necesidad de vender armas, y la socialista aunque sí debía hacerlo, lo cierto es que el hecho de no encontrar una buena excusa casi nunca, no los desviaba de su cometido en lo más mínimo. Las naciones debías estar armadas hasta los dientes, la industria del armamento producía beneficios mayores que la industria de la construcción, la alimenticia, la de la energía juntas, y por ende sostenían en gran medida ambos modos de vida, amén del hecho menos contabilizable y tangible de mantenerse uno al otro a raya.

Por supuesto que había diferencias pero además había que escenificarlas, era de vital importancia que los pueblos estuviesen aleccionados en torno a la constante amenaza de un feroz y malvado enemigo exterior, y en el caso de los países mal llamados “socialistas”, ya  que estaban, por el mismo precio le agregaban que además ese enemigo contaba con adeptos en el interior y de ese modo ya se allanaban el camino para la limpieza interna. De igual manera que los países de la órbita capitalista de América del Sur vendieron la idea de que había que combatir al enemigo marxista autóctono infectado por la propaganda soviética.

El bloqueo a Cuba se estableció como una medida para castigar la expropiación de diferentes empresas con participación norteamericana,  a la vez que en Cuba en un principio se percibió como una grave rémora, aunque siendo honestos, nadie en su sano juicio podría esperar una reacción amable de parte de los capitalistas a la expropiación de sus bienes sin indemnización alguna. Después se mantuvo con la finalidad de sitiar la isla y provocar la caída, y dentro de la misma se aprovechó para mantener la llama patriótica y victimista permanentemente encendida.

Aparte de hacer mención en aquel artículo de la flagrante contradicción, de que una Revolución que planteaba remover los cimientos caducos de una sociedad de consumo capitalista, cuyo mayor exponente era Estados Unidos, sostuviese al mismo tiempo que para su desarrollo era indispensable la relación económica con EEUU y el acceso al dólar, y aparte de hacer mención a que la más tierna reacción que debió esperar el flamante Gobierno Revolucionario, una vez que confiscó, nacionalizó y estatizó todas las empresas participadas por capitales norteamericanos, era precisamente un bloqueo, cuando no un desembarco directo, a lo que dediqué más atención era a describir como habían utilizado desde ambas orillas el bloqueo en su favor.

En Estados Unidos, además de mantener un alerta más contra la amenaza comunista, también significó un nada despreciable apoyo a la comunidad cubana en el exilio, la cual también se tradujo en apoyo económico, leyes que favorecieron al emigrante cubano frente a otros grupos migratorios, ventajas fiscales, políticas, etc.

En Cuba, si bien el bloqueo dificultaría la variedad de productos en caso de que esa hubiese sido la intención de la economía mal llamada socialista, lo cierto es que desde el génesis la idea era erradicar la diversidad de productos, se combatió el estímulo y la motivación material, o sea que excepto para aquella materia prima absolutamente necesaria para el desarrollo de la agricultura y la ganadería, por lo demás ni se esperaba comercio, y esa materia prima ya la tenían garantizada de parte del CAME.

Sin embargo, el bloqueo era un excelente instrumento moral de corte numantino, que le proporcionaba al Gobierno una excusa para justificar toda carencia, inoperancia, burocracia, y procedimientos de represión para acabar con la lacra interna que eran los opositores,  y luego los “traidores”, que deseaban emigrar al país que ahogaba a su Revolución, y a quienes escuchaban la música de ese país, a quienes leían sus novelas, a quienes se interesaban por su nada monolítica historia repleta de episodios de emancipación de las minorías y luchas por derechos civiles y humanos. Permitía explicar sin mayores complicaciones el alineamiento incondicional con la URSS.

Incluso cuando arribaba a la presidencia norteamericana un gobierno demócrata e intentaba un acercamiento con Cuba, más temprano que tarde aparecía cualquier escollo insalvable por parte de Cuba como derribar aviones espías, que le hacía imposible al presidente norteamericano continuar proponiendo dicho acercamiento, y era entonces que adrede o sin quererlo, el exilio y la nomenclatura de la isla caminaban en el mismo sentido y suspiraban al unísono.

Pero en la actual coyuntura tales consideraciones pierden peso específico. En inicio porque, por primera vez en el medio siglo de duración de la ley y de la Revolución, coincide una administración norteamericana progresista propensa al diálogo con un gobierno cubano que no lo rechaza de plano. Que es todo lo proclive a la búsqueda de soluciones para la convivencia que puede ser un histórico de la Sierra Maestra y hermano de Fidel Castro como lo es Raúl, sin embargo sería absurdo y sobre todo errado empecinarse en sostener que son la misma cosa, en que no existe ninguna diferencia con su antecesor y su camarilla más cercana,  en la manera de llevar esas relaciones con la potencia vecina y otros asuntos domésticos.

Hoy por hoy, amén del carácter absurdo y de castigo exclusivo al pueblo de Cuba que siempre tuvo ese bloqueo o embargo, tampoco les resulta de la más mínima actualidad la aplicación de tal cerco económico y cultural, dado que incluso el “foco de contaminación” que los norteamericanos veían en el mal ejemplo de la díscola isla, se ha apagado en los hechos aunque intente hacer el esfuerzo de mantener alguna llamita retórica, algunos retazos para retrasar lo más posible la eclosión absoluta de la gente y su desaprensión al primitivo discurso oficial, cuando se den por enterados de que tras todos los sacrificios padecidos, terminarán por ser  abandonados a la suerte de la moneda del mejor postor. Y los que vivien del lado del norte se darán también cuenta de que donde esté el poderoso “caballero don dinero” , ya se pueden ir quitando de enmedio los principios, las ideologías y más que nada los juramentos de amor eterno.

Sobre todo después de la caída de la URSS, cuando el gran capital se dio cuenta de que al país que venció a las tropas de Napoleón y de Hitler, en lugar de combatirlo militarmente o con bloqueos imposibles luego de haberse perpetrado el fiasco de Stalingrado, se lo debía derribar con el desembarco de deseadas marcas de refrescos de cola, de hamburgueserías, de auténticos blue jeans, un poco de genuino descontrol y mucha copia burda y descafeínada de libre mercado mezclado con punteos difusos de rock’n'roll.

La vendetta de las mulatas cubanas

Cuando vivía en Cuba, generalmente las mujeres de tez blanca eran las afortunadas para ascender en la escala social que instauró la “Involución”, a costa de casarse o ser amantes de “pinchos” o dirigentes.

La belleza necesaria para pasear por Coppelia, por Miramar, por Siboney, para acceder a los clubes náuticos de Santa María, Jibacoa o Barlovento, a los bares de moda de los hoteles, a las piscinas de lujo, a las casas de visitas de los dirigentes, a los yates o a las habitaciones de los buenos hoteles, era de sello hispana o de cualquier otra caucásica, yo no había conocido nadie más racista que los hijos de los “padres barbudos de la Patria”.

Para que las muchachas negritas pudiesen ser consideradas lindas, incluso entre ellas mismas, debían estirarse el pelo con un peine caliente hasta que parecían Nat King Cole o James Brown con un espantoso e impersonal casco protector. Muchas veces ellas mismas con ayuda de las blanquitas, solían llamarles cabeza de puntilla a las chicas que se dejaban el pelo rabiosamente enrulado y tenían peores epítetos para las que se dejaban el pelo “afro” a lo Angela Davis. Las muchachas que eran muy negritas no solían pasear por los barrios “bien” ni ir a las playas que estaban pensadas de común acuerdo y sin carteles para blancas. A ellas se las relegaba a las playas de diente de perro o a Bacuranao, o a la parte de atrás de Guanabo, los blancos revolucionarios decían que a los negros no les gustaba nadar, la playa sólo les gustaba para emborracharse y para rascabuchar mujeres blancas. Y además en adición había un cierto pudor, una autocensura promovida por esa lapidaria elección del patrón de belleza predominante, no muy distinto del que decían haber desterrado.

De repente empezaron a llegar turistas canadienses, italianos, españoles, franceses, que además de atender a los reclamos de la Isla revolucionaria, ya que estaban no desperdiciaban la inclusión de un romance en sus hojas de ruta. Obviamente iban al Caribe en la procura de brown sugar, aparte de que las muchachas blancas más finas y educadas se habían ido casi todas al exilio, expulsadas y propulsadas por las leyes del Templo de los Bárbaros Barbudos, así que con la salvedad de alguna belleza excepcional o de los turistas mejicanos, los europeos y los canadienses rara vez perseguían a las semi blancas.

Sus cabezas sólo pensaban en Revolución & Mulatas aderezado con sol, mar y ron. La mulata, que de una manera vil se llegó a admitir como un hecho que fue el mejor invento que dejaron los españoles en la isla. Incluso los españoles se vanaglorian de ser menos racistas que los ingleses ya que se mezclaron propiciando el mestizaje, lo que olvidan insulares y peninsulares es que las maneras de aparearse distaba mucho de ser a través de cortejos, de bodas, de familias, eran violaciones consumadas noche tras noche en las barracas, por capataces, hacendados e hijos.

De la noche a la mañana apareció en la escena de la calle 23, del Coppelia, del Habana Libre, del Nacional, de Varadero, una invitada inesperada: la negra despampanantemente bella.

Y empezaron a pasear de brazos de los turistas por la Rampa especímenes que no se sabía a ciencia cierta de donde salían, yo las recordaba de la escuela o de mis amistades por sus cuerpos esculturales como la pechugona Milagros del edificio, pero no con ese refinamiento, ese saber estar, la vestimenta, el perfume, la belleza descomunal, el desparpajo, no más el pelo planchado, sino afro suelto, trenzas afro o rasta, o peinado al peine caliente pero para darle formas con que las blancas jamás podrían ni siquiera soñar.

De repente todo pareció mínimo al lado de ellas. Las blancas, los blancos, los pinchos con sus enormes barrigas de patas de cerdo, cerveza y chicharrones, los Ladas, las casas de visitas, las cabañitas en Santa María, un cóctel Bellomonte en una piscina plagada de semen, flotadores, un bistec de palomilla y tres cervezas en el restaurante Conejito o en La Torre. Todo se les quedó pequeño, soñaban a lo grande, Robert de Niro poco antes en una visita a La Habana, se había enamorado de la modelo de la Maison, Alma, y no había podido salir con ella porque eran otros tiempos e impedimentos de la espía manía, pero un par de años más tarde habría encontrado el lobby de su hotel repleto de perlas, de esmeraldas, de hígados hinchados y labios carnosos, la bemba de las columnas de ébano.

Una rebelión en toda regla, una vendetta silenciosa contra las blanquitas de bajichupa y los pinchos sebosos de guayabera y tres plumas en el bolsillo que ni manejaban divisas ni viajarían fuera de la isla como reinas, mientras ellas con sus sonrisas de marfil sus estaturas de alfil y sus curvas de guitarra iban y volvían de las mejores ciudades del mundo. Había permanecido latente un tesoro escondido en Pogolotti, Palo cagado, Coco solo, La jata o Jesús María y nadie, ni ellos mismos lo sabían, hasta el Estado cubano se sumó a la fiesta del nuevo mercado de colores, ni lerdo ni perezoso en el arte parásito, comenzó a facturar el alquiler de sus preciadas mulatas y negras, de paso a ellas esto les garantizó que los galanes pretendientes al menos no eran esos pícaros, secos y palmados que aparecían por la isla recreando historias de las mil y una ensoñaciones.

Si lo hubiese visto Portocarrero y Carpentier se habría roto el pavimento y las columnas de la Ciudad calzarían cómodos zapatos de quitipón, rodillas para bailar.

Retorno a El Mariel

Cuba buscará inversores “extranjeros” para un megapuerto. Un capricho del destino quiso que este enclave hito de la claudicación marxista leninista en todo su espectro ideológico, se situase en el Puerto de El Mariel, célebre por haber sido punto de partida de uno de los mayores éxodos mundiales del siglo XX. El exilio de más de ciento veinticinco mil personas superó con creces a los treinta mil que salieron unos cuantos años antes por Camarioca con igual destino: Miami. Más allá de los golpes y las humillaciones de los que fueron objeto aquellos emigrantes por el simple hecho de querer viajar para ampliar sus horizontes, más allá del peso del horror de los castigos infligidos a todo aquel que plantease que Cuba debía abandonar el estatismo y desarrollar el libre mercado, me pregunto seriamente si quienes han tomado este rumbo diametralmente opuesto a las imposiciones de medio siglo sin excusarse siquiera con los damnificados conocen algún límite en la desfachatez y la inmoralidad. Aunque reconozco que mis interrogantes son recurrentes. No alcanzo a explicarme la razón de por qué muestran ese ahínco en que los elegidos sean adoradores de amasar fortunas de dinero a través de la plusvalía, genuinos explotadores de la clase obrera pero con una única condición excluyente: que no sean cubanos. ¿No colisiona esto frontalmente con los más elementales principios patrióticos, libertarios y, por supuesto, los pretendidamente comunistas? Y por otro lado ¿dónde están aquellos que juraban luchar hasta morir antes de ver perecer al socialismo? ¿Estarán alzados en los distintos montes de la isla, en la lucha clandestina, en los calabozos o en efecto bajo tierra?

Por aquí me dicen que no, que de eso nada, que era todo alarde, paripé, papití como decían en Cuba. ¡Uf, que alivio! Porque sucede que conozco a tanta gente que juraba aquello con tal bravura y dramatismo, que yo ya no podía evitar sumirme en el dolor por semejante tragedia. ¡Suerte que al final era todo humo! Según el Comité Central del Partido Comunista de Cuba, ahora el principal objetivo de todo revolucionario es volcarse para buscar samaritanos capitalistas que quieran invertir “pastuqui” en la isla. Piden disculpas por el pequeño cambio en el proyecto socialista: ya no se busca al “Hombre nuevo”, ahora están tras el mismo viejo picarón de siempre, el hombre de “quítate tú que me pongo yo”. Pero los revolucionarios del mundo entero no tienen nada de que preocuparse, con este método se creará una fuerte clase proletaria bien explotada, carente de todo derecho que convenientemente se sabrá revolver contra el abuso, y se presume que finalmente se podrá establecer la auténtica dictadura del proletariado. ¡Siempre cabe la posibilidad de que detrás de este mamarracho llegue una especie de comunismo cósmico bajo la prolífica estirpe “castrense”!

La re-colonización de Cuba

Las nuevas tecnologías nos pueden dejar postrados con una lumbalgia de órdago a causa de horas interminables frente a uno o más tipos de pantallas, computadoras de sobremesa, iPad, smartphones, televisores que conectan a internet como casi seguro dentro de poco harán los porteros automáticos, los microondas y más de una marca de batidoras.

O bien puede que si son utilizadas a favor del conocimiento sean una herramienta increíblemente útil, como cuando ayer puede ver desde la península ibérica en el programa de María Elvira en la CNN para los hispanoparlantes de EEUU, una serie de denuncias a modo de noticias desopilantes, que paradójicamente seguro son menos creíbles para todo tipo de opositores, disidentes o simples descreídos de las virtudes de la Revolución, que para los protagonistas de ese truculento engaño de tamaño mastodóntico.

El programa muestra una publicidad de un complejo turístico de alto standing para disfrute y usufructo de multimillonarios cerca de la península de Guanahacabibes, en la Occidental provincia de Pinar del Río, cuna de bellezas naturales ocultas y anónimas de la isla. Punta Colorada Golf & Marina. Con más de treinta kilómetros de playa de arena blanca tan exclusiva y excluyente, extendiéndose por cuatro mil hectáreas, equivalente a ocho mil campos de fútbol, con nueve kilómetros de puertos deportivos especializados en amarres de megayates, marinas secas para su reparación e instalación de astilleros, campos de golf por doquier, hípicas, viviendas de lujo, instalaciones de ocio de altura de deportes y relax de elite, restaurantes, cabarets, hoteles de un lujo ni siquiera concebido en varios de los países capitalistas de los alrededores. Y además pude ver un documental publicitario también sobre la ya construida Marina Gaviota en la punta de la península de Varadero, en Matanzas, popularmente conocida como Punta Francés

¡Golf, ron y chuchis baratas para industriales, banqueros y truhanes internacionalistas amigos de la Revolución!

En medio del coloquio televisivo uno de los entrevistados mencionó el Hotel Habana Libre como antiguo refugio de familiares de revolucionarios, sin darse cuenta hasta qué punto dio en el clavo con su intención de establecer un contraste, ya que además de servir de refugio para varios parientes del guerrillero heroico, y de numerosas familias de insignes revolucionarios del mundo, fue allí precisamente donde abrió la primera tienda piloto en dólares para uso exclusivo de extranjeros, en 1976.

Estas inmensas marinas para el disfrute de los multimillonarios son los “biznietos” de aquella pequeña y pionera tienda segregacionista del Hotel Habana Libre. 

Que esto pase mientras aún está vivo Fidel, quien encarceló, exilió, expulsó de la normalidad, convirtió a la demencia, a todo aquel que manifestase el deseo de disfrute del mundo material del capitalismo, es tan cruel y perverso que me impide bautizarlo con las palabras apropiadas, o tal vez me persuade de no declarar los inmediatos deseos crecidos desde las entrañas.

Siempre se pudo advertir que entre todos ellos unidos no llegaban a juntar ni una sola virtud, y que al final todos se encontrarían en el lodazal forcejeando por un trozo de poder, pero ni la más fecunda imaginación llegaba a imaginar esta claudicación de todo valor iniciático.

Es menester denunciar las conductas de estos represores, ahora reconvertidos en cazadores del dinero capitalista obtenido por cualquier medio, porque ¿nos imaginamos de quiénes podrán ser los megayates que atraquen allí? ¿Serán de comunistas luchadores por el internacionalismo proletario? ¿Serán de trabajadores vanguardia? ¿O serán quizás, acorde con el lenguaje de estos protorevolucionarios de papel cartón, de los explotadores de los pueblos mejicanos, hondureños, costarricense, brasileño, argentinos, uruguayos, españoles, franceses y de buena parte de los peores criminales de estos países?

Me pregunto: ¿qué puede pasar por la mente de un Huber Matos, que luchó codo a codo con los más aguerridos revolucionarios para el restablecimiento de la democracia en Cuba, para la profundización de la Justicia social, de la libertad y la dignidad del pueblo de Cuba, y fue apresado veinte años por no plegarse a la súbita decisión fidelista de alinearse con la Unión Soviética? ¿Qué pueden pensar aquellos a quienes se les expropiaron sus bienes por pertenecer a la pérfida burguesía nacional? Ciertamente mucho menos acaudalada que los destinatarios de este proyecto “internacionalista”.

Quizás les ocurra lo inverso a lo esperado, y sientan un íntimo alivio, cierto placer al constatar la sospechada catadura ética de los otrora tótems de la superioridad moral.

Siento no poder afirmar que estoy en condiciones de analizar este hecho con la objetividad sociológica, literaria o periodística necesaria. Otros estudiarán el característico fenómeno “tsunami” que se produce en las Revoluciones, dado el cual el retorno al capitalismo se ve acompañado por una voracidad inédita en el deseo colectivo e individual de consumo, de posesión de propiedades, de ostentación de dinero, y en una desaparición de todo pudor o prurito, de toda pauta moral que pudiese oficiar de rémora o freno en la manifestación de tal desmesurada avidez.

Y de intermediarios entre los dueños del pastel capitalista y los indigentes milicianos del pueblo, veremos a los de la guayabera, como en la antigua URSS los dirigentes del Partido posicionándose, para partir con ventaja en la vertiginosa maratón de acumulación de capital que ya los lleva al trote.

Aunque no cabe esperar que pierdan sus viejas costumbres y hagan partícipe al pueblo de estos novedosos filones, no sorprendería en absoluto si a alguno de los megahoteles o megarestaurantes para traficantes de capital y de padecimiento proletario decidiesen bautizarlo como “El Hombre Nuevo“.

Aunque no haciendo mención por esta vez, a los valores socialistas que pregonasen en un inicio sino más bien, en honor a los ya presentes y futuros conductores de esta segunda parte dotada de mayor pragmatismo de la saga: “Revolución Be bop”.