Maquiavélico Raúl

Durante muchos años se estudiarán los movimientos magistrales de cintura en política internacional tanto de Fidel como de Raúl Castro, cual obra de Nicolás Maquiavelo. Pero Raúl, si cabe, consigue incluso más con muchísimo menos, sentando cátedra en materia de pragmatismo desde su época al frente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).

Lo que sea que haya permanecido en una posición semierguida durante estos cincuenta y largos años, lo que quiera que sea que tras la ruina tan proverbial de la revolución ha mantenido al cubano unido al menos frente al caos, en cada poro de ello ha estado residiendo de algún modo Fidel “Guarapo” Castro, ya fuese por el aura de divinidad que supo procurarse en torno a su persona.

La mayoría de los cubanos nacieron con él ya como el big brother absoluto, que todo lo sabe y todo lo observa, pero además como el padre de la patria, que subió a la sierra con doce hombres maltrechos y bajó con el pueblo victorioso detrás (sin detenernos demasiado en detalles, como todos esos compañeros, colegas y seguidores traicionados que sacrificó en el camino). O bien por el temor que infunde; ni siquiera su hermano Raúl, que es su sangre, podría hacer nada con la oposición de Guarapo. Ni siquiera él. Continuar leyendo

Je suis Charlie

El atentado al semanario humorístico Charlie Hebdo hoy en País, Francia, es lo más parecido que hay a una locura colectiva.

Claro que no es más locura que la que encarna un batallón entrando a una población de Irak o Afganistán a liquidar a todo ser viviente sin contemplación, para luego apodar a los cadáveres como “daños colaterales”, es cierto que es más llamativamente cruel, a efectos de nuestras costumbres, de nuestras vidas ya no tan cómodas como nos gustaría creer, pero aún muy lejos de los ajetreos u objetivos socio económicos, de las diezmadas poblaciones de aquellos pobres países desangrados, primero, por sus propios dirigentes religiosos, sus extremismos, su particular interpretación del progreso del alma, y luego, por si fuese poco, el añadido de nuestras bombas y bayonetas.

Para el mundo, París representa lo lindo, está emparentado con la belleza, con el charme, con el glamour; hay que caminar mucho por esa ciudad para que, quienes no somos naturales de allí, encontremos algo objetiva e intrínsecamente feo, algo que antes de salir de la línea de producción no hubiese pasado el “departamento de buen gusto” . Continuar leyendo