Emociones mezcladas

Ayer una mezcla de militantes del Partido Comunista con cristianos no disidentes cantaron el Aleluya en la Plaza de la Revolución, en una plaza que no le pertenece a Fidel ni a Raúl, sino a todos los revolucionarios, independentistas, cristianos o ateos que lucharon y a muchos que murieron por algo más que disfrutar del poder perennemente.

¡Vaya avance!

Lo deseable hoy para la perla del Caribe son cambios positivos, que sitúe a Cuba en una senda progresista, necesitan Silicon Valley no el Vaticano, con su doctrina teóricamente humanista aunque medieval, pero en la práctica machista, misógina, clasista, avara, y sobre todo la institución más anti democrática de Occidente.

Cuba precisa democracia, debate, polémica, pesquisa, modernidad, mucha modernidad y sobre todo libertad infinita.

Aunque en honor a la verdad, la gente prefiere a estos nuevos portadores de una verdad indiscutible y única, hablando un solo día muy de vez en vez, que a Fidel cada fin de semana cuatro horas, además esperan alguna palabra de aliento y alguna postura no oficialista de parte del Papa, y a buen seguro que de parte de Bergoglio la tendrán, es un buen hombre, pero Cuba lo menos que necesita hoy, es cambiar una fe ciega en una ficción por otra.

Bergoglio tiene algo grande, como lo tiene Obama, son personalidades emergentes para salvar al sistema que los engendró, con un discurso crítico pero tendiente rescatar la mayor parte de “la cosa” sacrificando sólo lo necesario. Uno “aggiorna” a la Iglesia, el otro al capitalismo. Aunque no por dicha razón merecen ser acusados de falsos, ambos creen en la humanidad, en la concordia, en que el hombre puede ser amigo del hombre, y en todo caso, con respecto a Cuba, están mostrando nobleza y generosidad; pero hay que decir que los cubanos necesitan algo más, llevan mucho tiempo privados de casi todo lo que disfruta el mundo moderno, imperfecto pero libre; eso sí, ya les toca a ellos decidir cual será el sentido del cambio que darán a sus vidas.

En todo caso me quedo reflexionando sobre las palabras con que Bergoglio concluyó su intervención dominical post revolucionaria diciendo:

-Quien no vive para servir, no sirve para vivir.

Me dejan una sensación ambigua. Por un lado es una frase grandilocuente, hasta bonita, pero muy similar a los lemas acostumbrados en la isla, que juzgan quien sirve y quien no, quien es el elegido y quien el fariseo, y casualmente dichas, ora por un dirigente que vive en la abundancia y en el poder absoluto, ora por otro que vive en un Estado que cuenta con riquezas como para alimentar durante cinco generaciones a toda la humanidad.

Les diría:

Bergoglio, Raúl, Fidel, sepan que para vivir, está tan capacitado quien sirve a lo que ustedes consideran acertado como quien no lo hace, ya porque no puede o simplemente porque no quiere.

Tiene el mismo derecho derecho a vivir, quien encuentra satisfacción en entregarse a una causa que quién prefiere disfrutar de su sofá, de un buen banquete o de cualquiera de los placeres mundanos, como sucedáneos más socorridos e inmediatos de esa abstracta, intangible y a menudo etérea ilusión bautizada como: “felicidad”.

Tiene el mismo derecho a vivir quien interpreta el martirio, el sacrificio, la obediencia, la fe, la mansedumbre ante los jerarcas, como un modo de hacer el bien, que quien cree hacerlo experimentando la rebeldía, la duda, la búsqueda de valores, de belleza, de placer, de felicidad, de confort, de ruptura con lo establecido.

Ayer al ver a los militantes comunistas otrora represores de los religiosos, cantando Aleluya, y ayer en la recepción del Papa gritando “Cristo vive”, no pude evitar recordar aquellas frases que me solían decir diferentes autoridades en Cuba ante algún que otro desacato doméstico propio de la juventud:

“Si tu tío se levanta de la tumba y te ve se vuelve a morir” – Hoy como entonces pienso que quizás aquello fuese un poco exagerado, se me ocurre que Ernesto aprovecharía el fenómeno de haber resucitado, para eventos más trascendentes o placenteros que el raudo retorno al cajón a raíz de una indisciplina ordinaria de su sobrino.

Sin embargo tras ver esta obra bufa, creo que si mi tío se levantase de la tumba y viese todo lo que han hecho y están haciendo sus ex compañeros y colegas Fidel y Raúl, probablemente volviese a morir de un disgusto, pero antes seguramente, les dedicaría algunos epítetos, unas miradas torvas y no poco plomo.

Por otro lado pensé: ¿tanta represión, tanta carencias, tanta prisión, tanta prohibición, tantos abusos, para llegar a esto?

¿Tanto lío para esto?

Al cabo de estas interrogantes y asociaciones, me encontré de súbito tarareando “Mixed emotions”, de los Rolling Stones, que también quieren visitar Cuba el año próximo en marzo, y dar un concierto a todo trapo en el Estadio Latinoamericano.

He de admitir que a esa homilía, aunque se llenase de delatores del Partido, de oportunistas del CDR, aunque fuese Raúl a bailar al son de Honky Tonk Woman, si me lo permitiesen asistiría con mucho gusto, como fiel feligrés de sus majestades satánicas.

Todos tenemos nuestras debilidades

La Perla del Caribe y su novio del pasado

La muchacha bonita, ya no tan lozana, aunque todavía bella, poco a poco retorna al regazo de su ora amado, ora odiado príncipe.

Desde el mismo descubrimiento de América, Cuba fue la novia preferida, la elegida de los magnates del momento.

En aquellos tiempos en que en Tordesillas el mundo nuevo se dividió entre propiedad de España o de Portugal, la Perla del Caribe ya tuvo un trato privilegiado: se construyeron palacios, fortalezas, casonas, ciudades que no se construían en el viejo continente, se mudaron nobles españoles a la isla.

Por Cuba pasaban ufanos los barcos con las riquezas sustraídas que iban a la metrópoli; de entre todas las amantes que tuvo el imperio colonialista durante esos siglos, Cuba recibía un trato especial.

En cuanto se soltó de la mano de la avejentada y empobrecida Corona española, a través de la enmienda Platt supo recalar en los tersos brazos del flamante magnate moderno, los Estados Unidos de Norteamérica.

Para cuando esa relación se hubo enfriado, porque la novia de los ricos y famosos decidió que iba a probar suerte en la aventura autónoma, cuando amagó con independizarse nuevamente, ya tenía nuevo pretendiente, si bien no de gran alcurnia, sí con inigualable poder.

A los dos años del triunfo de la revolución, ya sin ambages, sin un Fidel jurando que rechazaba de plano el comunismo, Cuba, la bella, se puso de novia oficialmente con la URSS, con la cual ya llevaba un noviazgo extraoficial, aunque conocido por todo el barrio.

Si bien en aquel momento la patria de los soviets era una de las dos potencias mundiales, y en ese sentido Cuba podía presumir de un novio poderoso, lo cierto es que el glamour y la sofisticación holgaron por su ausencia, la Perla se vio en los rudos brazos de la dictadura del proletariado. Continuar leyendo

De olvidos y asombros

Las personas pueden hacer que nos enamoremos por diversas razones, están los que seducen con palabras, los que usan ropa o perfumes a tales efectos, los que hacen un dispendio del gasto, los que son graciosos, las personas bellas, el carácter, hasta el caminar, y seguramente las miradas, el pelo, la cara y algunos cautivan el amor del incauto con la destreza paseandera de sus labios,  lenguas, yemas y llamas.

Hay unos pocos que logran hacer que la gente caiga redonda a sus pies, rendidos por el huracán en modo de pasión irrefrenable, de amor auténtico, que les provoca el exceso de descaro, la desfachatez total y absoluta, una sobredosis de sinvergüenzonería que deja tan confundido al cándido flechado, que solícito y atolondrado se deja arrastrar hasta las fauces del impúdico Don Juan, o la audaz Afrodita.

Fidelistas, Raulistas, Revolucionarios de cartón, Involucionarios de vidrio, comunistas del tipo cubano-soviético, ”Jamás Verdaderos Comunistas”, oportunistas que se declaran de la ideología que les permita vivir sin trabajar y sentados en el trono del poder; tengo una pregunta:

¿Pudieron olvidar las soflamas constantes, las denuncias a vuestros hermanos, los ataques, los fusilamientos, los encarcelamientos, la marginación, la expulsión al exilio a quienes no compartían el deseo de exterminar a Estados Unidos y su Imperialismo, a quienes querían un sistema donde se permitiese viajar, tener una pequeña guarapera o un gran almacén de ropa?

¿Han logrado olvidar la humillación a que sometían a los ciudadanos que hiciesen pública su sensibilidad religiosa, su elección del mundo espiritual como compendio de normas para la convivencia, la marginación, el exilio, uniéndose al veinte por ciento de la población desterrada, a que los sometieron durante cuarenta años por no ser materialistas dialécticos, marxistas leninistas?

¿Se les hace difícil recordar como pisotearon y como desterraron todo rasgo individual del ser social? ¿cómo reprimieron los puntos de vista, no digo ya divergente o contrarios a los lineamientos del dios devorador Fidel, sino simplemente que no practicase una vergonzosa obsecuencia a sus caprichos?

¿Olvidaron como persiguieron desterraron, encarcelaron, prohibieron, alienaron todo artista que se saliese del discurso oficial y de las alabanzas al dirigente máximo y decidiese mostrar voz y criterio propio, exponiendo su condición de individuo y ciudadano?

Se los pregunto por una razón simple, es que hay muchas personas que no podrán olvidar eso tan fácilmente.

Habrá algunos que pegaran un salto de asombro, un respingo hacia atrás, una expresión de sorpresa, de asco, de bronca, de incredulidad inclusive, cuando miren que sin el más minino ejercicio de constricción, de rogar perdón a las víctimas, el que está haciendo de artífice de la entrada al capitalismo de Partido único hacia lo que está viajando hace años Cuba, es el mismo que fusilara y encarcelara a varios que sugirieron un acercamiento a Estados Unidos.

Y cuando observen y vean que quien dice que quiere volver a rezar a Dios, el que ahora se siente cerca del Vaticano, quien hace loas al Papa de Roma, es el mismo que consintió en marginar a todos los religiosos, permitiendo serios abusos de la población y las autoridades con quienes manifestaban un sentimiento religioso y desterró los símbolos de adoración en la isla que no fuesen al Marxismo Leninismo.

Hay muchos que estarán contentos con estos pretendidos avances, pero se mirarán a los ojos unos a otros sin encontrar palabras, con el semblante colonizado por el asombro más espontáneo, y tras preguntarse cual es la razón por la cual esta política deban comandarla los mismos que la reprimieron con todas sus fuerzas, los mismos que derribaron la amistad con EEUU y el Vaticano, una vez superada la sorpresa y el suspiro por el súbito ataque de atracción amorosa que el influjo de semejantes sinvergüenzas les provoque, exclamarán a viva voz y con el clásico brillo en los ojos de los amantes desorientados:

¿Qué es esto Compay? ¿Eh, eh?

El ron y la coca cola se extrañaban

Durante mucho tiempo se habían llevado excepcionalmente bien. Se profesaban cariño pero sobre todo se necesitaban. Tras un percance tormentoso estuvieron un largo período de tiempo separados. 

Por un lado iba la Coca Cola presumiendo de ser más saludable y seria que el ron. Por el otro iba el ron encargándose de la fiesta, vanagloriándose de su creatividad y su libertad.

Alejados uno del otro tejieron sus historias, hubo pequeñas y grandes traiciones, sucedáneos de amoríos, escándalos, rupturas y más traiciones. Nunca fueron del todo felices en aquél distanciamiento.

Este 17 de diciembre, día de la deidad Babalú Ayé del panteón afrocubano o de su equivalente cristiano San Lázaro, a expensas y gracias en gran parte al aporte del hielo, que ofició como concienzudo mediador, decidieron escenificar un aparcamiento de las diferencias, y se acercaron para sumergirse juntos en el trasluz de un vaso por primera vez en muchos años. Continuar leyendo