Seis medidas necesarias para recuperar la competitividad internacional

El transcurso del presente año reafirma la tendencia de caída tanto de las exportaciones como de las importaciones de nuestro país, lo que refuerza el hecho de que las ventas externas de la Argentina cerrarán el 2015 cerca de 24 mil millones de dólares por debajo de lo que fueron en el 2011, en un nivel aproximado a los 60 mil millones de dólares.

Y esto es lamentablemente esperable, ya que las políticas públicas castigan a potenciales motores de la economía, tal como lo es el comercio exterior. Tanto el peso impositivo como las impredecibles regulaciones afectan negativamente la competitividad internacional de nuestro país. En un mundo crecientemente global e integrado, la falta de certidumbre institucional constituye un enorme obstáculo para la planificación de largo plazo de las empresas, el cumplimiento con sus clientes, y -en consecuencia- para la inversión productiva orientada al mundo.

Como hemos analizado en un estudio realizado en el marco de la Fundación Atlas para una Sociedad Libre, diversos países de nuestra región -América Latina- han encontrado en el comercio exterior un importante motor para sus economías. En consecuencia, exportan por habitante sustancialmente más que la Argentina. Tal es el caso de Chile -que triplica las exportaciones per cápita de nuestro país (4358 dólares anuales contra 1671 dólares)-, de México (3160 dólares) y del vecino Uruguay (3077 dólares).

En los tiempos políticos que podrían anunciar el fin de una era (y el inicio de otra) para la economía de nuestro país, esta crisis puede surgir como una enorme oportunidad para dar un giro hacia la sensatez que nos encamine hacia políticas que no son discutidas por los países -tanto desarrollados como en desarrollo- que crecen. Resulta fundamental realizar reformas simples y claras basadas en seis principios para recuperar la competitividad perdida, la previsibilidad y el crecimiento orientado al mundo, a saber:

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Mercosur: ¿fin de un matrimonio por obligación?

Las actuales negociaciones dentro del bloque Mercosur –cuyos resultados se verían concretados en la próxima cumbre del mes de junio en Brasil- muestran un cambio fundamental en la historia de este proceso de integración nacido entre 1991. La posibilidad por parte de los países miembros de firmar acuerdos comerciales con países externos al bloque marcaría un punto de inflexión respecto de las más de dos décadas de existencia del acuerdo.

¿Qué significaría este cambio? Hasta el momento los países del Mercosur sólo pueden firmar acuerdos comerciales con terceros países en bloque. Es decir, todos o ninguno. Ésta es una de las grandes diferencias con otros procesos de integración del continente como el NAFTA (Tratado de Libre Comercio de América del Norte, integrado por Canadá, Estados Unidos y México) en el que cada país puede establecer tratados de forma independiente. Un ejemplo de esto, es el acuerdo de libre comercio México-Unión Europea. Esta posibilidad, dota a los procesos de integración económica de un dinamismo competitivo positivo. A la inversa, la posibilidad de negociar sólo en bloque desincentiva esta tendencia y consolida el proteccionismo en importantes sectores de la economía. Continuar leyendo

No todos los “socialistas del siglo XXI” son iguales

Solemos escuchar una referencia unívoca al “socialismo del siglo XXI” en alusión a las políticas llevadas a cabo por  diferentes presidentes de América Latina, tales como Chávez-Maduro en Venezuela, Correa en Ecuador, Morales en Bolivia y Cristina-Néstor Kirchner en Argentina. Pero a la hora de analizar algunos números de las economías de estos países, nos sorprende ver la llamativa diferencia entre un indicador como es la inflación, clave en la determinación del poder de compra de la ciudadanía, especialmente de los más humildes.

Mientras que la inflación en Venezuela resulta superior al 60% anual y en Argentina cercana al 40%, en los otros países del  aquel grupo es marcadamente inferior, situándose en  niveles cercanos a los de países desarrollados. En el caso de Bolivia se encuentra por debajo del 4% y en el de Ecuador se acerca también al 4%. Continuar leyendo