El mejor consejo que he recibido fue de mi padre, un doctor en astrofísica de Harvard, que dio su corazón por nuestra Argentina natal (construyendo, entre otras cosas, el mayor radiotelescopio de Sudamérica) y que fue retribuido por el gobierno argentino con humillación y con un exilio forzado en los Estados Unidos. Su consejo fue: “Nunca vuelvas a la Argentina” y, aunque murió en 1983, cuando yo tenía solo 22 años, y realmente estaba tentado de regresar a la Argentina cuando el país parecía estar convirtiéndose en la democracia que soñamos, nunca volví.
Dudo de publicar este artículo porque no quiero contradecir personas que amo y viven en Argentina, queridos amigos y familia, y la gente que trabaja en Educ.ar (el emprendimiento sin fines de lucro que lancé en Argentina y que se ha convertido en la red educativa digital más grande de Latinoamérica). Pero al mismo tiempo, LinkedIn (1) está enfocado en la vida y las carreras de las personas y este consejo me resultó realmente útil a mí. Este artículo no tiene como intención hacer un llamado a la emigración masiva, sino a explicar por qué creo que, si hubiese regresado, las frecuentes recaídas de mi Argentina natal le habrían causado unos tremendos golpes a mi carrera.
Entonces, aquí un resumen: nací en Argentina en los años 60 durante la dictadura militar que atacó a mi padre personalmente a través de la fuerza militar durante la “noche de los bastones largos“. Este fue un momento violento y doloroso, en el cual mi padre y otros profesores fueron golpeados por la policía en Buenos Aires. Entonces, en los 70, mi primo hermano y casi hermano David Varsavsky, de 17 años, fue secuestrado y asesinado por la dictadura militar argentina. Esto fue cuando mi padre nos trajo a los EEUU. Luego, en los 80, la Argentina experimentó una inflación tremenda que acabó con los ahorros de muchos ciudadanos. A finales de los 90 y principios de los 2000, Argentina sufrió el “corralito“, que una vez más terminó con los ahorros de muchos ciudadanos al bloquear el acceso a sus cuentas bancarias y pagarles con pesos devaluados en vez de los dólares prometidos. Y el año pasado, una vez más, se les denegó a los argentinos el libre acceso a las monedas extranjeras mediante nuevas regulaciones que otra vez intentan destruir los ahorros de los argentinos. Entonces, durante los últimos 50 años, los diferentes gobiernos de Argentina, han fallado en proveer seguridad personal y financiera a sus ciudadanos. El delito ha pasado de ser inusual a ser habitual y muchos de los miembros de mi familia han sido víctimas de la delincuencia, incluida mi esposa, que fue atacada sólo cuatro horas después de llegar a Buenos Aires.
Podría agregar más a esta lista pero creo que ya se dan una buena idea del contraste que mi vida en Argentina hubiese tenido con mi actividades como feliz y exitoso emprendedor tecnológico que, en los últimos 25 años, ha logrado construir cuatro compañías valuadas en más de 500 mil millones de dólares, instaladas en democracias estables y seguras. Estoy muy convencido de que no hubiera podido crear compañías como Jazztel, Viatel o Fon operando en Argentina, en condiciones como las que describí anteriormente.
Ahora, no me malentiendan, amo Argentina. Pero si no hubiera escuchado a mi padre, probablemente hubiese entrado y salido de la quiebra un par de veces en mi vida, algo que les ha pasado a bastantes amigos argentinos que nunca terminan de sorprenderse de la astuta habilidad del gobierno argentino para implementar políticas equivocadas.
(1) El presente artículo fue publicado originalmente en LinkedIn. Traducción: Infobae