Cacerías de fauna: de Zimbabue al Chaco

Cecil era un macho alfa de león de 13 años que vivía en el Parque Natural Hwange en la República de Zimbabue  A lo largo de su vida seguramente tuvo que dar grandes batallas contra otros machos para lograr ser el dominante de su harén, sitio que ocupaba antes de ser asesinado por un odontólogo estadounidense aficionado a la caza de grandes mamíferos. Seguramente Cecil perdió muchas de esas compulsas siendo joven, hasta que fue adquiriendo mayor tamaño, más experiencia y mejores destrezas, que lo llevaron a conquistar el lugar jerárquico más codiciado de la manada.

El león macho es el encargado de mantener el territorio, campear y marcarlo para que no entren otras familias de leones a robarles las presas. En época de celo es también el responsable de pelear con otros machos para mantener sus derechos sobre la manada de hembras. Cuando un animal social muere, la noticia no solo es triste en sí misma, por la pérdida individual, sino que provoca también una conmoción en la estructura social en la que el individuo estaba inmerso. Es muy frecuente -en algunos felinos y primates- que al quedar vacante el lugar del macho alfa otros machos periféricos intenten ocupar ese lugar y que, una vez que lo han obtenido, cometan infanticidios con las crías preexistentes para borrar todo rastro genético de machos anteriores. En este caso, Cecil dejó 24 cachorros de su linaje que probablemente hayan corrido o corran esa suerte durante la lucha por el control del harén de hembras. Como podemos ver, el problema va mucho más allá de la muerte de Cecil. Continuar leyendo

El impacto de los árboles en la salud humana

Es bien conocido el efecto beneficioso que tienen los árboles sobre la reducción de la contaminación del aire. Son capaces de disminuir la cantidad de partículas en suspensión, especialmente las muy pequeñas (menores a 2.5 micras), que son las más perjudiciales. También absorber gases contaminantes (dióxido de nitrógeno, ozono, dióxido de azufre) a través de sus hojas.

Se estima que en Estados Unidos los efectos sobre la salud humana de la contaminación del aire tienen un costo de 6800 millones de dólares al año. Un estudio recientemente publicado en la revista Environmental Pollution, a cargo de investigadores de la Estación de Investigación del Norte del Servicio Forestal y del Instituto Davey, vincula directamente la eliminación de la contaminación del aire con la mejora de los efectos en la salud humana. El estudio demostró que la eliminación de la contaminación por parte de los árboles salva 850 vidas y previene 670.000 casos de síntomas respiratorios agudos cada año en Estados Unidos.

Si bien este fenómeno equivale a una mejora en la calidad del aire menor al 1%, el impacto resulta muy significativo. El estudio se realizó a lo largo de todos los Estados Unidos, demostrándose que si bien la eliminación de la contaminación es mucho mayor en las zonas rurales que en las urbanas, donde vive el 80% de la población, los efectos benéficos sobre la salud humana allí son mucho mayores.

Los resultados de este tipo de estudios deberían ser tenidos en cuenta por gobernantes y legisladores de nuestro país. Por algunos ejemplos recientes que citaré parecería no ser el caso en la CABA y sus alrededores. Cuando se realizó la obra del Metrobus en la 9 de Julio, según el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, era necesaria la eliminación de 28 árboles que estarían en malas condiciones fitosanitarias y el trasplante de otros 277 ejemplares arbóreos. Inmediatamente los expertos advirtieron que la forma y modalidad del trasplante llevaría a una mortalidad de más de la mitad de los ejemplares en menos de dos años, pero fueron desoídos.

El gobierno porteño admitió recientemente que el déficit de espacios verdes en la Ciudad es muy elevado y lanzó un proyecto para hacerle frente a este problema siete años después de haber asumido la gestión y responsabilizando casi exclusivamente al cambio climático de la mayoría de los problemas ambientales. Paradójicamente, inmediatamente después de estos anuncios,el Gobierno de la Ciudad presentó dos proyectos de ley que pretendían quitarle 7,5 hectáreas a la Reserva Ecológica Costanera Sur, uno de los principales pulmones de la ciudad, para convertirlas en un depósito de vehículos livianos y pesados y también un basural. Afortunadamente algunos legisladores, muchas ONGs ambientalistas de reconocida trayectoria y los vecinos organizados advirtieron acerca de los problemas que esto acarrearía y el proyecto fue descartado.

En San Isidro, los vecinos también se encuentran actualmente luchando por la defensa de 43 mil metros cuadrados de espacios verdes del predio del Hipódromo que quieren ser destinados a proyectos inmobiliarios. En los últimos dos meses en Salta se desmontaron 6350 hectáreas de bosques que estaban amparadas por la ley de bosques.

Es importante acercar a nuestra comunidad y a nuestros representantes la información de este tipo de estudios con un lenguaje sencillo y con datos concisos y contundentes. Si se gestiona y legisla respetando el medio ambiente y aumentando la cantidad de espacios verdes por encima de los intereses de los depredadores de la construcción, mejorará no sólo el aspecto de nuestras ciudades sino la salud de sus habitantes y la calidad del aire que respiramos todos los días.