Es bien conocido el efecto beneficioso que tienen los árboles sobre la reducción de la contaminación del aire. Son capaces de disminuir la cantidad de partículas en suspensión, especialmente las muy pequeñas (menores a 2.5 micras), que son las más perjudiciales. También absorber gases contaminantes (dióxido de nitrógeno, ozono, dióxido de azufre) a través de sus hojas.
Se estima que en Estados Unidos los efectos sobre la salud humana de la contaminación del aire tienen un costo de 6800 millones de dólares al año. Un estudio recientemente publicado en la revista Environmental Pollution, a cargo de investigadores de la Estación de Investigación del Norte del Servicio Forestal y del Instituto Davey, vincula directamente la eliminación de la contaminación del aire con la mejora de los efectos en la salud humana. El estudio demostró que la eliminación de la contaminación por parte de los árboles salva 850 vidas y previene 670.000 casos de síntomas respiratorios agudos cada año en Estados Unidos.
Si bien este fenómeno equivale a una mejora en la calidad del aire menor al 1%, el impacto resulta muy significativo. El estudio se realizó a lo largo de todos los Estados Unidos, demostrándose que si bien la eliminación de la contaminación es mucho mayor en las zonas rurales que en las urbanas, donde vive el 80% de la población, los efectos benéficos sobre la salud humana allí son mucho mayores.
Los resultados de este tipo de estudios deberían ser tenidos en cuenta por gobernantes y legisladores de nuestro país. Por algunos ejemplos recientes que citaré parecería no ser el caso en la CABA y sus alrededores. Cuando se realizó la obra del Metrobus en la 9 de Julio, según el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, era necesaria la eliminación de 28 árboles que estarían en malas condiciones fitosanitarias y el trasplante de otros 277 ejemplares arbóreos. Inmediatamente los expertos advirtieron que la forma y modalidad del trasplante llevaría a una mortalidad de más de la mitad de los ejemplares en menos de dos años, pero fueron desoídos.
El gobierno porteño admitió recientemente que el déficit de espacios verdes en la Ciudad es muy elevado y lanzó un proyecto para hacerle frente a este problema siete años después de haber asumido la gestión y responsabilizando casi exclusivamente al cambio climático de la mayoría de los problemas ambientales. Paradójicamente, inmediatamente después de estos anuncios,el Gobierno de la Ciudad presentó dos proyectos de ley que pretendían quitarle 7,5 hectáreas a la Reserva Ecológica Costanera Sur, uno de los principales pulmones de la ciudad, para convertirlas en un depósito de vehículos livianos y pesados y también un basural. Afortunadamente algunos legisladores, muchas ONGs ambientalistas de reconocida trayectoria y los vecinos organizados advirtieron acerca de los problemas que esto acarrearía y el proyecto fue descartado.
En San Isidro, los vecinos también se encuentran actualmente luchando por la defensa de 43 mil metros cuadrados de espacios verdes del predio del Hipódromo que quieren ser destinados a proyectos inmobiliarios. En los últimos dos meses en Salta se desmontaron 6350 hectáreas de bosques que estaban amparadas por la ley de bosques.
Es importante acercar a nuestra comunidad y a nuestros representantes la información de este tipo de estudios con un lenguaje sencillo y con datos concisos y contundentes. Si se gestiona y legisla respetando el medio ambiente y aumentando la cantidad de espacios verdes por encima de los intereses de los depredadores de la construcción, mejorará no sólo el aspecto de nuestras ciudades sino la salud de sus habitantes y la calidad del aire que respiramos todos los días.