En el mes de Septiembre publiqué en este mismo espacio una columna titulada La otra feria de Pompeya en la cual reflexionaba acerca del tráfico de fauna y acerca de cómo la Ciudad de Buenos Aires, al igual que todas las grandes ciudades latinoamericanas, funciona como destino concentrador del tráfico ilegal de fauna ya que es donde se comercializan la mayor cantidad de animales silvestres. El último domingo, en un operativo en el que participaron la Policía Metropolitana y la Secretaria de Ambiente de la Nación, más de 100 ejemplares de especies silvestres de aves y reptiles que eran vendidas ilegalmente -muchas de ellas en peligro de extinción- fueron secuestradas y siete personas fueron detenidas aguardando la decisión de la jueza que entiende en la causa. Según el fiscal Matías Michienzi las especies estaban hacinadas y desnutridas. Si bien muchos nos indignamos al leer estas noticias, muchas veces pasamos por alto que esas especies decomisadas van a parar al Zoológico Porteño y a otros centros que se encargan de su rehabilitación. Continuar leyendo