La inflación ministerial argentina

Entre las funciones del presidente se encuentra la designación de funcionarios. Esto es así en la mayoría de los países, y el presidente puede nombrar y remover a sus colaboradores más cercanos, sean estos Ministros o Secretarios. Nuestros país tiene una particularidad aún mayor: el presidente puede hacer cambios en la estructura del gabinete vía decreto. Salvo la Jefatura de Gabinete de Ministros, cuyo cargo se encuentra en el artículo 100 de la Constitución Nacional, el resto de los ministerios pueden ser modificados por el solo arbitrio presidencial.

Argentina mantuvo durante muchos años (desde 1940 hasta bien entrados los 90) una estructura modesta, que según el estudio liminar de Waldino Suarez (1985), no superó los ocho ministerios. Esta estructura se mantuvo casi igual durante los primeros años de la democracia y hasta el año 2000, donde se amplió a diez carteras. En 1994 se incluyó en la reforma de la Constitución la Jefatura de Gabinete, por lo tanto en 20 años de gobiernos democráticos, la estructura del gabinete no sufrió grandes cambios, más allá de las denominaciones de los ministerios.

En 2001, se sumaron algunas carteras como Turismo, Deporte y Cultura y Seguridad Social, que aumentaron a trece el número de ministros. En 2002, Eduardo Duhalde, volvió a once ministerios, con la inclusión del Producción dentro del gabinete. Los cambios siempre respondían a visiones políticas de los mandatarios y también a cuestiones coyunturales.

Durante el mandato de Néstor Kirchner y hasta 2007 la estructura no sufrió cambios, pero al asumir CFK se creó un nuevo ministerio, Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Se comenzó aquí un proceso muy particular en donde la Presidente crea un ministerio siempre que la situación lo amerita o lo cree conveniente. En 2008, en plena crisis con el campo, se creó el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca. Lo mismo ocurrió en 2010, cuando a partir de una problemática que se repite, se decidió separar Justicia y Seguridad y este último pasó a ser Ministerio, bajo las órdenes de Nilda Garre.

A fines de 2008, CFK creó el Ministerio de Industria, que en gran parte retornaba la idea del Ministerio de Producción de Duhalde, que fue absorbido por Economía al asumir Roberto Lavagna el cargo. El nuevo ministerio, a cargo de Débora Giorgi, parece ser una potestad del peronismo, siendo Perón quien lo creó en 1949 por primera vez.

Pero la seguidilla de designaciones no se termina ahí. En 2010 se creó el ministerio de Turismo, que se mantiene hasta hoy. A esto se le suma, el Ministerio de Cultura, a cargo de la cantante Teresa Parodi, creado en los últimos días.

En la mayoría de los casos, y desatendiendo los principios republicanos y democráticos, la presidente decidió estos cambios vía decreto, modificando la Ley de Ministerios y ahorrando el engorroso trámite de enviar al Congreso una nueva ley.

La actual estructura ministerial es en total de dieciséis ministerios, exactamente del doble de lo que Waldino Suarez describe durante su análisis entre 1940 y 1980, que se mantuvo durante los dos primeros gobiernos democráticos y casi un 50% más que durante el período 2000-2003.

Variación de la cantidad de Ministerios desde 1983 hasta la actualidad (elaboración propia)
graficoministerios

Si comparamos con los países limítrofes, Argentina tiene apenas más ministerios que Uruguay, que cuenta con trece carteras y queda por detrás de Chile con veintiuno o Brasil con veinticinco ministerios.

La estructura ministerial de Argentina se mantuvo durante los primeros gobiernos democráticos y se transforma en una estructura de carácter semi-rígida en tanto su conformación se ha mantenido relativamente estable desde la recuperación democrática. La parte de “estructura rígida” está compuesta por: Interior, Educación, Salud, Economía, Defensa, Relaciones Internacionales y Culto, Justicia y

Trabajo, que con cambios en denominaciones o traspaso de áreas, se mantuvo sin cambios desde 1983. Pero el carácter semi-rígido de la estructura ministerial, también se conjugó con diferentes mutaciones que a los largo de los últimos 30 años han producido cambios en la misma. Estos cambios, aunque no modifican de manera drástica el gabinete, ya que esta estructura semi-rígida y como plantea María Eugenio Coutinho (2007), permite cierta flexibilidad del gabinete y, sobre todo, dinamismo ante los cambios y coyunturas. El gabinete argentino, no sólo permitió esto, sino que fue permeable a los estilos y estrategias de los presidentes de turno. Así, y particularmente desde 2003, se han producido grandes cambios, con creación de nuevas áreas con carácter de Ministerio.

A nivel regional, en casi todos los países, hay un Ministerio de Cultura, o semejante. No es menos cierto, su importancia y relevancia en materia de los procesos de inclusión y desarrollo social, como así también de diversidad y tolerancia de las diferentes culturas, más aún si pensamos en la necesidad de afianzar procesos que permitan construir nuevas subjetividades y reforzar la idea de ciudadanía.

Pero, no es menor el detalle, de que a este gobierno le quedan poco más de 500 días, y que no tiene posibilidad de reelección, por lo cual es poco, o nada, lo que un nuevo Ministerio puede aportar, más en materia de cultura donde los procesos son más complejos y por tanto, más extensos.

Así, como en el mundo del naturismo, Jean-Baptiste Lamarck inmortalizó la frase “la función crea al órgano”, desde la política podríamos agregar, que el órgano no crea a la función.

El voto estratégico: la “vedette” de las elecciones

Se aproxima el 27 octubre y las campañas por captar votos no conocen límites ni fronteras. Pero como viene pasando en los últimos años, la estrategia de algunos candidatos parece estar orientada a obtener el ya famoso “voto útil” o “voto estratégico”.

Todos hablan o reclaman el “voto estratégico”, todos dicen ser sus destinatarios y los analistas se los arrogan a diferentes políticos. Pero el voto estratégico es aquel que en los últimos años ha beneficiado, al menos transitoriamente, a algunos políticos y perjudicado a todos. El caso más notable es el que sufrirá Francisco De Narváez a manos de Sergio Massa en pocas semanas. Hablar de voto estratégico es hablar de aquellos votantes que preferirían inicialmente votar por “C”, pero dado que “C” que no tiene chances de ganarle a “B” y para evitar que este gane, votan por “A”, al que no les molesta votar y que además le gana a “B”. De esta forma, alguien que tenga intenciones de votar por “C”, termina haciéndolo por “A”, y así evita que gane “B”.

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Los 12 trabajos de Daniel Osvaldo Hércules (Presidenciales 2015)

La carrera hacia el 2015 parece un drama griego, y Daniel Scioli parece encaminado a convertirse en el candidato del kirchnerismo para las presidenciales de 2015. Pero para lograrlo, el gobernador deberá sortear 12 pruebas, así como hizo Hércules para reclamar su legítimo derecho a la corona. Scioli es hoy el heredero más fuerte de Néstor y Cristina, así como Hércules era el hijo más fuerte de Zeus y Alcmena (una reina mortal), quien según cuenta la leyenda una noche adoptó la apariencia de su marido durante la ausencia de éste. Y así, como sucedió míticamente en el Peloponeso, Daniel Scioli deberá afrontar una serie de pruebas para ser coronado con la tan ansiada candidatura presidencial.

Los 12 trabajos míticos de Daniel Osvaldo Hércules en el Peloponeso serían:

1) Matar al león de nemea y despojarle su piel: Al igual que Hércules, Scioli deberá “matar” algunos adversarios, y Sergio Massa es el principal. Sin figuras fuertes dentro del gabinete, el gobernador deberá desmitificar y contrarrestar la figura de Massa, por lo menos en territorio bonaerense. El principal desafío de Scioli será lograr que Massa desista de una candidatura nacional, y en el mejor de los casos, convencerlo de ir por la gobernación, aunque esta jugada podría ser riesgosa para el “kirchnerismo duro”.

2) Matar a la Hidra de Lerna: Los principales problemas de Scioli son: la falta de confianza de varios sectores del kirchnerismo con respecto a su lealtad “al modelo”, y su enfrentamiento con La Cámpora. Sin embargo, su rol activo en la última campaña, y su fidelidad a Cristina, permiten pensar que Scioli tendrá la cintura necesaria para poder contener a los sectores más duros del kirchnerismo.

3) Capturar a la Cierva de Cerinea: El sindicalismo es uno de los ejes del peronismo, y capturar su apoyo mayoritario será una tarea muy difícil. En ese sentido, el gobierno ha hecho fuertes intentos por articular una alianza con ellos que evite fisuras y problemas sociales. Los resultados fueron magros, y cuando hubo problemas logró dividir a la CGT y a la CTA. Scioli tendrá entonces, que negociar con varios líderes sindicales para sumar un apoyo significativo.

4) Capturar al Jabalí de Erimanto: Los gobernadores peronistas son otro factor de poder. De los que responden a la Casa Rosada, solamente tres tienen aspiraciones presidenciales: Juan Manuel Urtubey de Salta, Sergio Uribarri de Entre Ríos y Jorge Capitanich de Chaco. Los dos últimos, sin posibilidad de reelección en sus provincias. Scioli deberá convencerlos de que bajen sus posibles postulaciones y acompañen su candidatura.

5) Limpiar los establos de Augías en un sólo día: El PJ puede ser un puente de plata o un muro de piedra. Scioli deberá domar a los jefes del PJ y a los grupos más duros y convencerlos de que acompañen su candidatura. Para ello, ya anunció que el mejor mecanismo para elegir el candidato del peronismo para 2015, debería ser por medio de las PASO.

6) Matar a los Pájaros del Estínfalo: El poder electoral recae en gran medida en los intendentes bonaerenses. Éstos han hecho del pragmatismo su forma más clara de praxis política. Han acompañado a Menem, a Duhalde, a Ruckauf y a Solá, pero también han pasado a las filas de otros dirigentes antes de que la sangre llegue al río. Scioli tiene la difícil tarea de domesticarlos, evitar más fugas a manos de Massa y contenerlos para la batalla del 2015.

7) Capturar al Toro de Creta: Las elecciones legislativas serán una prueba fundamental en la carrera hacia la candidatura presidencial de 2015. Scioli asumió un rol importante en la campaña de Martín Insaurralde, lo cual podría traerle efectos negativos en sus aspiraciones  si se repitiesen los resultados de las PASO. Sin embargo, después de octubre, “el fenómeno Massa” podría diluirse entre los 257 diputados nacionales, y Scioli seguirá siendo el gobernador de la provincia más grande de la Argentina.

8) Robar las Yeguas de Diomedes: Luego de 10 años de “peronismo patagónico”, pero con base en la provincia de Buenos Aires, Scioli deberá elegir como compañero/a de fórmula a alguien que no sea de la provincia de Buenos Aires y que tenga peso político, en primer lugar para ensanchar sus posibilidades, pero sobre todo, para romper con la maldición de que los gobernadores de Buenos Aires no llegan a la Presidencia de la Nación por medio  del sufragio popular.

9) Robar el cinturón de Hipólita: CFK será una pieza clave en cualquier armado kirchnerista de acá al 2015. A pesar de su pérdida de poder por la imposibilidad de la reelección, y ante la falta de un candidato del círculo íntimo, la “jefa” mantendrá grandes niveles de decisión. En esta línea, el principal desafío de Scioli será demostrar lealtad a la mandataria y al “modelo”, pero también ganarse la confianza de un electorado ya fatigado por sus formas. El rol de Scioli en la campaña para las legislativas, y sus últimas declaraciones, parecen ir en el sentido de un acercamiento entre ambos.

10) Robar el ganado de Gerión: Tras doce años de gobierno kirchnerista será necesario dar señales de cambio dentro de la continuidad. Scioli aparece como un kirchnerista moderado, y por tanto podrá atraer el interés de varios sectores que propugnan un cambio “dentro” del modelo y no “del” modelo.

11) Robar las manzanas del jardín de las Hespérides: Deberá trabajar para no dividir el voto peronista. En ese sentido, la experiencia de las PASO en la Ciudad con UNEN, llevándose más de un tercio del electorado, encendió las alarmas en el peronismo. En un escenario con el panradicalismo, el socialismo y la centroizquierda unificada por un lado, y el PRO por el otro, llevar dos o tres candidatos peronistas podría dejarlo debilitado para el ballotage, o simplemente ser superado por otra fuerza política.

12) Capturar a Cerbero y sacarlo de los infiernos: El gobernador bonaerense deberá mantener su moderación discursiva y evitar enfrentamientos con la prensa, y sobre todo con Clarín, aunque ello sea insoportable para el kirchnerismo más duro, o para viejos rivales como Martín Sabbatella, quien tiene a cargo el AFSCA y comanda la embestida final por el cumplimiento de la Ley de Medios.

Finalmente, la característica del drama griego, a diferencia de otros géneros, es que cuenta con un final trágico. Daniel Scioli tiene muchísimas fortalezas, así como las tuvo Hércules. No obstante ello, deberá afrontar estos 12 trabajos si es que quiere buscar su lugar en la historia.