Del Chacho a Mauricio

El hartazgo del kirchnerismo produce otra aventura radical.

sobre informe de Consultora Oximoron,
Redacción final Carolina Mantegari

Introducción
El resurgimiento

La clavada consagración presidencial de Mauricio Macri, El Ángel Exterminador, arrastra un acontecimiento complementario.
El resurgimiento de la Unión Cívica Radical, que se dispone a co-gobernar. A través de Cambiemos. Junto al ascendente PRO, expresión institucional del macricaputismo. Y con la Coalición Cívica, partidito menos trascendente que su conductora, la señora Elisa Carrió, La Demoledora. Radical originaria.

Como en 1983 con Raúl Alfonsín, El Providencial, en 1999 con Fernando De la Rúa, El Desairado. Cada 16 años. Otra vez los radicales, en 2015, se preparan para ejercer las responsabilidades del poder. Las que supieron asumir con relativa suerte. Sin gran originalidad para los epílogos.
Conste que “todo, en la Argentina, termina mal”.

Los radicales emergen como los máximos beneficiarios de la debacle kirchnerista.
Recuperan gobernaciones sustanciales. Multiplicidad de intendencias. Legislaciones innumerables. Y hasta la vice gobernación de Buenos Aires.
A partir del próximo domingo, los radicales consolidan la vigencia nacional. Ponen sus planteles a disposición para ocupar los casilleros de las dos administraciones conquistadas. La Provincia Inviable, Buenos Aires, y la Nación. En el reparto no se incluye el Artificio Autónomo de la Capital, donde los radicales compitieron a través de Martín Lousteau, El Personaje de Wilde. Entonces muy poco les faltó para que amargaran a Horacio Rodríguez Larreta, El Geniol. Y que acabaran con la trayectoria de Mauricio, el benefactor que los devuelve al primer plano.

Osiris Alonso D’Amomio
Director Consultora Oximoron

————————————————————————————-

En 1999 los radicales venían también en caída libre. Pero igualmente Raúl Alfonsín se las ingenió para capitalizar el agotamiento del peronismo, en su versión menemista. Y para volver, a través del acercamiento con el Frente Grande, del progresista por entonces hegemónico, Carlos Chacho Álvarez, El Renunciador. Vicepresidente de El Desairado.
En 2015, los radicales consolidan la epopeya del regreso a través del acercamiento con Mauricio Macri. Fue sabiamente instrumentado por el inmortal Nosiglia, El Coti, Nuestro Richelieu. Es -Coti- el verdadero hilo conductor de esta historia. Desde 1983.
Richelieu Nosiglia redescubrió en Macri al Sucesor Ideal de La Doctora. El más capacitado para aprovechar el agotamiento cíclico del peronismo, en su versión kirchnerista.

Desde El Chacho a Mauricio se registró un desplazamiento radical hacia el centro (no decir nunca hacia la derecha). Aparte, para el macricaputismo, esas (derecha e izquierda) son categorías ideológicas muy devaluadas. Mantenían su asidero en el siglo veinte, según la concepción del pensador Jaime Durán Barba, El Equeco, ampliamente reivindicado por Pablo Avelluto, El Teórico Tapado.
Como se descuenta, PRO mantiene la impertinencia que desconcierta a los cientistas sociales. La osadía de presentarse como la “nueva política”. Asociada a la idea casi privatizada del “cambio”.
Un cambio irresistible que cabalga sobre la ola del hartazgo cultural generado con impaciencia por el kirchnerismo.

Peronistas perdonables

Cambiemos contiene, también, otras relevantes promesas de la “nueva política”. De la magnitud de la señora Patricia Bullrich, La Heterodoxa. O peronistas originarios como Eduardo Amadeo, El Renovado Constante. Coinciden con los perdonables “peronistas críticos”. Los enemigos declarados del kirchnerismo. Los que priorizan, sin sentimientos de culpa, su indispensable eliminación. Aunque promuevan, como daño involuntario, el regreso radical que minimizan.
“Son peronistas que están con PRO, no con Cambiemos, no te confundas -confirma la Garganta- Declaran inexistente a la Coalición Cívica”.
Muchos de los peronistas perdonables se enrolaron en la Franja de Massa. Y hoy se encuentran a tiro de la Banelco de Mauricio.
Planifican, como objetivo estratégico, renovar al peronismo. Después de vencerlo. Para salvarlo.

Los peronistas perdonables apuestan fervorosamente por “el cambio”. Complementan la oferta surtida de Cambiemos, que entusiasma al nutrido periodismo militante de los abnegados morraleros de la comunicación.
Es de esperar que el entusiasmo de los periodistas morraleros, por Mauricio, les dure algo más que el entusiasmo manifestado oportunamente por Néstor Kirchner, El Furia.
Para que no vuelvan a ser de decepción fácil. Y no broten, en la primera de cambio, los distanciamientos.

Botas prestadas

Para imponerse, aparte del hartazgo, el macri-radicalismo tuvo, a su favor, el catastrófico fracaso de La Doctora. En su carácter, sobre todo, de estratega.
Junto con el desempeño reprochable de Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, el competidor de Mauricio. En el último tramo, Scioli desperdició los méritos acumulados durante 12 años. En los que predominó “el misterio de su presencia ausente”.
Ahora resulta que la campaña de Scioli es mucho peor que mala. Es equivocada. Sin la menor inteligencia electoral. Se encuentra entregado a la siembra obvia del temor que no asusta, en definitiva, a nadie.
No obstante, al cierre del informe, persiste una vaga esperanza. Que el discurso apocalíptico lanzado sobre Macri haya prendido algo. Sobre todo entre los sectores dependientes de la población.

Cuando se encontraba en alza, y el triunfo parecía inapelable en la primera vuelta, Scioli se mostraba, hasta de manera corporal, como el próximo presidente. Fue cuando aquí se editó: “Se va el kirchnerismo, viene el peronismo”, cliquear. Anticipaba el conflicto entre la nueva estructura de poder, inspirada en La Liga de Gobernadores -la columna vertebral del peronismo- (cliquear), y los kirchneristas duros que arrastraban al país hacia el colapso.
Lejos estaba Oximoron de advertir que la señora María Eugenia Vidal, La Chica de Girondo, iba a vacunarlo sorpresivamente a Aníbal, El Neo Corach, en La Provincia Inviable. Y que en adelante, quien iba a mostrarse como próximo presidente, hasta de manera corporal, era Macri.

El cambio de favorito desenfocó a Scioli. Lo desalojó de su propio eje. Motivó que Scioli culminara su batalla entre improvisaciones y bartolerismos. Con el recitado de las reivindicaciones fantasiosas que reclamaba el kirchnerismo más duro.
En su impotencia, Scioli decidía cesar con las botas puestas. Más grave aún, con botas prestadas. Botines desgastados que para colmo le calzan mal.

Conclusiones preliminares

Si Macri fuera lo que Scioli dice que Macri es, el macricaputismo sería, para la Argentina de hoy, lo más recomendable.
Lamentablemente de ningún modo Macri es lo que Scioli dice que Macri es. Pero sería fascinante que lo fuera.
En realidad, el Macri que hoy Scioli impugna, es precisamente aquel Macri que Scioli necesitaba ser.
Para resolver el mitológico clavo heredado de los holdouts. Reconciliarse con los capitales. Generar “un clima de inversiones”. Mantener una relación sensata con el Fondo Monetario Internacional.

Como Scioli, en el fondo Macri es otro centrista que mantiene, como techo ideológico, la vacilación tibia del desarrollismo.
Suficiente para quedarse -desde un partidito urbano menos interesante que la proyección de su figura- con la suma del poder público.

Así como La Cámpora es una Agencia de Colocaciones, el macrismo de pronto asume el riesgo de convertirse en una Agencia Seleccionadora de Personal. “Chasseur de Tetês”, al decir francés.
Ocurre que deben llenarse organigramas múltiples. Con funcionarios que podrán cubrirse con los gerentes disponibles. Y con los medialuneros que debieran precipitarse en enviar sus curriculums hacia la Fundación Pensar.
¡Rápido! ¡Llame ya! Como en la publicidad de Sprayette. Antes que los radicales, resucitados y sedientos, puedan ocupar los puestos, en su totalidad.

El guión y el cassette

MAURICIO, SERGIO Y DANIEL (Miniserie inacabable): Problemas de Mauricio con los radicales. De Daniel con los peronistas de Sergio.

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial

Con la medialuna enarbolada, Los Buscapinas marcan la magnitud del momento político. El trillado “clima de época”, diría un cronista balzaciano (por Balzac, novelista francés).
Hasta el 25 de octubre, Los Buscapinas procuraban contactos para acceder al sustancial Alberto Pérez, Tacos Altos, a Rubén Moussali, El Galán Maduro, o Marangoni, El 5 de Boca.
Ahora buscan afanosamente puentes para acceder a Marquitos Peña, El Pibe de Oro, al enigmático Salvai, La Llave (para María Eugenia) o Emilio Monzó, El Diseñador.
Sin mayores inconvenientes digestivos, Los Buscapinas pasan de celebrar el cassette de Daniel, que invoca hacia la fe y la esperanza, la ideología del vitalismo, a recitar de memoria el guión del “cambio”, inspirador de “la nueva política” que invoca Mauricio, conscientes que aún “¡se puede, se puede!”. Mojar, por ejemplo, la medialuna. Se puede.

Cabe consignar que en este “Duelo de celebridades” (cliquear), entre Mauricio y Daniel, el que en gran parte decide el resultado es Sergio. El Titular de la Franja de Massa que se quedó en la banquina. Aceptablemente capitalizado. En una carrera extenuante, que fue más de resistencia y regularidad que de velocidad.
De los tres protagonistas de la miniserie, Sergio era, de lejos, el más veloz.
Pero hoy Sergio está más lejos del cassette de Daniel, el ex favorito. Y se encuentra más próximo al guión de Mauricio, el favorito actual.
Hoy no son fácilmente comparables las dos celebridades, Mauricio y Daniel, aunque hayan sido amigos e históricamente se encuentren unidos por los encantos de alguna misionera inusualmente bella. Y reina. No ampliaremos.
De pronto, se impone una obvia diferencia entre ellos. Mauricio, o el macricaputismo, ofrece muchas más oportunidades que Daniel.
A Mauricio le florecen inesperadas ventanillas. Ideales para la conformación de filas de medialuneros deseosos de participar.

Milagros apasionantes

Milagros apasionantes de la política. Consta que hasta el 25/O, Horacio Rodríguez Larreta, El Geniol, el costoso sucesor de Mauricio, para armar su gabinete en el Artificio Autónomo, aguardaba con impaciencia la digna derrota electoral del antecesor. Pero Mauricio no sucumbió en la primera vuelta. Perdió, pero para exhibirse como el ganador en la segunda ronda. Ocurre que se destapó -y no fue magia- la señora María Eugenia Vidal, La Chica de Girondo. Con el triunfo en Buenos Aires, La Provincia Inviable. Derivación efectiva del fracaso más rotundo de La Doctora, que reservaba Buenos Aires para refugiar a los medialuneros transitoriamente incondicionales de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora.
El colapso bonaerense ilustraba, con claridad, las dimensiones del daño que le producía a La Doctora la guerra equivocada con Clarín. Combate desgastante que La Doctora, con arrojo, perdió. En el balance impresionantemente negativo queda, para colmo, después de doce años de patología kirchnerista, un Grupo Clarín exhausto pero indeseablemente victorioso. Con un poder que se incrementa merced a la elaborada fragilidad de las estructuras dependientes que emergen.
Si por otro milagro apasionante triunfa Scioli los cañones mediáticos ya apuntan al ascendente Chernajovsky, El Padre de María. Si el que gana es previsiblemente Macri la artillería ya está enfocada hacia Nicky, El Paladín.

Al modificarse abruptamente el panorama, el macricaputismo ya mantiene, en el bolso, dos administraciones aseguradas. Con los casilleros para llenar que entusiasman, hasta la conmoción, a los radicales que resucitan, y que se desgastaron, en el presente siglo, bastante lejos de la luz y el sol.
Pero como indica el lugar común “no hay dos sin tres”. Si sigue la buena estrella puede sumarse pronto otra administración. La tercera y vencida. Nada menos que el presupuesto de la nación. Desafío titánico para cubrir sólo con las guitarras de la Fundación Pensar.
Significa confirmar que Mauricio está montado en la ola de la algarabía. Con el viento de cola de la euforia y la suerte. Y hasta se obstina en lujos para la tribuna, como clausurar su campaña en Humahuaca, Jujuy. En un mensaje que logra conmover al eficiente Prat Gay, El Alfonso Federal, tan castigado por la virulencia en banda de La Doctora.
Mientras tanto Daniel, El Líder de la Línea Aire y Sol, siente que puede ser exterminado por Mauricio, El Ángel Exterminador. Y ante la misma tribuna, se encuentra en el momento más sacrificado del partido. Cuando se manda hasta el arquero a cabecear.
La tribuna, aparte, podrá entretenerse con el debate más innecesario de la historia. Apenas un espectáculo televisivo. La confrontación entre el guión de Mauricio y el cassette de Daniel.

Co-gobierno

Sin embargo, en El Dorado, en plena abundancia por la fiebre del oro, los macricaputistas se sorprenden con un problema preocupante. Los radicales.
Son los radicales que le sirvieron a Monzó, El Diseñador, para diseñar. Pero resultan recíprocamente desconfiables. Los macricaputistas no los consideran históricamente aptos para gobernar. Y los radicales, por lo bajo, devalúan la capacidad de comprensión de los patriotas guionados del PRO. Ya se anticipan, según nuestras fuentes, ciertas reyertas en los territorios.
Los radicales emocionados suelen confundirse. Los sobran, no terminan de respetar a los macricaputistas más emblemáticos. Se ríen de ellos, imitan sus tonos.
Pero en la práctica, pese a las abismales distancias, Macri es para ellos, en el fondo, tan providencial como lo fue Alfonsín.
En realidad, Macri y Alfonsín solo mantienen un hilo conductor. Un vaso comunicante para ser estudiado durante la posteridad. Es el benemérito Enrique Nosiglia, El Coti, que renueva la vocación de titiritero y con el mérito de carecer de una fuerte Coordinadora detrás. Pero abundan radicales con ostensible abnegación participativa. Van por los cargos.
Los radicales creen razonablemente que el triunfo eventual del engendro Cambiemos les pertenece. Se sienten en condiciones, por lo tanto, de co-gobernar. Con su propia escudería. Con dirigentes capaces que también están asediados por Los Buscapinas que insisten con la medialuna enarbolada, para mojar la entre las innumerables vacantes de las tres administraciones.

“No se lo puede decir, Rocamora, pero creo que vamos a terminar gobernando con los peronistas”, confirma la calificada Garganta de PRO, prematuramente agobiada por los reclamos radicales. A los que mantienen a la distancia con el pretexto de hablar de cargos a partir del 23 de noviembre.
Y por supuesto que la Garganta no se refiere exclusivamente a los peronistas de Massa. Los que se mantienen indirectamente adheridos a la Banelco de Mauricio.
Los que proponen un sensato acuerdo de gobernabilidad, sobre todo para la provincia inviable. Y sin siquiera decir que lo apoyan a Macri. Les basta con decir que no votan por Scioli.
Dilema semántico. Confrontan sólo dos. Mauricio y Daniel. El guión y el cassette. Pero los peronistas de Sergio solo aclaran que abominan del cassette.

Peronismo Republicano

Así como el problema de los macricaputistas son los radicales, puede confirmarse que el problema principal de los peronistas que facilitan el triunfo de Macri, son los propios peronistas. Los que apoyan a Scioli.
Por lealtad, por mantenimiento de la fuente de trabajo, o por vocación melancólica. A pesar de las simplezas optimistas del cassette, muy útil en un escenario de victoria, continúan adheridos, aunque el clima haya empeorado y asome la tormenta.
Son peronistas que, estratégicamente, después del triunfo de Macri, los quieren renovar. Con la incandescencia del futuro Peronismo Republicano.
“Explicame cómo es este negocio, Rocamora”, reclama otra Garganta.
Es un peronista del Barrio Norte, que detesta el kirchnerismo pero apoya, sin mayor entusiasmo, el cassette de Scioli, el mejor que podían presentar, entre los fragmentos donde prosperan las facturas anticipadas. De los que se obstinan en no tomar el recetado Avivol, en ayunas, de efecto prolongado.
La Garganta confirma que vive atormentado por el neogorilismo ambiental. Minoritario, sí, pero significativo. Y que se fortalece, hasta la provocación, detrás de Macri.
“Explicame, estos peronistas de Massa que se van con el adversario para derrotarnos, primero, ¿pretenden renovarnos después?…”.

La canalización del hartazgo

Mauricio, Daniel y Sergio (Últimos capítulos de la Miniserie): Macri, Scioli y la dependencia del sustancial peronista crítico.

Escribe Oberdán Rocamora

Redactor Estrella, especial para JorgeAsísDigital

 

Mayo/2012. En “la sociedad harta que espera” se dijo: “Lo que Mauricio no puede capitalizar es el creciente hartazgo de la sociedad agobiada, que carece de representación política”.

Tres años y medio después, se confirma que Mauricio, el Ángel Exterminador, representa la canalización del hartazgo de la sociedad. Agobiada por 12 años de kirchnerismo.

El adversario real de Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, además de Macri, es precisamente ese hartazgo. La sociedad que oposita. Y que mantiene una agenda más radicalizada que la del propio Macri. Es quien debe esmerarse en contenerla.

Se trata de la sociedad sensible de decepción fácil, que reclama imperiosamente ser gobernada. Sin tomar demasiado en serio sus tendencias, que son siempre transitorias.

Hoy insulta a los kirchneristas, como en su momento insultaba a los menemistas (el litigio es siempre con el peronismo).

Nuestro Director, de los primeros críticos del kirchnerismo, cuenta que, en una presentación de su libro “La marroquinería política” (2006) se le acercó un sexagenario emocionado, para decirle: “Soy uno de los que lo escracharon en un bar. Hoy estoy de acuerdo con usted, lo admiro”.

Nuestro Director -soberbio, diría Majulito- respondió: “Lamento que me admire porque lo prefiero de enemigo. Dentro de un año puede volver a escracharme”.

Viento de cola de la algarabía

Hasta antes del 25/O, con Daniel, el peronismo agotado -vegetal, sin jefes ni ideas siquiera malas- vencía a Mauricio y Sergio. O la oposición torpemente dividida.

Hoy, a través de un guión insustancial, se canaliza el hartazgo y el 22/N, de continuar así, se cargan al peronismo. Con un revólver de juguete.

Por la atmósfera cultural, por el viento de cola de la algarabía, ya casi puede asegurarse que el 22/N gana Macri. Sin embargo, entre la euforia de Cambiemos, persiste el temor ataviado de prudencia.

Porque por cuestiones matemáticamente técnicas, el ganador puede ser Scioli. Siempre y cuando Scioli y La Doctora, y sus infantiles fragmentarios, tomen pronto una dosis doble de Avivol y se decidan profesionalmente a ganar.

El analfabetismo funcional no tiene en cuenta un punto de partida para destacar: para presidente, en La Buenos Aires Inviable, Scioli ganó 37 a 32. Cinco puntos de ventaja son bastante considerables.

Pero la provincia está perdida porque la señora María Eugenia Vidal, La Chica de Girondo, notable macricaputista de Cambiemos, le ganó 40 a 35 a Aníbal, El Neo Corach.

En adelante, para el ballotage, Scioli podría emprender la campaña más liviano. Sin el peso del candidato condenado por la mediología. Pero condenado al fin.

Un funcionario solvente y eficaz -Aníbal- transformado en un mal candidato. Se asociaba su imagen a la idea de lo peor. Al extremo de simbolizarse una lucha desigual. Descompensada. Entre la transparencia de Heidi y la concepción del Mal.

Los fighters (peleadores) suelen ser básicos, necesarios, fundamentales para cualquier esquema. Pero por la específica condición de peleadores, de los que “la bancan todas”, por lo general no sirven como candidatos presentables. Sin embargo La Doctora, obstinada, lo sostuvo. Rescatable para la ética de la lealtad, pero reprochable cuando se trata de ganar elecciones. El mecanismo para conquistar, o mantener, lo esencial de la actividad política. El poder.

Varas selectivas

La mediología signa la magnitud del cansancio que registra el peronismo. Movimiento paralizado que reserva un agotamiento para cada generación.

El periodismo militante de los grandes medios, en alza, se empecina ahora en destruirlo. Mientras esta versión patológica -el cristinismo- responde con periodistas militantes oficiales, que tienen, en general, menos alcance. Ni gran poder de fuego ni envergadura.

Para colmo, la guerra equivocada, absurdamente plantada contra el Grupo Clarín, está perdida. Y culmina el ciclo espantoso con un Clarín soberbiamente fortalecido, golpeado, liderado por septuagenarios gastados, pero victorioso (ver “Deseos de invadir Polonia”). En condiciones de bajar línea y cobrar en las próximas ventanillas. Mientras tanto, el prestigio del peronismo se encuentra rigurosamente desmoronado.

Las varas hoy son tendenciosamente selectivas. Por ejemplo la señora Carrió, La Demoledora, le dijo en público a Miguel Del Sel, El Midachi, que fue candidato en Santa Fe: “A usted le robaron la elección”.

En todo caso -de ser cierto- los fraudulentos eran los socialistas. Y eso nunca, no cerraba. ¿Cómo se va a acusar de fraude a la izquierda mormónica?

En cambio, en Tucumán, por las irregularidades folklóricas, la mediología armó un escandalete extraordinario. Se trataba de la gran idea fuerza: pulverizar al peronismo. Entonces cerraba. Debía demonizarse el norte, bastión principal. La prédica armonizada con un minucioso diseño, y fue aceptablemente exitosa.

Al peronismo le comieron un viejo alfil. Jujuy.

Las cartas están en la mesa, las reglas del juego son claras.

Si gana Macri, con su onda irresistible y su viento favorable, es el triunfo de la democracia. La prueba de que “se puede cambiar”.

Si el peronismo en cambio toma el Avivol, suelda sus fragmentaciones, se recupera y gana Scioli, es el triunfo del fraude.

La continuidad del fracaso. La vigencia de lo horrible. La permanencia de los “feos, sucios y malos”. “Peronchos” chorros.

Y aquel que impugne semejante dialéctica, o al menos la describa, está condenado.

Es el eterno melancólico que entabla una batalla sólidamente perdida contra la modernidad líquida.

La derrota purificadora

Para ganar, Macri necesita los votos de los peronistas críticos del kirchnerismo. Los que votaron por Massa, El Renovador de la Permanencia, y De la Sota, El Cuarto Hombre.

Cabe consignar que peronista crítico del kirchnerismo en ningún momento puede identificarse con el antiperonismo. Con el neo-gorilismo que promueven los antikirchneristas pasionales. Los que utilizan a Macri como escudo.

Los hartos que canalizan el hartazgo en Macri. Emblema de la “esperanza”. “Se puede cambiar/ se puede”.

La segunda vuelta se decide entre este 21%. El electorado de Massa.

La Banelco de Macri debe conseguir que Massa y De la Sota no sean captados, tan sólo, para la vaguedad del “cambio”.

Ambos deben persuadir a los peronistas críticos que para salvar al peronismo, en la patológica versión kirchnerista, debe ser derrotado.

Como si la derrota fuera, más que el fuego, el elemento purificador.

Quien votó a Scioli o Macri, el 25/O, va a votarlos de nuevo el 22/N.

Si los puntitos de Stolbizer, La Vecina Adorable, van hacia Macri, y el puntito de Rodríguez Saa, El Alma de la Puntanidad, hacia Scioli, se marcha al tiempo suplementario en un empate.

El decisivo 21% de Massa y De la Sota es el que desempata.

Los peronistas críticos que deben escoger entre La Purificación de la Derrota -el cambio que propone Macri-, o ser fieles a los preceptos, insistir con las botas puestas y desde el Peronismo Vegetal marcarle límites al neo-gorilismo. Si es que Scioli, La Doctora, Aníbal y los fragmentarios toman inmediatamente Avivol -en ayunas, efecto prolongado- y se dejan de clavarle al adversario las acusaciones más elementales, estéticamente sucias, abominables.

Otro proveedor en el mercado

Scioli y el laberinto. Macri y la gobernabilidad.

sobre informe de Consultora Oximoron,
Redacción final Carolina Mantegari

Introducción
Cuesta votar a Macri

“Al peronista le cuesta votar a Macri”, confirma Felipe Solá.
Con franqueza ética Solá toca la tecla principal. La clave que resuelve, en definitiva, el conflicto.
Menos que complejo, el panorama es extraño. Está sucio. Infectado.
Para renovar estratégicamente al peronismo -y liberarlo de la influencia kirchnerista-, los peronistas críticos, hoy enfrentados a La Doctora, deben coincidir con acelerados neo-gorilas, minoritarios pero significativos. Y facilitar el triunfo de Macri.
Corresponde, acaso, inclinarse, en lo posible sin pretextos, ante el ascenso irresistible de Macri, que representa la necesidad de “cambio”. El que clausure el hartazgo del ciclo kirchnerista.
El drama es ideal para Ibsen. La gran idea fuerza lo sostiene: “traicionar al peronismo para salvarlo”.
Pero “cuesta” traicionar.

Osiris Alonso D’Amomio
Director Consultora Oximoron

——————————————————————————————————————————–

Nuestro Director, Jorge Asís, acertó al sostener que Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol, en la primera vuelta, iba a ganarle a Macri, el Ángel Exterminador.
Pero Scioli sólo ganó por dos puntos y medio.
Entonces, como en 2003, el segundo pasa a ser el primero. Asoma, como Febo favorito, Macri.

El macricaputismo pasa de la desesperación a la euforia. De la denuncia por el invento de los espionajes (que enojó tanto a Mauricio), pasan a ser denunciados como los personeros del retroceso. Sin embargo le transfiere la desesperación, en simultáneo, al peronismo, que se degrada inexplicablemente al explorar caminos extorsivos. Y extraviarse. Al comparar el recetario desarrollista del guión efectivamente insustancial de Macri, con los postulados teóricos que Martínez de Hoz, durante el Proceso Militar, nunca pudo llevar, en el fondo, a la práctica (no se lo permitió el Almirante Massera).
O se extravían en algo más lunático: equipararlo con el regreso a los años noventa. Para introducirse en el pantano teórico que los sumerge en la incoherencia.
Para salir del laberinto, lo peor que puede hacer Scioli -para Oximoron- es situarse a la izquierda de Macri. El informe considera que es una magnífica estupidez asustar con Martínez de Hoz, o con el retorno a los idílicos años noventa de Menem y Cavallo. Porque Scioli es, en realidad, un producto típico de los 90. Como Macri.
Aquí se asiste a un Duelo de Celebridades. Menos que una confrontación de “modelos de país”, un verso.

Anibalicidio

Tres días antes del cierre del libro de pases de las PASO, se registró el célebre Anibalicidio.
Nuestro Director dijo y escribió -y no le hicieron caso- que Aníbal, El Neo Corach, debía bajarse de la candidatura, a los efectos de clarificar la operación que ostensiblemente lo condenaba.
Pero nadie advertía que la señora María Eugenia Vidal, La Chica de Girondo, la dama disciplinada que le hacía a Macri el favor de postularse (“para perder”), iba sorpresivamente a ganarle a Aníbal y convertirse en la próxima gobernadora. Para cambiar, por completo, la atmósfera política del país.
Ahora Scioli se encuentra más liviano. Debería estar más ágil y suelto. Como presidente, ganó por 5 puntos en La Provincia Inviable, justo donde se perdió por 4 puntos la gobernación.
En adelante, es el turno de los profesionales. Ya se nota la ausencia del Chueco Mazzón.

La traición innecesaria

El problema de Scioli es que la traición, por anunciada, ya es innecesaria.
La sociedad ahora cuenta con otro proveedor calificado para distribuir aquel mismo producto. La racionalidad económica, la reconciliación con los capitales, el regreso al mundo relativamente civilizado.
Lo que en Scioli se presentaba como una toma de distancia del infantilismo de La Doctora y Kicillof, El Gótico. Impulsores de la Revolución Imaginaria, que naufraga, entre turbulencias, con destino de colapso. A través de la seriada de incongruencias y patologías que se conoce como “el modelo”. O con más épica aún, el “proyecto”.
Entonces Scioli era el indicado para producir la traición indispensable que beneficiaba históricamente al traicionado.
Pero después de la primera vuelta, que debía ser la única, gracias a La Chica de Girondo, emerge el Macri triunfal. Es quien puede encarar perfectamente la batería de medidas racionales, por otra parte muy poco originales, apenas sensatas, sin traicionar a nadie. Ni siquiera a sí mismo.

Acercamiento o distancia

Entre las sofisticadas nabadas que abundan, se destaca la más inútil. Consiste en sugerirle a Scioli que tome distancia de La Doctora. La imbecilidad instala la ilusión de creer que Scioli dispone de los votos propios para encarar “la continuidad con cambios”. Los cambios que justamente son los que resisten La Doctora y Kicillof.
Pero para promover esos productos en el mercado ya se instaló otro proveedor. Macri.

Si Scioli se acerca a La Doctora para identificarse con las ensoñaciones se extingue. Y si se aleja demasiado puede perder los votos cautivos. De los que creen que La Doctora se aproxima a la genialidad.
Para “ser más Scioli que nunca”, lo conveniente sería explorar en su condición de “misterio de presencia ausente”. Siempre a medio camino. Entre las oscilaciones del que toma en serio los logros de la Revolución Imaginaria, con el modelo personal de su cassette. Con su “agenda del desarrollo”. Con las “Tres T del Papa Francisco”, con “fe y esperanza”. Para anteponerlo al modelo moderado del guión de Macri, también desarrollista, suavemente racional.

Dirigentes y dirigidos

Oximoron no suele dar consejos (y menos gratis). Ni emitir recomendaciones.
Pero este informe es una excepción.
En vez de recurrir al ridículo del terror, por el regreso al infierno del Dante, Scioli puede mejor explorar en las posibles diferencias que persisten entre los dirigentes y dirigidos.
Consta que la elección la deciden los 21 puntos en banda, los que se encuentran representados por De la Sota, El Cordobés Profesional, y sobre todo por Massa, El Renovador de la Permanencia.
Es -Massa- quien solo debe retribuir con lo oportunamente acordado con Macri. Ampliaremos.
Ocurre que abundan los dirigidos que coinciden con Felipe Solá. Les “cuesta, como peronistas, apoyar a Macri”.

Por su parte, Macri debiera esmerarse -para Oximoron-, entre sus excursiones televisivas, en clarificar la problemática de la gobernabilidad.
Debe demostrar que, en tal aspecto, no es tan vulnerable. El metrobus y las bicisendas son insuficientes, aunque las grandes obras son bastante aceptables, sin indagar en exceso en el detalle presupuestario de las administraciones.
Aparte debiera presentar, de una vez por todas -y si es que existe- la extraordinaria legión de profesionales que aún no subieron a danzar en el escenario.
Cuadros técnicos promovidos, supuestamente por centenares, en tantos años de ocio, por los concentrados que se inspiran en la Fundación Pensar.

En coche al muere

Entregan a Scioli, en 2015. Como a Duhalde, en 1999.

sobre informe de Consultora Oximoron,
Redacción final Carolina Mantegari

Introducción
Cada 16 años

Cada 16 años se lo vence electoralmente al peronismo.
En 1983 renace la democracia con el peronismo agotado, necesitado de “renovación”. Vencido por el radical Alfonsín.
En 1999 se agota la versión menemista del peronismo. Vencido por otro radical, De la Rúa, con una venerable comparsa de centroizquierda.
En 2015 es Macri quien se propone para vencer, junto a los radicales, al peronismo agotado, en la versión kirchnerista.
Desde aquí se advirtió, una semana atrás, que el peronismo vegetal, sin ideas ni jefe, se encontraba en condiciones de vencer a la oposición dividida.
Pero hoy, aquí mismo, después de la primera ronda electoral, debe advertirse que la oposición liderada por Macri, con el guión simple y más insustancial, puede producir la matemática derrota electoral del peronismo. La tercera.
Una cada 16 años.

Osiris Alonso D’Amomio
Director Consultora Oximoron

——————————————————————————————————————————–

Menem y La Doctora

1999 y 2015 presentan similitudes llamativas y diferencias notables. Para discutirlas.
En su agotamiento de los 90, Menem supo ser más precavido, y acaso más inteligente que La Doctora, en el agotamiento actual.
Era bastante escaso el respeto que Menem le tenía a Duhalde. Como es escaso el respeto que La Doctora le dispensa a Scioli.
Pero Menem y Duhalde, enemigos íntimos, acordaron, ante el ventarrón de la adversidad, salvar la provincia de Buenos Aires, La Inviable.
La provincia fundamental que La Doctora y Scioli, en 2015 no pudieron -ni supieron- salvar.
Aparte, como candidato presidencial y simultáneo gobernador de la provincia, Duhalde mantenía un sentido trágico de la existencia. Y del destino.
En cambio Scioli, también candidato y simultáneo gobernador, se muestra como el eterno portador del optimismo agradablemente insalubre.
Pero en algo coinciden. El Scioli de 2015 se encuentra entregado, librado al sacrificio. Como aquel Duhalde de 1999.

Salvar la provincia

Menem sabía que Duhalde perdía (y Duhalde lo sabía también). Sin siquiera hablarse, acordaron salvar a la provincia.
El postulante a la gobernación de 1999 era el porteño Carlos Ruckauf, entonces vicepresidente de Menem (como lo fue Duhalde). Ocurre que Menem inició la moda de convertir a los vicepresidentes en gobernadores de Buenos Aires. Lo hizo primero con Duhalde y luego con Ruckauf. Pero lo imitó Kirchner, al convertirlo en gobernador al porteño Scioli, su vice. La moda se cortó con La Doctora por el incendio prematuro de su vice personal, Boudou.
A pesar de la excelente imagen positiva que lo hacía reinar en las encuestas, Ruckauf amenazaba ser vencido por una dama digna. Ella portaba una historia que conmovía. La señora Graciela Fernández Meijide.
Y en 2015, el candidato del peronismo, al contrario de Ruckauf, arrastraba una imagen negativa. Aníbal, el Premier de La Doctora, estaba acosado por otra dama digna. La señora María Eugenia Vidal.
Tanto Fernández Meijide como Vidal estaban aliados con radicales. En 1999, para ganar, los radicales se inclinaron hacia la izquierda, a través del Frente Grande. En 2015, para sobrevivir, los radicales se inclinaron hacia lo que todos presentaban como la derecha, a través de PRO.
Del centro izquierda los radicales pasaban al centro derecha. Con una extravagante curiosidad. Después del colapso de 2001 los radicales le dejaron al peronismo un obsequio de la casa. El Frente Grande, lo que quedaba. Para fundirse con el peronismo insaciable que llegaba para hacerse -como siempre- cargo.

Como “el general Quiroga que va en coche al muere”, del magistral poema de Borges, aquel Duhalde marchaba, en 1999, hacia la derrota. Pero para salvar la provincia se recurrió a quien entonces era el tercero en la cuestión. Domingo Cavallo, el ex superministro, hoy unánimemente impugnado. Cavallo tenía una Mutual que le servía para lanzarse a la presidencia.
(Y a Néstor Kirchner, gobernador de la época, de los mejores aplicadores de las recetas de Cavallo, se le ocurrió la brillante idea de bajarlo a Palito Ortega, el compañero de fórmula de Duhalde. Para colocar ahí a Cavallo.
“No nos conviene a ninguno de los dos”, le dijo Cavallo).
Como ya no podía salvarse el poder nacional, un Menem bien aconsejado prefirió, en el retroceso, salvar el poder provincial. Que Ruckauf fuera como gobernador de los dos postulantes presidenciales, Duhalde y Cavallo. Con la anuencia de Duhalde, que aceptaba ir “al muere”. Pero Buenos Aires quedó para el peronismo.

Vidal

En 2015 La Doctora, llamativamente menos precavida, creyó que la provincia no contenía riesgos mayores. Y la mujer, Vidal, se quedó sorpresivamente con la provincia para cambiar de manera rotunda el mapa y la atmósfera política del país.
Aníbal fue derrotado y hoy es Scioli el general Quiroga que va “al muere”. Al sacrificio. Entregado a Macri. Como aquel Duhalde a De la Rúa. Pero con la provincia perdida.
Scioli va “en coche al muere” entre senderos completos de multiplicados hermanitos Reynafé, que lo aguardan en los recodos.
Pero tal vez se equivocan los que creen que Scioli no está para ser “tapado con diarios”.
En todo caso debe destacarse que Scioli va al sacrificio “con fe, con esperanzas, siempre para adelante”.

Gobernabilidad

Gracias al triunfo revolucionario de Vidal sobre Aníbal, es Macri quien se eleva para ser el tercer verdugo democrático del peronismo.
16 años después de De la Rúa y 32 años después de Alfonsín.
Ante el entusiasmo cultural de los sofocados. Los hartos de la versión kirchnerista. Y con el simultáneo temor que les cuesta, en el fondo, reconocer.
Por la gobernabilidad. Por la fragilidad del guión. Por las experiencias -casi extorsivas- de la historia.

Feria de vulnerabilidades

Mauricio, Sergio y Daniel (Miniserie perpetua): ¿Con qué o quién es preferible terminar? ¿Con Macri o con el kirchnerismo?

Escribe Oberdán Rocamora, Redactor Estrella, especialpara JorgeAsísDigital

“De esta, Sergio puede salir de dos maneras”, confirma la Garganta, y agrega: “Sale presidente o sale rico”.

En el periodo transicional, la consagrada miniserie –“Mauricio, Sergio y Daniel”, cliquear– se vuelve conjeturalmente apasionante. La novedad consiste en la carencia de novedades. Abundan los amagues.

Lo cierto es que Mauricio, El Ángel Exterminador, y Daniel, el Líder de la Línea Aire y Sol, están estancados.

Como confirma el poema del chileno Nicanor Parra: “Todo está como era entonces”. Apenas con un leve retroceso de ambos polarizadores, que se topan con la resistencia del polarizado, que no quiere serlo (ver “Polarizadores y polarizado”, cliquear).

Ocurre que se asiste a un cierto repunte de Sergio, El Renovador de la Permanencia, merced al festival de vulnerabilidades que ofrecen los dos que polarizan.

Claro que Sergio está sostenido por el pulmotor de De la Sota, El Cordobés Profesional. Continuar leyendo

Tangos del cierre

“Una”, “Cambiemos” y “Progresistas” completan el frepasismo tardío del FPV.

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial

“Sin novedad en los frentes”, diría Erich María Remarque.
En el camino hacia la pedantería electoral de las PASO, para el primer cierre sólo concentró algo de suspenso Sergio Massa, El Renovador de la Permanencia.
Sustancialmente depilado a la cera negra (cliquear), con su reconocida astucia se las ingenió para hacer, de su desdicha política, un objeto de consumo. Y de centralidad.

Modelo de inclusión

El favorito es -quién iba a decirlo- el Frente para la Victoria. Pese al frepasismo tardío y a los desastres seriales que arrastra desde hace doce años. Llega sostenido por la carencia de solidez en la reacción del oponente, que parece postularse más para complementarlo que para sucederlo.
En la práctica, lo vertebra el Partido Justicialista Vegetal. Un Ogro invertebrado que adquiere vitalidad sólo cuando se trata de contar los votos, que comparte con una decena de adyacencias. Son sellos presupuestarios que se limitan a contener un vociferante conjunto de buscapinas que pasan mensualmente por ventanilla con gesto reclamatorio, y con la tendencia a creer que participan de la Revolución Imaginaria que aplica el “modelo de inclusión”. Tan generoso que los incluye, incluso, a ellos.
Semejante patología del frepasismo tardío hoy debe obedecer verticalmente las decisiones de La Doctora. Justamente ella vuelve cargada por la espiritualidad que le aporta el Conductor más inesperado. Francisco, mal llamado San Borocotó.
La Doctora tiene que decidirse en los próximos nueve días. Primero y fundamental, ¿qué va a ser de su osamenta?
Si va a anotarse como parlamentaria en la nadería del ficcional Parlasur. La expresión burocrática del Mercosur que ya no existe. O si va a apuntarse, convenientemente, como diputada, para arremeter con la idea alucinante de la Presidencia Legislativa. O acaso, de máxima, como gobernadora de la provincia (inviable). Buenos Aires. Si es que no tiene la autoridad suficiente como para desplazar a Florencio Randazzo, El Loco, de sus ilusiones presidenciales, y proponerlo como gobernador. En ese caso, sin otra alternativa debe avalar, como heredero, a Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, a pesar de su voluntad. Al que habrá, en todo caso, que acotar, pero sólo después de asegurarse el triunfo, de ser posible en la primera ronda, sin asumir el riesgo de perder, entre otros valores, la libertad.
Ahora, si le da luz verde a la confrontación, y el patológico frepasismo tardío presenta la bifrontalidad, a través de Scioli y Randazzo, el máximo beneficiario será Mauricio Macri, El Niño Cincuentón, transformado en El Ángel Exterminador. Del artefacto Cambiemos, Macri es el aspirante más aventajado.

Cambiemos y UNA. Tangos

“Cambiemos” puede ser el ajustado título de un tango. Como Soñemos “que los dos estamos libres”. Pero es el PRO, expresión institucional del macricaputismo, que emerge con otras dos adyacencias bastante respetables. El retrasado radicalismo que conduce Ernesto Sanz, La Eterna Esperanza Blanca, que aporta el hilo de la territorialidad. Y la Coalición Cívica, sello que aún sobrevive y aún no fue asombrosamente destruido por la señora Elisa Carrió, La Empresaria en Demoliciones.
“Cambiemos”, o Soñemos “con la gloria de este amor”, aporta también el conglomerado juvenil de Gerónimo Venegas, El Momo. Es un gratificante exponente de “lo nuevo”, categoría inventada por el pensador don Jaime Durán Barba, El Equeco. Orienta el bolero llamado Fe. Es una religiosidad que por lo menos puede servirle a Macri para contar los votos, en la Provincia Inviable, donde tal vez no alcance con el voluntariado moderno recopilado a través de las redes sociales. La Provincia Inviable es el territorio de la equivocación coral. Aunque puede presentarse, también, como de la esclarecida genialidad. Depende de cómo salga la invención.
La equivocación consistió en haber desairado, y sometido a la humillación civil, al tercero en cuestión, Sergio Massa. Del tango UNA.

UNA “busca llena de esperanzas”. Pero no. Es UNA, “una nueva alternativa”, que le sirve a Massa, al menos para los próximos nueve días, para cotejar con José De la Sota, el apartado peronista que se aferra reglamentariamente a la Democracia Cristiana.Los acompaña otro grupo de honorables buscapinas y la curiosidad del MID, sinónimo semántico del apellido Frigerio.
Hoy el Frigerio más sensato que vive responde al PRO. No pertenece al tango UNA, milita en el tango Cambiemos y aspira a la vicepresidencia. Al cierre del despacho, aparece con menos fuerza que la señora Michetti, La Novicia Rebelde, y en especial que Marcos Peña, El Pibe de Oro, ídolo del voluntariado que recita a Durán Barba.

Progresistas

Para constar en actas, debe rescatarse el recatado grupo de los “Progresistas”. Son los tibios y sensibles que impulsan, hacia el primer plano, a la señora Margarita Stolbizer, La Vecina Buena.
Es la “gauche” socialmente presentable que no llega a ser de izquierda. Pero que tampoco se resigna culturalmente al pragmatismo que impregna a la indigerible “derecha”.
Es la sintomatología que suele tratar el psicoanálisis y la homeopatía. Eficaz para combatir testimonialmente las imposturas del peronismo, pero sin deslizarse entre la antipática atracción que genera el antiperonismo. En definitiva es el espacio ideal para que sea apoyado por el erudito contratapista Jorge Fontevecchia, como también por la iluminada señora Beatriz Sarlo, y con seguridad también por el novel novelista Tomas Abraham. Aquí se agrupan los frepasistas inquietos que hubieran apoyado con tenacidad a Hermes Binner, el John Wayne de El Hombre Quieto, que dejó pasar el 2015 para jugar entero por la continuidad del evangelio socialista en Santa Fe. Son mormones idealmente maltratados por la violencia narco que ni siquiera se conmueve con sus oraciones, ni por sus creencias en el hombre mejor. Territorio en peligro electoral por el énfasis que adquirió el PRO a través del entrañable Miguel Del Sel, El Midachi, y por el apoyo siempre “hasta por ahí nomás” de Carlos Reutemann, Planta Permanente.

Liguillas

Reutemann insiste en la obstinación de permanecer lo más pancho en el Senado. Aunque sin el afán participativo del otro anotado en la Planta Permanente. Adolfo Rodríguez Saa, el Padre de la Puntanidad.
Fue una lástima que Rodríguez Saa no haya alcanzado a convencer al cineasta Fernando Solanas, El Prestigioso Dirigente Universitario. Para armar la liguilla menor y simular juntos que quieren ser -si no presidentes- al menos candidatos. Por suerte el cineasta mantuvo un poco de pudor estético y decidió inteligentemente abrirse para disfrutar, en adelante, ya sin culpas ni simulaciones, de la parsimonia del Senado.
Por último, en el Tango del Cierre nos queda el esclarecimiento de la izquierda real, que insiste con Juan Carlos Altamira, El Trotskista Enciclopédico. Merecería Altamira ser presidente por una semana, cuando irrumpa la reiteración grotesca de otro 2001. Tiene pergaminos superiores, como los amontona también el obrerista Víctor De Gennaro, Nuestro Lula que no Fue. Y es lamentable que tampoco sea de la partida el histórico Otto Vargas, aquel líder de “La Fracción”, que sólo los refinados lo recuerdan aún como Rosendo Irusta