Otro proveedor en el mercado

Mundo Asís

Scioli y el laberinto. Macri y la gobernabilidad.

sobre informe de Consultora Oximoron,
Redacción final Carolina Mantegari

Introducción
Cuesta votar a Macri

“Al peronista le cuesta votar a Macri”, confirma Felipe Solá.
Con franqueza ética Solá toca la tecla principal. La clave que resuelve, en definitiva, el conflicto.
Menos que complejo, el panorama es extraño. Está sucio. Infectado.
Para renovar estratégicamente al peronismo -y liberarlo de la influencia kirchnerista-, los peronistas críticos, hoy enfrentados a La Doctora, deben coincidir con acelerados neo-gorilas, minoritarios pero significativos. Y facilitar el triunfo de Macri.
Corresponde, acaso, inclinarse, en lo posible sin pretextos, ante el ascenso irresistible de Macri, que representa la necesidad de “cambio”. El que clausure el hartazgo del ciclo kirchnerista.
El drama es ideal para Ibsen. La gran idea fuerza lo sostiene: “traicionar al peronismo para salvarlo”.
Pero “cuesta” traicionar.

Osiris Alonso D’Amomio
Director Consultora Oximoron

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Nuestro Director, Jorge Asís, acertó al sostener que Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol, en la primera vuelta, iba a ganarle a Macri, el Ángel Exterminador.
Pero Scioli sólo ganó por dos puntos y medio.
Entonces, como en 2003, el segundo pasa a ser el primero. Asoma, como Febo favorito, Macri.

El macricaputismo pasa de la desesperación a la euforia. De la denuncia por el invento de los espionajes (que enojó tanto a Mauricio), pasan a ser denunciados como los personeros del retroceso. Sin embargo le transfiere la desesperación, en simultáneo, al peronismo, que se degrada inexplicablemente al explorar caminos extorsivos. Y extraviarse. Al comparar el recetario desarrollista del guión efectivamente insustancial de Macri, con los postulados teóricos que Martínez de Hoz, durante el Proceso Militar, nunca pudo llevar, en el fondo, a la práctica (no se lo permitió el Almirante Massera).
O se extravían en algo más lunático: equipararlo con el regreso a los años noventa. Para introducirse en el pantano teórico que los sumerge en la incoherencia.
Para salir del laberinto, lo peor que puede hacer Scioli -para Oximoron- es situarse a la izquierda de Macri. El informe considera que es una magnífica estupidez asustar con Martínez de Hoz, o con el retorno a los idílicos años noventa de Menem y Cavallo. Porque Scioli es, en realidad, un producto típico de los 90. Como Macri.
Aquí se asiste a un Duelo de Celebridades. Menos que una confrontación de “modelos de país”, un verso.

Anibalicidio

Tres días antes del cierre del libro de pases de las PASO, se registró el célebre Anibalicidio.
Nuestro Director dijo y escribió -y no le hicieron caso- que Aníbal, El Neo Corach, debía bajarse de la candidatura, a los efectos de clarificar la operación que ostensiblemente lo condenaba.
Pero nadie advertía que la señora María Eugenia Vidal, La Chica de Girondo, la dama disciplinada que le hacía a Macri el favor de postularse (“para perder”), iba sorpresivamente a ganarle a Aníbal y convertirse en la próxima gobernadora. Para cambiar, por completo, la atmósfera política del país.
Ahora Scioli se encuentra más liviano. Debería estar más ágil y suelto. Como presidente, ganó por 5 puntos en La Provincia Inviable, justo donde se perdió por 4 puntos la gobernación.
En adelante, es el turno de los profesionales. Ya se nota la ausencia del Chueco Mazzón.

La traición innecesaria

El problema de Scioli es que la traición, por anunciada, ya es innecesaria.
La sociedad ahora cuenta con otro proveedor calificado para distribuir aquel mismo producto. La racionalidad económica, la reconciliación con los capitales, el regreso al mundo relativamente civilizado.
Lo que en Scioli se presentaba como una toma de distancia del infantilismo de La Doctora y Kicillof, El Gótico. Impulsores de la Revolución Imaginaria, que naufraga, entre turbulencias, con destino de colapso. A través de la seriada de incongruencias y patologías que se conoce como “el modelo”. O con más épica aún, el “proyecto”.
Entonces Scioli era el indicado para producir la traición indispensable que beneficiaba históricamente al traicionado.
Pero después de la primera vuelta, que debía ser la única, gracias a La Chica de Girondo, emerge el Macri triunfal. Es quien puede encarar perfectamente la batería de medidas racionales, por otra parte muy poco originales, apenas sensatas, sin traicionar a nadie. Ni siquiera a sí mismo.

Acercamiento o distancia

Entre las sofisticadas nabadas que abundan, se destaca la más inútil. Consiste en sugerirle a Scioli que tome distancia de La Doctora. La imbecilidad instala la ilusión de creer que Scioli dispone de los votos propios para encarar “la continuidad con cambios”. Los cambios que justamente son los que resisten La Doctora y Kicillof.
Pero para promover esos productos en el mercado ya se instaló otro proveedor. Macri.

Si Scioli se acerca a La Doctora para identificarse con las ensoñaciones se extingue. Y si se aleja demasiado puede perder los votos cautivos. De los que creen que La Doctora se aproxima a la genialidad.
Para “ser más Scioli que nunca”, lo conveniente sería explorar en su condición de “misterio de presencia ausente”. Siempre a medio camino. Entre las oscilaciones del que toma en serio los logros de la Revolución Imaginaria, con el modelo personal de su cassette. Con su “agenda del desarrollo”. Con las “Tres T del Papa Francisco”, con “fe y esperanza”. Para anteponerlo al modelo moderado del guión de Macri, también desarrollista, suavemente racional.

Dirigentes y dirigidos

Oximoron no suele dar consejos (y menos gratis). Ni emitir recomendaciones.
Pero este informe es una excepción.
En vez de recurrir al ridículo del terror, por el regreso al infierno del Dante, Scioli puede mejor explorar en las posibles diferencias que persisten entre los dirigentes y dirigidos.
Consta que la elección la deciden los 21 puntos en banda, los que se encuentran representados por De la Sota, El Cordobés Profesional, y sobre todo por Massa, El Renovador de la Permanencia.
Es -Massa- quien solo debe retribuir con lo oportunamente acordado con Macri. Ampliaremos.
Ocurre que abundan los dirigidos que coinciden con Felipe Solá. Les “cuesta, como peronistas, apoyar a Macri”.

Por su parte, Macri debiera esmerarse -para Oximoron-, entre sus excursiones televisivas, en clarificar la problemática de la gobernabilidad.
Debe demostrar que, en tal aspecto, no es tan vulnerable. El metrobus y las bicisendas son insuficientes, aunque las grandes obras son bastante aceptables, sin indagar en exceso en el detalle presupuestario de las administraciones.
Aparte debiera presentar, de una vez por todas -y si es que existe- la extraordinaria legión de profesionales que aún no subieron a danzar en el escenario.
Cuadros técnicos promovidos, supuestamente por centenares, en tantos años de ocio, por los concentrados que se inspiran en la Fundación Pensar.