Guerra cultural de inteligencia

Escribe Osiris Alonso D’Amomio, especial para Jorge Asís Digital

 

Por sobrevolar su espacio con un rotundo misilazo, Turquía derriba un avión de Rusia. En el mismo martes en que Francia, en su más alto nivel, trata de convencer a Estados Unidos —aliado de Arabia Saudita— de que la manera más eficaz de aniquilar el Estado Islámico (Daesh) es a través de la asociación con Rusia, la principal aliada en la región de Irán (máximo enemigo de Arabia Saudita). Y sostén, junto con Rusia, de lo que queda del régimen de Siria, que aún preside Bashar al Assad, el oftalmólogo.

Los países citados en el párrafo anterior registran, en su totalidad, una coincidencia de fondo: quieren terminar con la aventura del Califato demencial. Un desafío para el conocimiento. Resume la melancolía del falso regreso hacia el siglo XIII, pero a través de los instrumentos más sofisticados del siglo XXI. Combinan el Medioevo con el marketing.
El avión ruso patrullaba la región en conflicto. Bombardeos de posiciones rebeldes que luchan contra Daesh. Pero también, sobre todo, contra Bashar. El oftalmólogo se obstina en la resistencia, en plena destrucción de su país artificial. Pero no quiere terminar como Ben Ali, ni Hosni Mubarak. Menos como Muammar Gaddafi. O Sadam Hussein. Continuar leyendo

Peste de transparencia en Brasil

Escribe Bernardo Maldonado-Kohen, especial para JorgeAsísDigital

 

Corresponde -para salvar la ropa ideológica- culpar al imperialismo norteamericano.

Confirmar que Estados Unidos no le perdona al proyectado Brasil los intensos acercamientos con China ni la ambiciosa pedantería de los Brics, carta de presentación geopolítica que Brasil conforma junto con Rusia, India, China y Sudáfrica.
Para sumergirse en el lodo del operativo Lava Jato, debe suscribirse que Estados Unidos se encuentra detrás de las denuncias. Derivaciones de la repugnante corrupción estructural que se apoderó del país que debería liderar la América del Sur.
Es el trasfondo de la causa abierta en la SEC, la irreductible Securities and Exchange Commission. O de la febril instrumentación de los delatores que se amontonan. Los que ya forman fila para narrar los rudimentarios métodos de estafa que condujeron a la prisión a los empresarios más poderosos.
Ante la perplejidad perdida de la clase media multiplicada, hoy se asiste al espectáculo degradante de los prisioneros delatados.
De los cautivos que, en adelante, “ya no son exclusivamente negros ni pobres”. Son los titulares de las empresas que enfilan, con el bolsito, hacia la cárcel común de Pinhais, ciudad de Curitiba, Estado de Paraná, mientras afuera se preparan para devolver algunos millones de lo (supuestamente) mal recaudado.
Como Marcelo Odebrecht, de la impresionante constructora Odebrecht. U Otávio Marques de Azevedo, de Andrade Gutierrez. Dos orgullos empresariales desmoronados del pujante Brasil que inspiraba a Stefan Zweig. Y que se estanca hasta el retroceso. En caída nunca libre, en un marco de recesión económica, con el agravio inusual del dólar en ascenso y ante el ajuste implacable de fuerte impresionismo cultural. Continuar leyendo

Argentina en el dilema geopolítico

El enemigo del enemigo no es necesariamente un amigo.
escribe Osiris Alonso D’Amomio

“La batalla entre Irán y el Estado Islámico no convierte a Irán en amigo de Estados Unidos”.
Lo dijo Biniamín Netanyahu, primer ministro de Israel, en Washington, en el Congreso de Estados Unidos. Insolente provocación hacia Obama, que avanza en el acuerdo nuclear con Irán.
“Por daños colaterales” -confirma La Doctora- Argentina importa el dilema geopolítico. Derivaciones de los atentados de 1992 y 1994. Contra la embajada de Israel y contra la Mutual Amia. Agravadas, en la actualidad, por la “muerte dudosa”, o el asesinato del fiscal Alberto Nisman.
En el plano local, se registran también los cambios posicionales que La Doctora encara sin explicar con convicción.
Se reproduce, en versión doméstica, el desplazamiento y el giro que ensaya también Estados Unidos. A propósito de Irán.
Sin embargo no existe el menor punto de comparación entre el acuerdo nuclear, que Obama y Kerry discuten con Rohanni y Kamenei, y el desastroso Memorando de Entendimiento. Es la carta de intención que La Doctora y Timerman esbozaron con Mahmud Ahmadinejad, el debilitado antecesor de Rohanni. Con la conformación dilatoria de una Comisión de la Verdad. Una torpeza diplomática que debe tratarse, en adelante, entre las fojas de los expedientes de Comodoro Py.

Daesh

En el juego grande, hoy confrontan los dos máximos enemigos de Israel.
Daesh (por sus iniciales el Estado Islámico). Concentra a los sunnitas radicalizados. Vienen humillados como consecuencia de la desastrosa intervención occidental en Irak, y por la represión de cinco décadas en Siria. Combinan el califato medieval con las sofisticaciones en materia de marketing y comunicación.
Estos asesinos racionales le despojaron la centralidad a la suma de franquicias de Al Qaeda.
El otro jugador es Irán, con su autocracia chiita. Es el principal aliado de Siria. Una dupla, el alawita sirio y el chiita persa. Sólo por la versatilidad en materia de desconocimientos aún se habla en Argentina de “pista siria” o “pista iraní”.
Pero detrás de Irán-Siria está Rusia, con su fundamental base militar de Tartuz (y con la complacencia tácita de China).
En el entrevero, Estados Unidos busca el acercamiento con Irán. Hoy es el aliado contra el enemigo prioritario. El Estado Islámico. El alucinante califato de Al Baghdadi, que conmueve a la civilización occidental, con sus ejecuciones mediáticas y las barbaridades meticulosamente programadas.
Inicialmente, cuando estos sunnitas radicalizados combatían a la Siria represiva de Bashar Al Assad, fueron financiados por Arabia Saudita y por Qatar. Otros dos aliados petroleros de Estados Unidos, que contaban también con la funcionalidad de Turquía.
Es el país (Turquía) que fue cabeza de imperio. Aún abre sus fronteras para que los asesinos vocacionales, que escupen países de occidente, se anexen a la aventura de la jihad. A Daesh. Hoy contra Siria e Irán pero también contra Estados Unidos.
Pero aquellos combatientes tomaron distancia de los primeros financistas. De pronto, el Estado Islámico se convierte en un problema también para Arabia Saudita.
Recordar que el Irán persa, en su cruzada, pretende llegar hasta La Meca. Es el corazón espiritual de Arabia Saudita, tan aliado de Estados Unidos como Israel. Se sienten igualmente molestos por el acuerdo nuclear que Estados Unidos impulsa con Irán.

Ocurre que la jihad se territorializó. Hoy Daesh controla diez millones de habitantes y genera sus propios dividendos por el petróleo. Se triangula desde Turquía y es consumido por los mismos occidentales que lo combaten. Sobre todo Daesh explota los yacimientos de Mosul, la capital de Ninive. Es precisamente la región que Irán quiere conquistar a través de su Guardia Revolucionaria, GRI.

Objetivo militar de Daesh: no son sólo dos los jugadores fuertes de la región. Son tres. Irán, Arabia Saudita, y el propio Estado Islámico. Con quien necesitan acabar los dos primeros. Junto a las potencias occidentales encuadradas en una fuerza internacional que prefiere la destrucción sólo a través del combate aéreo. Sin intromisiones territoriales. Sin el cuerpo a cuerpo, contra los degolladores televisivos. Al que capturan lo aguarda un batón naranja, una filmación. Y una daga.
En la jerarquía valorativa de Daesh no cuentan para nada los pequeños y riquísimos emiratos petroleros. Ni siquiera el Qatar que se proyecta, con inversiones y el efectivo canal Al Jazzera.
Mientras tanto, prosigue inalterable la diplomacia extraña de Turquía. Le envía señales fraternales a occidente y prosigue, en simultáneo, con la generosidad de los pasos fronterizos. Ajustados, apenas, a la prioridad estratégica: la de evitar, como sea, en el desbarajuste, la formación de un estado kurdo.
Ocurre que en la región litigiosa estallaron las fronteras artificiales, diseñadas arbitrariamente durante el final de la primera guerra. Cuando Francia e Inglaterra se distribuían las fichas de influencia. Los saldos valiosos de ocasión del desmoronado Imperio Otomano.
El acercamiento entre Estados Unidos e Irán se consolida a partir de la existencia del mismo enemigo. El Estado Islámico. Estrategia que Israel, a través de Netanyahu, por la atendible prioridad de su subsistencia, se dispone ostensiblemente a perforar.

Maná de Buenos Aires

Y es precisamente aquí donde a Netanyahu, como maná del cielo, le cae el desborde bartolero de la presidente argentina.
La Doctora se lanza a despotricar contra la Suprema Corte, por no haber esclarecido el atentado contra la embajada de Israel en Buenos Aires, en 1992. Y sin saber que lo ayuda, lo provoca a Netanyahu.
“¿Por qué a Israel le interesa tanto la Amia y no la embajada?”.
Netanyahu supo aprovechar el reproche de La Doctora. Para transmitirle al congreso americano que Irán destruyo la embajada en Argentina, y la mutual Amia.
La Doctora se la dejó servida al pretender zafar de las derivaciones incómodas del asesinato del fiscal Nisman. Un crimen que instala, en el primer plano, la precariedad del repentino cambio geopolítico. Ella lo explica con vaguedades panorámicas que sólo atiende, desde la política, la señora Elisa Carrió. Impugna con valentía y claridad “la salida de Occidente”. Aunque cabe admitir que Carrió se extravía en los desvíos autorreferenciales, que hostigan su propia argumentación.

El cambio geopolítico local tiene que ver, también, con Irán. A partir de la hundida Venezuela (que magnifica la ausencia hegemónica de Brasil). Viene enlazado a Siria, a Rusia, con la aquiescencia de China. Sin compartir la misma línea de entendimiento con los Estados Unidos, que se inclina por acordar con Irán, aunque para controlarlo. Sobre todo en el ámbito nuclear. Lo que irrita al astuto Netanyahu que utiliza el caparazón del congreso americano para cerrar su campaña electoral en Israel, donde juega su destino personal. Se apoya en La Doctora para fulminar a Irán.
En campaña, Netanyahu juega su continuidad gracias a los republicanos de Estados Unidos que también desaprueban el acuerdo con Irán. Es John Boehner, el portavoz de los republicanos, quien le facilita el pleno del Congreso a Netanyahu, para que lo fustigue insólitamente a Obama.
Mientras el secretario de estado John Kerry, en nombre del presidente Obama, discutía el acuerdo en Montreux, Suiza, con su par iraní, el Bibi Netanyahu los pulverizaba a ambos en Washington, con los datos que le obsequiaban desde el maná de Buenos Aires.

Argentina en mesa de saldos

 Imposturas para el desplazamiento. Desde Estados Unidos hacia China y Rusia.

escribe Osiris Alonso D’Amomio
Geopolítica, especial

A través de sus imposturas, La Doctora acapara la iniciativa y puso de moda la política internacional.
Tratar (las imposturas) con rigor implica regodearse. Incitar a la compasión colectiva.
Pero en diplomacia, los hechos (como los gestos, tonos y formas) expresan posicionamientos. Sin que sean, necesariamente, programados por quienes los producen.

Se asiste, en la práctica, a un cambio sustancial en el sistema de alianzas de la Argentina. El desplazamiento es forzado pero explícito. Desde la adscripción tradicional de lo que se conoce como occidente -Estados Unidos y la Unión Europea- hacia la preferencia por asociarse con dos potencias que cuesta tildar de emergentes.
Durante la trágica competencia comunista, Rusia y China mantuvieron las tensas distancias, en relaciones que se racionalizaron a partir del capitalismo casi salvaje. Pero redituable.
En Shanghai, en mayo de este año, Rusia y China avanzaron en una asociación estratégica integral. En la ilusión de gestar una moneda común. Un proyecto que las dos potencias mantienen en conjunto con los países denominados BRICS, con Brasil, India y Sudáfrica. Junto a la creación del nuevo banco de inversión, exhiben el propósito de detener la marcada hegemonía del dólar, y en menor medida del euro. Y atenuar la importancia del Banco Mundial.
Dos obras monumentales brindan la magnitud del entendimiento. La construcción del gasoducto que facilite el traspaso de gas desde Siberia hasta Pekin. Un acuerdo de 400 mil millones de dólares. Por 30 años de energía garantizada.
Por otra parte China, con la obvia cooperación rusa, encara la construcción del nuevo canal de Nicaragua. Para monopolizar su manejo durante 50 años, renovables por otros 50 más. Una inversión de 40 mil millones de dólares que cambia la geografía de América Central, y flexibiliza el paso de las mercaderías, del petróleo y eventualmente de armas entre el Atlántico y el Pacífico. Se inicia la obra en diciembre.

Interpretación de superficie

Precisamente a partir de esta introducción debiera tratarse la sobreactuada crítica hacia los Estados Unidos que impulsó la señora presidente Cristina Fernández, La Doctora. En el plenario retórico de la Asamblea coral de Naciones Unidas, pero sobre todo también en el ámbito del Consejo de Seguridad. Donde suele respirarse el aire del poder mundial. Y donde China y Rusia, por su condición de miembros permanentes, traban la hegemonía de Estados Unidos y los selectos países de Europa, vencedores de una guerra que ya carece de vigencia.
La interpretación de superficie de la exposición presidencial se agota con rapidez. Basta destacar la combinación del resentimiento con la soberbia, que signó la tonalidad de La Doctora.
La impostura se justifica en el fuerte pretexto que sirve de base para el alejamiento. Para la inesperada -y acaso desubicada- toma de distancia crítica.
La sensación de abandono de los Estados Unidos. Por no resolverle, a la Argentina en problemas, los padecimientos que La Doctora equivocadamente descontaba que Obama le debía resolver.
Una manera frívola de entender la solidaridad. Admitía entonces la reacción adolescente del reproche.
Para legitimar el grotesco basta con la síntesis. Por ejemplo: “como Obama no pudo obligar al juez Griesa a favorecerla, ni persuadir a la Corte para que tomara el caso argentino, La Doctora decidió pulverizar la metodología aplicada pos Estados Unidos en Medio Oriente”.
O peor aún: “Como Obama no puede controlar al buitre Paul Singer, La Doctora condena la ejecución de Bin Laden y hasta pone en duda las decapitaciones del Estado Islámico”.

Puede entenderse como un vulgar cuestionamiento unilateral. Por su propia cuenta y con riesgos, ya que se trata de la más alta representación del país que impugna al presidente de la máxima potencia de la tierra. Para colmo, con la confesada carencia de rigor informativo, lo cual descalifica a la cancillería que debería nutrirla. Y con la transmisión de la ensalada de datos digestivos sin asimilar. Mezcla de voluntarismos teóricos con barbarismos conceptuales.

Fuera de agenda

“No está loca, sólo está equivocada”, cliquear. Se insiste en la tesis aquí desarrollada.
Acaso La Doctora se encuentra lanzada a la consolidación de una nueva agenda. Así como busca (y lo peor, encuentra) segundas intenciones dónde se le ocurra, es legítimo sospechar también de su comportamiento. En todo caso, hasta para absolverla. Explicarla. Cederle un contenido racional a sus papelones.
La andanada de rencores y olímpicas arbitrariedades hacia los Estados Unidos oculta, por lo tanto, otro objetivo. Enrolarse en un nuevo juego de alianzas.
Para tallar en geopolítica, para ser tenido en cuenta por los poderes centrales, hoy no basta con disponer de alguna articulación intelectual. Ni siquiera debe contarse con un producto bruto que respalde.
Basta con la situación geográfica. Con el atributo de la inagotable producción alimenticia (hoy estancada). Y con la capacidad energética digna, al menos, de evaluarse. Aunque diste de tratarse de la “nueva Arabia Saudita”, necesitada de una inversión que, por desconfianza, aún no atrae.
Para Estados Unidos, la Argentina actual, con su agonía ambiciosa y prepotente, se encuentra fuera de la agenda.
Tampoco cuenta para los aliados principales de la Unión Europea. Significa confirmar que no es mera invención de la paranoia la desaprobación de Alemania. Ya que Argentina -para Alemania- vive por encima de sus posibilidades y no cumple con sus compromisos. En otras palabras, gasta más de lo que se produce y recauda, aunque se prefiere trasladar, con relativa inteligencia, el desastre administrativo hacia la comunidad internacional. Y responsabilizarla, por si no bastara. La audacia es infinita.

El rol de Chávez

En la práctica, con sus imposturas La Doctora suple, en el subcontinente, el rol que cumplía Hugo Chávez. El bolivariano extinto y locuaz que humilló, junto a Néstor Kirchner, El Furia, otro extinto, a George Bush junior, en la catastrófica contracumbre de Mar del Plata.
Comparativamente, con un presupuesto menor, y sin hacerse cargo del gasto, La Doctora lo humilló a Obama de manera equivalente.
Así como Chávez y Kirchner -con la distante especulación de Lula- le voltearon a Bush la sepultada motivación del ALCA, con un despliegue de palabras La Doctora se permitió impugnar en Nueva York el manejo de la política de los Estados Unidos en Medio Oriente.
Con rencor y altivez, La Doctora fue más cruel con Obama que Chávez con Bush, a través de aquellas bromas inofensivas que aludían al azufre para espantar al demonio.

Vladimir Putin, el zar, y Xi Jinping, el mandarín, símbolos máximos del poder de Rusia y de China, firmantes de los colosales acuerdos de Shanghai, con escasa diferencia de días pasaron por la Argentina que estaba en oferta, casi regalada en la mesa de saldos, a precio de liquidación. En el marco de una guerra incierta que aún no se encuentra estampillada como fría. Ni siquiera como tibia. Con Brasil ya controlado, entre los BRICS, Argentina pasa a ser una ficha lo suficientemente importante. Ideal para sumarla. Es atractiva y barata. Y está disponible para quien se decida a bancarla. Con el contrapeso de los argentinos adentro.
Para la competencia que se diseña entre las dos cancillerías que pesan, en Beijing y en Moscú, la inversión es comparativamente intrascendente. Y se sabe que las oportunidades siempre deben aprovecharse.

Clement y la estrategia del pedal

escribe Bernardo Maldonado-Kohen

“Para Estados Unidos, Argentina es más importante que el gobierno argentino”, confirma la Garganta.

En especial cuando se trata de un gobierno que tiene fecha de vencimiento.

La pelota del default hoy se encuentra en Washington. Precisamente en el campo sutil de la Supreme Court of the United States.

La circunstancia le aporta alguna tensión narrativa a la dramatización nacional de los holdouts. O sea, a la Guerra de Los Buitreros. Bonistas obstinados que se quedaron afuera del canje de la deuda. Negociación que Néstor Kirchner, El Furia, supo encarar con Roberto Lavagna, La Esfinge, y Guillermo Nillsen, El Flaco. Y que el kirchnerismo suele presentar, hasta hoy, como uno de los más grandes méritos de la década.

La acción se enmarca en el antagonismo apasionante de los lobbies alquilados. Y de los abogados con reputación que cobran por hora.

El Estado argentino está representado por el estudio Cleary Gottlieb Steen & Hamilton. Aunque, para este tramo, debe confiarse en el aporte de otro “lawyer”. Paul Clement. Ampliaremos.

El tema, en vísperas del torneo mundial de fútbol, moviliza cuestiones profundas de identidad.

Es motivo incluso de la partida, hacia Washington, de la inquietante delegación de legisladores. Patriotas que asumen el desafío de los viáticos para cumplir la misión esclarecedora. La encabeza el presidenciable Domínguez, El Lindo Julián, titular de los Diputados. La comitiva incluye cuatro opositores admirablemente envueltos que participan de una “política de Estado”. Grandeza que explica a los próceres cotidianos del Billiken de la actualidad, que pretenden la utopía de influir, a esta altura, sobre los parlamentarios norteamericanos. Para que estos, a su vez, influyan favorablemente para la causa nacional, en la decisión de los 9 miembros de la Supreme Court. Se reúnen el próximo jueves 12. Para dar a conocer el fallo el lunes 16.

Tres escenarios

Tres escenarios deportivos se abren (o se cierran) para la posición.

1.- Que La Corte acepte el delirio de tratar el reclamo argentino (triunfo).

2.- Que lo rechace (derrota)

3.- Que se traslade la cuestión hacia la Procuración General. “El Solicitor General”, suerte de Gils Carbó. Del Tesoro (el empate más conveniente, para la estrategia del pedal).

“Lo más racional sería que se diera el segundo escenario, que la Corte no acepte tratarlo”, confirma la Garganta.

Pero en el Departamento de Estado parece producirse una ola positiva, de esperanza y de fe. Una manera de sciolismo internacional, destinado a evitar que Argentina se vaya de nuevo al descenso. Que caiga en el suspenso del “default”. Se percibe desde Sullivan, el piso, Encargado de Negocios, hasta Obama, la altura, El Keniano. Con doña Roberta Jacobson, en el intermedio, responsable del Área Sur. Una reacción destinada a eclipsar a Los Buitreros de Paul Singer, que suele bancar a los republicanos insensibles. Aunque también proliferan los demócratas lícitamente hartos de las letras tristes de nuestros reclamos. Útiles para la estrategia de la dilación.

Para La Doctora, la quiebra técnica, el default, sería una consecuencia indecorosa. Acompañada por Kicillof, El Gótico Genial, hasta aquí, La Doctora brindó expresivas señales. Muestras caras de cambios.

Al humillar a billetazos, por ejemplo, a los “titanes catalanes” de Repsol, que hicieron finalmente el negocio de su vida. Al cobrarle, de más, al moribundo que amenaza con recuperarse gracias a la Vaca Muerta.
O someter, también a billetazos feroces, a los decadentes miembros del Club de París. En un acuerdo secreto que no debe figurar en ninguna web. Con notables incrementos que se tragan, inadmisiblemente, los opositores siempre bien envueltos, de criterio frágil y de impotencia generalizada. Ampliaremos también.

Internas de abogados

Por los cuantiosos intereses en juego, con las respectivas especulaciones derivadas del precio de mercado de los bonos, la pugna interna por los abogados se volvió vibrante. Pudo percibirse cuando se filtró el memo confidencial del Estudio Cleary Gottlieb, enviado al filtradero del Ministerio de Economía. Un texto tan confidencial que apareció en simultáneo en el portal Seprin. Hubo quienes atribuyeron la maniobra a los hackers que se encuentran a sueldo de mister Singer, El Gran Buitrero. Pero también se registró la posible maldad de algún maligno de Economía, interesado en el recambio de los profesionales.

En aquel memo se detallaban las diversas acciones a seguir. Incluso hasta la conveniencia de entrar en default. Por supuesto, el ultraje a la confidencialidad fue aprovechada por Los Buitreros, que operaron de inmediato en Nueva York sobre el Juez Thomas Griesa, El Anthony Quinn de Notre Dame.

Trascendió, incluso, que hasta el propio Griesa se enterneció con semejante suspenso narrativo. No fuera cosa que estos argentinos pícaros, los deudores seriales, lo utilizaran otra vez como un plástico. A los efectos de producirle la condena del default que podía ser, en el fondo, el objetivo.

Entonces Griesa se obligó a distribuir valiums, para tranquilizar a las partes en conflicto.

A esta altura ya puede asegurarse que, aunque la Corte rechace el tratamiento, escenario dos, y ni siquiera se envíe el dossier hacia el Solicitor General, escenario tres, Argentina no se irá irremediablemente al descenso. Griesa llamará a negociar. Invitará al Estado argentino a ponerse de una vez.

Pese a que el estudio Cleary Gottlieb cuenta con el eficiente Jonathan Blackman, que se encuentra siempre preparado para lucirse en una gestión ante la Corte, la Argentina lo contrató nomás a Paul Clement. Fue el Procurador General de George Bush junior, en 2005, y antes fue el segundo de otro Procurador, Ted Olson.

Fue George Soros quien recomendó especialmente a Clement. En la entrevista personal que mantuvo con La Doctora, según nuestras fuentes, en septiembre pasado, durante la Asamblea General de Naciones Unidas.
En apariencia, Clement mantiene cierto ascendente sobre los miembros republicanos de la Corte.

Puede confiarse en que el doctor Clement consiga el traspaso hacia la Procuración. Le permitiría, a la Argentina, pedalear a los holdouts durante un par de meses, nunca menos de seis, como para terminar con los bonistas que se aferran a la cláusula Rufo. Los que ya cobraron con el canje anterior y pretenden, en el revoleo, volver a cobrar.

Con Clement la estrategia del pedal puede estirarse, con alguna respiración, hasta diciembre.

“Después vamos viendo”, confirma otra Garganta, habituada a la apasionante improvisación.

El Perón de Zanatta

Sobre La Internacional Justicialista.
escribe Carolina Mantegari
Editora del AsísDigital

En La Internacional Justicialista, el ensayista italiano Loris Zanatta indaga -como sostiene el subtítulo- en “el auge y ocaso de los sueños imperiales de Perón”.
En minuciosa compilación, Zanatta describe las proyecciones hegemónicas que derivan en un “fracaso” (pag. 381).
Presenta a un Perón fuertemente ególatra, empecinado en exportar la receta política de la Tercera Posición.
Una vía intermedia entre el capitalismo y el comunismo que es -en su imaginario- superadora.
Para Zanatta, Perón se desgasta en la costosa estrategia de conformar un conjunto de países unificados por su tácita conducción. Sostenido, en principio, por su anticomunismo frontal. Y por el catolicismo (una cultura que Zanatta trató en su libro más logrado, Del Estado liberal a la nación católica). Y también sostenido por la latinidad, aquí en abierta contradicción con el panamericanismo orientado por “los anglosajones” de los Estados Unidos.
“Idea madre” desde que era “coronel del GOU: América estaba compuesta por latinos y por anglosajones, dos civilizaciones incompatibles” (pag.336).

La arbitrariedad del trigo

Pero los países vecinos resisten, en general, las tentaciones de la hegemonía imperial peronista, que pretendía imponer con la sutileza “de un elefante en un bazar de porcelanas” (pag. 391).
Desfilan en particular las intromisiones en Bolivia, Paraguay, Chile, España, y sobre todo en Brasil. Al que aún Argentina ni siquiera le otorgaba categoría de competidor. Menos, incluso, de rival.
El Perón de Zanatta trata de elevarse sobre una serie componentes básicos. El primero, pasablemente ideológico, alude al anticomunismo (cuando nadie podía imaginar que en el futuro algún alucinado iba a identificarse con el peronismo de izquierda).
En la vanguardia de la lucha contra el comunismo, Argentina, a través de Perón, también competía con Estados Unidos, la potencia hegemónica de verdad que Zanatta reconoce. En desmedro del insolente del sur, que mantiene la osadía de presidir una potencia en proyección.
Pero persiste otro factor sustancial, que lo fortalece a Perón. Es la abundancia del trigo. Y la arbitraria distribución. Con especulaciones explícitas en materia de precios, en un mundo carente de alimentos. Puede inducirse la comparación fácil entre el trigo, que caracterizaba en los cuarenta, con la soja que se comparte en los dos mil. Aquí Zanatta nos muestra un Perón antipático, imbuido del pragmatismo lícito, pero moralmente reprochable. Ya que sube y baja los precios del trigo con la misma determinación de titiritero con que maneja a la prensa adicta. Utilizada (la prensa) para atacar o adular a los estadistas de los países vecinos, depende la coyuntura. Y sobre todo para atacar al enemigo principal. La idea fija con los Estados Unidos. Como si Perón asistiera a una pugna permanente, con algunos matices, contra los continuadores de Spruille Braden.
Para imponer el autoritarismo del trigo Zanatta destaca la acción de Miguel Miranda, “el malo” (pag. 53).
Una versión anterior de Guillermo Moreno, pero de la instancia abundante.

La utopía peronista

Atrae, y hasta cautiva, la trama narrativa que utiliza Zanatta para explicar el fracaso imperial, y construir, en simultáneo, el libro más inteligentemente crítico de la utopía peronista.
A través de capítulos relativamente breves, circula la historia de las intromisiones peronistas en la totalidad de los países del contorno. Los que debían tolerar -a veces por el trigo- las pedanterías del vecino agrandado.
Y estaba la acción sistemática de la diplomacia obrera. A través de agregados sindicales que promovían la Tercera Posición Justicialista, y se reportaban, más que al canciller Gramuglia, o al canciller Paz, a la señora Evita, la Primera Dama. Conste que ya Zanatta le dedicó una polémica biografía política a Evita, aunque pasó inadvertida porque ya casi nadie quiere polemizar en el país declinante. Hueco de ambiciones y de fe. Donde se lee menos de lo necesario. Y muy mal.

El último factor, que se percibe en el Perón de Zanatta, es la guerra que no fue.
En el trazo grueso del autor, Perón sostenía sus creencias a partir de una evaluación equivocada. La certeza que iba a desatarse, en cualquier momento, la tercera guerra mundial. Le daría consistencia a la relativa neutralidad que pregonaba, y valoraría infinitamente los productos, de los países “con alimentos y materias primas”.
Para Zanatta, Perón necesitaba de “la colaboración de los Estados Unidos”. Aunque la hostilidad antiamericana “era el núcleo central de su política”. Pero comenzaba a necesitar desesperadamente dólares y los vecinos casi hacían cola para tomar distancia del pan-latinismo, de la Tercera Posición.
En la pendiente, el campeón del catolicismo se había enfrentado hasta con la Iglesia, y el anticomunista ejemplar se acercaba a la Unión Soviética.

Por haber querido ser

La Internacional Justicialista, texto valioso, documentado y recomendable. Aunque se registre en Zanatta, por último, un regodeo descalificador, sobre todo al describir el nacionalismo de Perón. Una jactancia (o patología) a la que no tendría, acaso, derecho.
Contiene un riesgo: que la crítica constante consolide la pasión nacionalista que Zanatta justamente se propone criticar.
A la distancia, con la moral en el penoso descenso, con la autoestima nacional debajo del piso, pueden comenzar a valorarse hasta las ilusiones perdidas de aquellos que, como Perón, las tuvieron. A pesar de los errores. De “la enfermedad infantil del expansionismo” (pag.332). De la ambición por atreverse a disputar en las ligas decisorias del juego internacional.
A Perón se lo puede criticar hasta los bordes, incluso, de la negación. O del odio. También se puede responsabilizar con frivolidad al peronismo por el actual estado caniche del país.
Sin embargo cuesta devaluarlo históricamente por haberse animado. Por haber querido ser, por adherir a la idea de la “excepcionalidad” que podía instalar a la Argentina en el plano superior. Editó Sudamericana. 446 páginas.

Carolina Mantegari

Egipto: la democracia imposible

Golpe técnico militar o islamismo de estado.

escribe Osiris Alonso D’Amomio

La pomposa “primavera árabe”, a través de sus manifestaciones románticamente sociales, sirvió en Egipto para derrocar el autoritarismo sombrío de Hosni Moubarak. Pero produjo, en simultáneo, una aceptable acotación a la democracia. Al proporcionarle -a la democracia- un riesgoso certificado de inutilidad práctica. El carnet triste del fracaso.
El retroceso golpista deja a su sociedad en una encerrona filosóficamente trágica.

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La Doctora, Massa y la planta permanente

CHARLA EN SEVRES (I): La interna peronista de la provincia inviable de Buenos Aires y el complemento de los radicales rebozados de progresismo.
por Jorge Asís

Un grupo inicial de argentinos, con algún otro exponente latinoamericano, junto a sus respectivas parejas francesas, se reunieron en una casa elegante de Sevres, respetable banlieu situada a diez km de París. Fue para escuchar durante cuatro horas al director del Portal JorgeAsísDigital. Interesados en la indagación de la actualidad política argentina, de cara a las elecciones legislativas. He aquí la primera parte del resumen de la exposición. Es de esperar que transcurra sin ninguna impureza propia de toda desgrabación. Claudine Pons-Grévy

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