Masones se distancian de Scioli

“Illuminatis” de la logia más calificada discuten alternativas estratégicas.

escribe Oberdán Rocamora

Redactor Estrella, especial

“Sociedad filantrópica, filosófica, laica y progresista. Objetivos: exaltación y perfeccionamiento de las elevadas virtudes humanas”.
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“Frates, tenemos que tomar distancia de Scioli”.

Los Illuminatis argentinos -masones que entre ellos se llaman “frates”- mantienen reuniones “más discretas que secretas”.
La última transcurrió hace doce días. Un prolegómeno “elevado” de dos horas, antes del almuerzo elemental de San Isidro.
Por discreción profesional se omite aquí la identificación de los participantes. Son influyentes como destacados y reconocidos.
Cuando trasciendan los efectos de la crónica, algunos frates podrán inquietarse. Desequilibrarse un poco, sentirse descubiertos.
Pero calma, frates. Nunca será para tanto.

Animó, en gran parte, un frate empresario de amplio espectro. Poli-rubro. Un respetado sexagenario de excelsa conservación, portador de elegancia clásica, sin ostentaciones. Tiene “vivos”, según nuestras fuentes, nunca menos de 500 millones de dólares. Sin embargo se encuentra saludablemente preocupado, como todos los frates, “por el destino de la república”. Por la falta alarmante de “vocación por disponer de una estrategia clara para el país”. Por la cultura nefasta de la “vigente improvisación”. Por el “expreso voluntarismo” que caracteriza a quienes se preparan, con “cierta ligereza”, para suceder al gobierno “agotado” que aún “acapara la iniciativa”.

En algún momento, según nuestras fuentes, por la emoción, el disertante se quebró. Cuando ensayó la conclusión sobre Scioli (para el Portal el Líder de la Línea Aire y Sol).
“Tomemos distancia, frates, aunque Scioli sea amigo de muchos de nosotros. Y sobre todo un buen amigo mío”.

Illuminatis

Trátase de una de las logias masónicas más calificadas entre las cien que funcionan en Buenos Aires.
Desde la mitificación infantil de aquellos patriotas de la Logia Lautaro, de principios del Diecinueve, o tal vez desde el GOU -Grupo de Oficiales Unidos-, de mediados del Veinte, se extiende la secreta tentación generacional de participar de una logia. Aunque derive, en el fondo, en la fugacidad de un mero grupo de presión. O en una banda de vulgar lobbing. O por lo menos en el afán de los albañiles modernos, sin la obsesión por construir catedrales, como los masones originarios. Estos Illuminatis son albañiles ideales para construir poder, participar de los réditos del mismo, y ser solidarios, en definitiva, con la logia (o la banda) conformada.
Nuestros Illuminatis, eventuales comensales de San Isidro, suelen frecuentar también las ceremonias solemnes del centro de Cangallo, donde talla el Gran Maestre.
Estructuran la logia más representativa por la ubicación que ya supieron conquistar sus iniciados. O que socialmente heredaron. Ya que algunos frates son “ricos desde el Moisés”.
O son consagrados autodidactas de los diversos campos. Desde la industria, el agro, el pensamiento o la comunicación.
Hijos virtuales de inmigrantes que se esmeraron exitosamente en el ascenso económico-social.
Lo que menos se propone la crónica es explorar la historia, ni siquiera el universo interno de la masonería. Emilio Corbiere ya escribió excelentes libros al respecto.
Aquí resta aclarar que los Illuminatis domésticos distan de ser espantosamente anticlericales. Pero se faltaría a la verdad si no se especifica que, entre los frates, reluce la presencia de un rabino erudito.

El boleto picado al peronismo

A través de los cristales desfilaba el verde contundente de San Isidro. En la sala se bebía apenas agua mineral, alguna gaseosa light. Mientras tanto, el empresario poderoso mantenía el equilibrio de la palabra.
Sostenía que Scioli “perdió la oportunidad de romper con el gobierno que paradójicamente lo excluye”.
Con rigurosa unanimidad -cabe consignarlo- Los Illuminatis le tienen picado el boleto al cristinismo.
Aceptan, eso sí, que Scioli es distinto. Que es atacado por los categóricos precisamente por sus diferencias.
Los frates no conciben un gobierno eventual de Scioli, por estar vinculado con “esta versión nociva, autoritaria, del peronismo”.
El “Frate” pregona la necesidad de “tomar distancia del peronismo en su totalidad”. Lo confirma, consciente que puede equivocarse otra vez.
Porque después de los fracasos, siempre se vuelve, con resignación, al peronismo.
El secreto de la hora consiste en comprometerse, para que un gobierno no peronista pueda tener, al menos, alguna “garantía de consolidación”.
Consta que un “frate”, otro empresario igualmente influyente en el norte, de apellido sonoro, o el frate impetuoso, el hilandero de aspecto juvenil y de cultura oriental, inicialmente hicieron negocios extraordinarios con “el régimen agotado”. Como la gran parte de Los Illuminatis. Compartieron, incluso, actos cordiales de inauguraciones, cortes de cintas. Acercamientos casi afectuosos con el matrimonio presidencial. Con el extinto y la dama (para el Portal El Furia y La Doctora).
Otro Iluminati, de origen alemán noble, expresó también su acuerdo con el agotamiento del ciclo peronista. Como el frate diputado, mandato en cumplimiento.

Exploraciones

Para desplazar al peronismo, en las próximas elecciones, se impone, por lo tanto, estimular los acuerdos “que se encuentran en curso”.
En palabras del Portal, entre el PRO -expresión institucional del macricaputismo-, y Los Cinco Latinos del Frente UNEN.
Sin embargo retomó la palabra el orador que se quebraba por su afecto hacia Scioli. Ahora para plantear que en el entendimiento debía incluirse a Sergio Massa. El de la Franja de Massa. Aunque Sergio fuera relativamente peronista.
Se destacó -en Sergio- el atributo inusual del coraje. Por haberse convenientemente enfrentado a los que hoy deben desplazarse.
El alemán del apellido distinguido asentía, como el frate rabino, y como el frate impetuoso de las hilanderías. Sólo se registró la disidencia personal planteada por un activo dirigente que representa a las asociaciones. A las cámaras. Institucionalmente no podía decir “Scioli sí o Scioli no”, o “peronismo sí o no”. Pero le parecía sensato que los frates exploraran el acercamiento entre el PRO y el UNEN. Aunque se producirían, a su juicios, nuevas divisiones invariables.
Aquí coincidió el frate diputado, el del mandato en cumplimiento.
“A Carrió y a Sanz puedo imaginarlos asociados a Macri”, puntualizó. “Pero no lo veo a Cobos con Macri”.
Acaso porque la unión de Macri con Sanz y Carrió le despeja inmediatamente el camino a Cobos. Porque se le agregarán los radicales desencantados.
Asimismo -prosiguió el diputado- consideró que es imposible encontrarlos juntos, de entrada, a Binner con Macri.
“Tampoco imagino a Carrió con Massa, por los misiles que Carrió le tira por televisión”, retomó el sexagenario, ya compuesto. “Pero sí lo imagino a Massa asociado con Sanz. O Con Cobos. Sabemos todos, frates, que abundan las reuniones” (son los acercamientos que el Portal trata en “La política swinger”).

Con los medios que dispongan, Los Illuminatis se comprometieron a colaborar para la estructuración de la fuerza más abarcadora, que no sea presentada sólo como un “rejunte”. Aunque al frate tan sensible le duela, “en lo profundo”, bajarle el pulgar a su amigo Scioli. Y todo por no haber reaccionado a tiempo.
Al pasar al comedor, los frates se permitieron brindarle algo más de color al día, a través del vino tinto, un malbec aportado por un frate que también tiene bodegas. Para transformarse, en adelante, en el grupo elemental de amigos reunidos para reconfirmar el afecto y compartir un simpático menú a la carta. Y para intercambiar diálogos amablemente inofensivos, bromas casi banales, ante el fondo verde más espectacular de San Isidro.

Mientras sube Kicillof cae Boudou

Dos no peronistas responsables del colapso de un gobierno estampillado como peronista.

sobre informe de Consultora Oximoron
Redación final Carolina Mantegari

Introducción
El no ser peronista como atributo

El ascenso de Axel Kicillof, El Gótico, debe interpretarse a partir del descenso de Amado Boudou, El Descuidista.
Ambos protagonizan la misma pendiente. Boudou y Kicillof se unifican a través de la no pertenencia al peronismo.
Emergen -para Consultora Oximoron- como los responsables primordiales del colapso de un gobierno estampillado, sin rigor, como peronista.

Osiris Alonso D’Amomio
Director/ Consultora Oximoron

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Siglas

El Descuidista arrastra la picaresca bonaerense desde los inicios de Mar del Plata. Y durante los manejos presupuestarios entre los balnearios del Tuyú.
La sustancia del yuppie rockero es complementada por diversas siglas. CEMA, por la Universidad que le aportó la cuota académica de liberalismo. Consecuencia del paso estudiantil por UPAU. Cantera de la UCD. El partido en extinción de la familia Alsogaray, que catapultara a don Jorge Pereira de Olazábal, referente del olazabalismo.
El Gótico, en cambio, encarna la picaresca ideológica de la metrópoli. Con arrebatos de marxismo universitario de bajas calorías.
Sustancia de la formación del intelectual de la economía, que compuso un extenso ensayo sobre Keynes.
En una inquietante cursilería antidemocrática, El Gótico tuvo la osadía de desplazarse, durante alguna jornada electoral, a 500 kilómetros del domicilio de avenida Las Heras.
La abstención del sufragio, aquí, se entiende como otro atributo. Transgresión pero no tanto. Irreverencia cubierta legalmente por la distancia.
La chiquilinada se plasmó a partir de la consigna “que se vayan todos”. Es la épica de la agrupación “Tontos pero no Tanto”.

“Cuidado, porque el Axelito abarca mucho pero aprieta mucho más” -sostenía una de sus tías. Apostaba por su gloria.
Como corresponde a la tipología del pícaro, ya estudiada en la literatura del siglo de oro español, estos dos muchachos, Amado y Axel, ideológicamente antagónicos, se las ingeniaron para escalar en el palo envenenado. A partir de la proximidad del poderoso, al que de antemano se proponían superar.
Después de las peripecias en el Mar del Tuyú, y con la complicidad inalterable de José Nuñez, El Descuidista utilizó para ascender a Benigno Vélez, El Maligno. Fue para acceder al PAMI.
Pronto, en PAMI, Boudou se le hizo indispensable a Massa, La Rata del Tigre, el interventor. Al que iba a suceder, en cuanto Massa fuera promovido hacia la jefatura de gabinete.
Es aquí cuando Boudou utiliza a Massa para llegar a La Doctora y El Furia. Se postula con audacia, de la mano de Massa, para resolverles los problemas de financiamiento. Con la idea providencial de manotear los fondos de pensión. Las AFJP. Siempre con siglas.
Conste que la característica eficaz del pícaro consiste en la capacidad de identificar los problemas del superior. Para resolverlos.
El ministerio de Economía estaba ahí nomás. Mera escala técnica hacia la vicepresidencia.

Abarcar y apretar

Para abarcar y apretar, a Kicillof le bastó con arrimarse a Recalde chico. Un baluarte de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora. Como subgerente, logró transformarse en su colaborador principal.
Recalde chico suplantaba a Julio Alak en la “recuperada” Aerolíneas Argentinas. Es el dinero-ducto por donde se derraman cotidianos millones de dólares, a canilla libre.
Para un ascendente vocacional como Kicillof, pasarlo por arriba a Recalde chico, fue una simple cuestión de meses.
Bastó con acercarse a Máximo, En el Nombre del Hijo. Justamente cuando Máximo ya detestaba a El Descuidista. Por filtrar intimidades indiscretas, para colmo falsas.
Bastó además que La Doctora lo escuchara. Siempre estaba a punto de enternecerse con la juventud inquieta. Axel abarcaba. Era brillante.
Aparte del no peronismo, que los fortalecía, Boudou y Kicillof compartieron también un puente. Fue un vaso comunicante. Hernán Lorenzino. Un encantador ministro de Economía que se reportaba a Boudou. Y al que Kicillof, como su segundo, debía consolidar.
Pero Lorenzino, para Kicillof, fue aún mucho más pichi que Recalde chico.
Se lo despachó -a Lorenzino- como embajador. Hoy apenas le llega a Bruselas, junto con el sueldo y el olvido, algún cable.

Significa confirmar que aquella tía, o acaso su madre, tenía razón. Axelito no sólo abarcaba. Sabía apretar.
Puede testimoniarlo Julio de Vido, el Ex Superministro. Le duró pocos rounds de pié. Hoy está casi fuera de combate. Sostenido por los glóbulos rojos que tiene contados. En condiciones de entregarse a sus pajaritos, con fondo de tangos.
O Milton Capitanich, El Premier, al que se le cuentan los días. Como Massa a La Doctora.

Milton cuenta los días para exiliarse en el Chaco. Mientras es El Gótico el que decide si quiere sucederlo. Y dejarle el ministerio, en todo caso, a Álvarez Agis, El Culata, que ya se lanza hasta a hablar.
Pronto Zannini, El Cenador, también podrá testimoniarlo. El que logró desembarazarse de De Vido y cree ser el gran estratega. El que suele anotarse, a su favor, cualquier alternativa. Menos, claro, la de la derrota. Como ocurrió con el disparate del default (“que no es ningún default, si Argentina paga”).
Pero Kicillof, según nuestras fuentes, se arregló con La Doctora para dejar desairado también a Zannini.
El Cenador pone el adecuado rostro del perro al que le hacen violentamente el amor, y no clarifica, ante nadie, para qué demonios envió a Nueva York al “empresario” Gustavo Cinosi, el Competente Vendedor de Humo.
Cinosi se desplazó a los efectos de mediar, en nombre de Zannini (o sea La Doctora) entre los banqueros que, por invitación de Fábrega (y a pedido de La Doctora), se mandaban también hacia Nueva York para salvar a la Argentina de los trapos del ridículo. Y no “por la patria” desinteresadamente.
Para salvarla del default (que no es ningún default, llamémoslo Pirucho).
Cuentan que fue memorable cuando Cinosi, mientras desplegaba su mercadería de humareda, pretendió erigirse, en representación de Zannini, como el intermediario entre los banqueros y los buitres.
Entonces Sebastián Palla, el enviado de Jorge Brito, lo corrió a Cinosi, con amable celeridad. Como si le dijera “la tuya está, quedate en la reunión, pero ni abras la boca, el que negocia soy yo”. Ampliaremos en algún próximo despacho.

Pelucas, bigotes, anteojos oscuros

Por su apasionamiento por las monedas, El Descuidista sirvió, en principio, para profundizar el fenómeno delictivo del kirchnerismo.
Induce a ilegitimar la reacción higiénica que, como consecuencia de tanto despojo, se reserva la sociedad.
Es la anunciada epidemia de transparencia. La peste de decencia, con sus terribles bacilos de moralidad.
La Justicia, necesitada de purificación, se sitúa a la vanguardia del flagelo de pureza que invade. Al amparo de la espiritualidad que llega desde Roma.
En cambio Boudou sirve, en la coyuntura, para exhibir una figura convenientemente atacable.
El objetivo es que los medios se entretengan con el caramelo de madera de Boudou y no busquen otro muñeco. De los tantos muñecos que aguardan.
Sin ir más lejos, el pobre Lázaro, El Resucitado, enriquecido y casi abandonado. Decir Lázaro es como decir Máximo. O La Doctora.

La idea de ser el sucesor de La Doctora quedó en el sueño dificultoso de El Descuidista.
Como la perspectiva de irse, al menos, con la chapa de gobernador. Como desde la vicepresidencia saltaron otros héroes como Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas), Ruckauf, El Sonriente Arrugador, o Scioli, el líder de la Línea Aire y Sol.
Hoy Boudou traga explicables flemas de resentimiento. Cuentan que, para salir a la calle, según nuestras fuentes, a veces suele disfrazarse. Producirse.
¿Será verdad que El Descuidista se calza alguna peluca? Que se pega bigotes, que se pone anteojos oscuros. Y que tal vez así, con aspecto fantasmal, puede tocar el timbre. Sorprender a algunos amigos. Pocos. Decirles “Soy Amado, abrime, no digas nada”.
Trasciende aparte que aquel José Núñez, el de la dupla de su novela picaresca, al cobrar los primeros pesos considerables se agregó el social Carmona.
Dicen que hoy Núñez Carmona mantiene algunos deseos de embestir contra La Doctora. Para llevarla puesta. Sobre todo si se dispone a entregarlo a Amado.

Para concluir, consta que a una alta fuente policial no termina de convencerle para nada el extraño asalto que padeció la bella Agustina.
El robo de dos computadoras. El cristal roto de su Audi estacionado en una cuadra elegante de Belgrano.
Nadie precisamente sospecha, según nuestras fuentes, de Agustina. Pero ronda la paranoia del robo sigilosamente preparado.
Entonces nadie podrá sorprenderse si de pronto comienza a soltarse alguna información inquietante. Derivación de las penetraciones informáticas a alguna pecé robada.
Aunque, en realidad -dicho sea para consolar a la fuente, y a la dama robada- ya casi no queda ninguna tropelía del kirchner-cristinismo que no se sepa. Abundan las agencias y embajadas recargadas de más datos de los necesarios.
Pero para Oximoron, siempre existe, como en el tango, “un pecado nuevo para estrenar contigo”.
El tango, como el medio, también es el mensaje.

¿Quién le teme al Clavel Inerte?

“Con la que aquí se llevaron por Ciccone no lo van a entregar”.

escribe Carolina Mantegari

A Amado Boudou, El Descuidista, se le teme. Es el hombre que sabe demasiado.
Cabe la pregunta. ¿Quién le teme a Boudou? Como si fuera la Virginia Woolf del drama de Edward Albee.
En este drama más doméstico, casi naturalista, las alternativas son unánimemente horribles.
Conste que La Doctora lo designó a Boudou, como compañero de fórmula, por un atributo doble (al margen de la guitarrita y del pelo al viento con la motocicleta).
Primero, fue por su debilidad política. Segundo, fue por no ser un jefe del peronismo.
Cometido el error, y asumido el papelón, La Doctora siente que no puede entregarlo.
Si lo entrega, supone que vendrán inmediatamente por Lázaro, El Resucitado. Hombre muy deprimido, al borde de la cesación de pagos (como el país). Planifica trasladarse desde Santa Cruz hacia el Chaco y quiso, según nuestras fuentes, enviar alguna moneda bastante considerable al Paraguay. Pero el presidente Cartes -como “la chica de al lado” del baión- dijo que no. Y eso que intercedió un misionero actualmente importante. Ampliaremos si viene al caso.
Decir Lázaro es una manera indirecta de aludir a Máximo, En El Nombre del Hijo. A quien le dieron un irresponsable poder, y en simultáneo desprotegieron.
Pero también poner a Lázaro en el primer plano, que largamente merece, es trazar una bisectriz para aludir a La Doctora misma.
Por la incalculable herencia económica dejada por El Furia. Y que no se supo, ni se pudo, manejar. Conste que no se trata de ningún reproche. Por lealtad elemental, la transparencia aquí no debía existir.
Lo reprochable, en cierto modo, es la tergiversación. El intento explícito de canonizar a El Furia como si fuera el Eternauta que ofrendó su vida por la felicidad del pueblo.
¿Quién le teme al Clavel Inerte? A esta altura, con la información que abunda, y con los multiplicados bolsos migrantes y ocultos, “sanmartinizar” a El Furia constituye una ofensa elemental a la inteligencia del argentino medio.

El optimismo es un pecado perdonable

“Con la que aquí se llevaron, a Amado no se lo van a llevar puesto por la tontería de Ciccone”, confirma la Garganta.
El efecto comparativo reduce el escándalo Ciccone a la magnitud de una propina. Caja de empleados.

Pero si La Doctora no lo entrega a Boudou el problema se le agrava. Se obstaculiza el demencial objetivo de continuidad. Aunque si pudieron ganar en 2011 con el contrapeso de Schoklender, perfectamente pueden arriesgarse al contrapeso de El Descuidista. Y mientras los palos vayan convenientemente para Boudou se postergan los palos para Lázaro.
Aunque parezca poesía, La Doctora planifica persistir en el poder. El cristinismo no se entrega.
Creen que le ganan, en primera vuelta, a cualquiera. Pero que también pierden en segunda vuelta con cualquiera.
Pero el optimismo es un pecado perdonable. Por lo tanto suponen que vale la pena dar la batalla.
Tiene encuestas de consultoras amigas que le aseguran contar con el favor del 30% del electorado.
Entonces el candidato preferido de su escuadra va a ser aquel que garantice contener mejor el 30. Y que se las ingenie para armar alguna política de alianzas que le permita abrochar el 40.
Se reitera aquí el escenario de 2003. Ganador será aquel que, en primera vuelta, salga segundo.
Como Néstor Kirchner, con el miserable 22%, en la elección que perdió con Menem, el ganador derrotado.

Los cautivos

En cualquier escenario, Boudou es un Clavel Inerte.
Traba a la colección de invierno de los postulantes que La Doctora impulsa, y que complementan la acción programada de esmerilar a Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol.
Ninguno de ellos aún aparece en pantalla, donde figuran, lo más campantes, Mauricio, Sergio y Daniel. Los protagonistas de la consagrada miniserie.
Se precipita Sergio Urribarri, El Padre del Marcador, para colarse en la foto.
Con tal de ser ungido por La Doctora, Urribarri se atreve a cargarse, en la campaña, hasta al propio Boudou. A babucha.
Otro afectado sustancial, que pugna por meterse de perfil en la foto, es Florencio Randazzo, El Loco de la Florería, enemigo íntimo de El Descuidista.
Crece Randazzo entre el universo cerrado de los funcionarios. Y se convence, en pleno esmeril, que en la interna del cristinismo le gana a Scioli.
Al que aún no toma nadie con seriedad es a Rossi, El Soldadito de Milani. Aunque se ponga detrás de un árbol, no tiene posibilidades de aparecer en pantalla.
No es el caso del meritorio Domínguez, El Lindo Julián. Ambicioso que sugiere que “no es tiempo de candidaturas”, mientras el ingenio de Pepe Albistur, su sostén principal, colma Buenos Aires con los afiches inspirados. Como el “no pasa naranja”. Esmeril -cuando no- a Scioli.
Pronto El Clavel Inerte podrá ser también probablemente una carga electoral para Axel Kícillof, El Gótico.
Después que Axel acuerde, en el minuto final, a los billetazos limpios, con Los Buitreros. En su heroica condición de “negociador”, habituado a pagar siempre mucho más de lo que corresponde.

De todos modos, tampoco El Descuidista “está dispuesto a rendirse”. En esta actitud sintoniza con La Doctora.
Aunque no pueda posar su gruesa sentadera en la presidencia del Senado.
“Quiere dar la pelea hasta el final”, confirma la Garganta.
En el descenso, la debilidad se le convirtió en fuerza.
El Descuidista mantiene cautiva a La Doctora, como si fuera la protagonista del “poema épico” de Esteban Echeverría.
También mantiene cautivos a los postulantes que aspiran a suceder a La Cautiva.
Se explica entonces que El Clavel Inerte apele, con insolencias límites, el procesamiento del Juez Lijo. Que se disponga a llegar hasta la Suprema Corte.

Colas sucias

Hasta el cierre del despacho, sólo el senador Pichetto, El Postergado Eterno, fue el único que se atrevió frontalmente a ponerle un freno. Abundan rostros distantes de disconformidad, rumores de desacuerdo, las condenas. Las invocaciones al terrible error de La Doctora. Pero nadie se arriesga a exigir la tarjeta roja.

En el cristinismo predominan colas sucias que huelen mal. El temor fluye entre los despachos.
Hoy Boudou es la estampilla indeseable. Como lo definió el Portal, es un Clavel Inerte.
El pícaro ascendente de Mar del Plata, que políticamente cautivó a la veterana de Tolosa, ya nada tiene para perder. La libertad, apenas, pero en el largo plazo. Aunque, en cierto modo, ya este preso. No puede ir a Happening, al Duhau. Ni siquiera puede caminar por el barrio bajo de Puerto Madero.
“En su estado, que duerma, es un mérito”, confirma un transgresor del peronismo. Al que “por bandido” -y sólo “por bandido con temple”- Boudou comienza a parecerle casi simpático.
El Clavel Inerte es el peligro oculto. Se refugia en el aguantadero que no puede presidir.
Resiste las 335 fojas del juez Lijo mientras aguarda la estocada crucial del juez Bonadío. El primero -Lijo- lo cruza por corrupto. El segundo -Bonadío- es peor. Lo cruza por trucho.

La marginalidad está peor que en 2001

Piedra libre para la destrucción en La Revolución Imaginaria.

escribe Carolina Mantegari

Los cristinistas se enojan cuando se confirma, desde aquí, que “la marginalidad en Argentina está hoy peor que en 2001”.
Y se agrega: “excitada por el narcotráfico y franeleada con el cuento de la inclusión social”.
En realidad, lo que sociológicamente espanta, aún no se entiende, es el significado explícito del 2001. Donde la marginalidad muy poco tuvo que ver.
Lo que estalló, en aquel final ardiente del año, fue la paciencia colmada de sectores maltratados de las capas medias.

Madres del Banco de Galicia

En el primer año del siglo, la desesperación encegueció al pequeño burgués clásico (para decirlo en la superada terminología marxista).
Fue al descubrir que sus fondos depositados en dólares repentinamente se habían diluido. Cuando se ponía el plástico en el cajero automático y no aparecían los billetes apaciguadores. Detonante principal de las bulliciosas protestas que derivaban en actos próximos a la barbarie. Encabezadas, por entonces, por las Madres del Banco de Galicia (según la acertada concepción del pensador Ignacio Zuleta).

Se registró, en la práctica, la transferencia de recursos más letal. Desde el patrimonio de las hipersensibles capas medias hacia la picaresca de los endeudados en dólares. Fueron los que supieron aprovechar los beneficios posteriores de la pesificación asimétrica, indiferentes al tendal que dejaron al descubierto. Dispuestos, en adelante, a acumular rencores y desconfianzas.
En cambio, lo que se reconoce como “marginalidad” quedó entonces mayoritariamente empatada. Casi a mano. Porque era muy poco o nada lo que aquel marginal de 2001 tenía para perder. A lo sumo se distanciaba mucho más del casi extinguido proceso de estratificación social. Es decir, la posibilidad del ascenso de clase, un fenómeno que sigue aún -aceptémoslo- casi vedado. Reducido apenas al territorio de la utopía o del braguetazo.
Con lo cual se asiste, además, al fracaso estrepitoso de un gobierno de procedencia básicamente peronista, como el que se padece y termina, sin relevos que hasta ahora entusiasmen.
El peronismo -que todo lo abarca- supo caracterizarse también por presentarse como una máquina reproductora de clase media. A los efectos de facilitar el traspaso. Desde la marginalidad del desposeído hacia las sutiles contradicciones de una clase media, primero, baja. Pero con posibilidades de acceso hacia la educación, que sistematizaba la realidad del progreso y que hoy es víctima de la misma decadencia.

La identidad resquebrajada

2001 representó, en principio, un contundente empobrecimiento de las capas medias que protagonizaron creativos escenarios de barbarie acotada. Y la consolidación simultánea de una marginalidad cada vez más alejada de una posible integración al proceso productivo.
Después de la magnífica transferencia de recursos, desde las capas medias hacia la especulación triunfal de los beneficiarios, comenzó con Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas) el ciclo de crecimiento (que iban a desperdiciar sus dos sucesores).
Claro que se crecía con la dupla Duhalde-Lavagna, pero desde la ventaja comparativa que ofrecía la gran decepción de estar en la lona.
Desde abajo, en general, suele ser más factible el logro de incorporarse un poco.
Y aquellos sectores medios que perdieron, paulatinamente iban a recuperar -merced al crecimiento- partes considerables de lo transferido. Y volverían, más resignados que vencidos, a ponerla en los bancos.

Es precisamente a partir de 2003, a través de la Revolución Imaginaria que impulsa el kirchnerismo, cuando se reciben los réditos de la recuperación que se inicia con Duhalde. Y cuando comienza el despliegue de desaciertos presentados como méritos, que se las ingenia para desperdiciar imperdonablemente la etapa de prosperidad más extraordinaria. Merced a la prepotencia ascendente del commodity principal. El poroto subestimado que aún nos sostiene.
Aquel desperdicio histórico concluye con la impúdica marginalidad de hoy. Con los abyectos desmanes del domingo que sólo pueden sorprender a los distraídos y que pudieron contemplarse grotescamente por televisión. Cuando los violentos marginales salieron de sus refugios normales para banalizar penosamente el saludable acto de gratitud. El reconocimiento que “la sociedad blanca” ofrendaba a la selección nacional de fútbol, que consiguió el meritorio segundo puesto en el torneo Mundial de Brasil. Mucho más, en cierto modo, de lo que se merecía. Y de lo que se esperaba de ella.
Aparte, “la sociedad blanca” aprovechaba también para homenajearse a sí misma, en los alrededores del Obelisco. Lo necesitaba. Como si se complementara con los sectores más osados que se desplazaron hacia Brasil, para pintarrajearse, conmoverse, gastar a los brasileros y simular que pertenecían a una barra brava elegante. Porque gracias a un conjunto de futbolistas regulares podían consolidar ciertos aspectos de la identidad resquebrajada.

Piedra libre

Aquí también se dijo que explicar los escatológicos incidentes del domingo, a través de la derrota, es ingresar por la puerta equivocada. Porque el vandalismo estaba garantizado. Aunque Higuaín o Palacios hubieran acertado con su puntería y se les ganara a los alemanes.
El acontecimiento del fútbol producía la legitimidad de la aglomeración. De ningún modo el violento marginal podía desaprovecharlo. Algo siempre puede robarse y destruirse.
Aparte, no hay fundamentaciones para sorprenderse. Cualquiera sabía que la ciudad no se encontraba siquiera preparada para soportar el autodenominado día del hincha de fútbol. Derivó en violencias devastadoras similares a las del domingo. Y en el mismo escenario.
Como balance -y aunque se enojen- el cristinismo produjo efectos catastróficos en las tres grandes franjas sociales. En trazo grueso, arriba, en el medio, pero sobre todo abajo.
En los márgenes. Donde el narcotráfico cometió su turno prioritario para el estrago. Y donde se subsidió a la bartola y sin el menor objetivo de contención. A través del excitante cuento de la inclusión social, basamento teórico de los logros supuestos de la Revolución Imaginaria, y en una atmósfera de permisividad más irresponsable aún. Con una idea prejuiciosa, casi culposa, del derecho del Estado a ejercer la represión. Recurso entendido, por los progresistas de ocasión, como una patología.
Piedra libre, entonces, para el robo y la destrucción. Es gratis.

Peronismo: de la insolencia a la postración

sobre un informe de Consultora Oximoron
Redacción final de Carolina Mantegari

“El kirchnerismo te viola con un sexo breve y fláccido”
Oberdán Rocamora. Teorías.

Introducción
Complementos de la escenografía

“¿Para qué nos hicieron venir?”. Es el lamento de un “gobernador atragantado”.
El interlocutor, otro sobreviviente, aunque sin territorio, lo comprende. Pero le reclama:
“No me lo preguntes a mí. Preguntáselo a Parrilli, o a Zannini”.
Ambos se identifican con el sentimiento tóxico de la inutilidad. Les cuesta asumir que fueron convocados para aplaudir en el Salón Blanco. Como complementos sustanciales de la escenografía televisiva.
Pero ni siquiera pueden acercarse para saludar a La Doctora.
Ella termina, agradece a “todos y todas”, entre los cánticos de los fervorosos que “bancan el proyecto, nacional y popular”.
Sin embargo se forma un cordón de seguridad mientras La Doctora se esfuma.
Finaliza la cadena. Los medios vuelven a sus programaciones habituales.
Forreados, los gobernadores vuelven hacia la habitualidad de sus provincias.

Osiris Alonso D’Amomio
Director/ Consultora Oximoron
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La transgresión perdida

“El peronismo, Carolina, era insolencia”, confirma la Garganta.
Una suerte de rebeldía emotiva, racionalmente aplicada a la noción de justicia social.
Creatividad, transgresión, atorrantismo.
Tendencia hacia el placer inmediato, según Santoro, el gran pintor del sentimiento que fue.

Aquel peronismo insolente y transgresor -para Oximoron- hoy se presenta como un conjunto triste de oficinistas preocupados por hacer “la suya”.
Atender sus quioscos, pensar en la próxima, para cobrar, mojar.
Y pagar, sobre todo los salarios.

Entre los gobernadores, es De la Sota, El Cordobés Profesional, quien se banca alguna disidencia real. Y hasta por ahí nomás. Porque mantiene el escudo cultural de una provincia obstinada.
Como reflexiona El Sofista del Llano: “En treinta y un años de democracia, Córdoba nunca fue alfonsinista. Ni tampoco fue menemista. Menos, sobre todo, kirchnerista”.
“Córdoba es la Cataluña argentina”, confirma otra Garganta. Lo sostiene con más orgullo que espanto.

Mientras tanto San Luis, con los Rodríguez Saa, es -para Oximoron- un Estado Libre Asociado. Como Puerto Rico. Con menos dinero pero sin mar.

Otras provincias carecen de la tendencia hacia la diferenciación. Algunos gobernadores, incluso, embajadores. O una especie de virreyes.
Meros representantes del poder central que deben bancarse la persistencia cotidiana del desaire.
Se instala, y se toma como algo normal, que si La Doctora los bombea, o los posterga, se les incendian los territorios. Tienen que convivir con la monotonía del maltrato.
En el federalismo trucho no queda otra alternativa que sostener esta patología de gobierno. La gran farsa de “Cristina Conducción”.

Aunque los vegetalizados sepan que La Doctora no conduce un pepino.
Sólo los manda, por intermedio de Zannini, El Cenador. Ahora también a través de los mensajes de Capitanich, El Premier. El que pasó de Premier a Locutor Matinal.

La Doctora ni siquiera los tiene en cuenta. Por un sentido bartolero de la conveniencia, los peronistas que quedan se suman al equívoco de creerse conducidos. Y hasta minimizan el rol de los sindicatos.
Como aquí se dijo: de columna vertebral, las organizaciones sindicales pasaron a ser, en el peronismo que gobierna, apenas apliques indeseables.

Por sus atributos descartables -para Oximoron- La Doctora lo prefiere, como presidente del Partido Justicialista Vegetal, a Eduardo Fellner, El Milagritos de Jujuy. El que llamativamente “es” porque no quiere “ser”.
Y Juan Carlos Mazzón, El Tejedor, heredero del Flaco Mera, emerge como el penúltimo escéptico eficaz.
Por pedido de La Doctora, El Tejedor disuelve la ristra de los presidenciables. De los que quieren “ser”.
Por orden alfabético, en nombre de La Doctora se distribuyen las vicepresidencias honorables.

Sin que nadie tenga la insolencia, o la rebeldía, de decirle a La Doctora lo que sostienen entre ellos, sin decirlo.
“¿Quién c…te crees que sos?”.
O: “¿cómo se te ocurre que vas a poner todos los diputados?”.
O: “ya debimos tragarnos hasta el sapo de Zamora, ¿qué más querés?”.
O a lo mejor: “Sin el PJ, con la fuerza propia que tenés, a lo sumo podrías llegar a la otra cuadra”.
O acaso, ya en el esplendor de la etapa lazarista:
“Si tu destino inmediatamente político, Cristina, no pasa por la utopía del regreso. Pasa por Comodoro Py”.

El crepúsculo del PJV

Sin embargo La Doctora se permite el lujo de disolver, en la mezcla, al instalado Milagro-Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, con su aceptable replicador, Urribarri, El Padre del Marcador de Punta. El atendido que puso a Gallucio en YPF. Y a alguien menos conocido. A Michel, en la AFIP (no olvidar que la SIDE, comparada con la actual AFIP, es ateneo religioso).

Después de todo, como se sostiene hasta en los arrabales de La Agencia de Colocaciones, “va a ser Mancusso”, se dice, por Scioli.
“Pero Mancusso, para fortalecerse, a alguien tiene que ganarle”.
Y La Doctora acomoda en la mezcla, para esmerilar a Scioli y atemperarlo, a los que por ahora no aparecen en ninguna pantalla.
Como Domínguez, El Lindo Julián, y Randazzo, El Loco de la Florería.
Son los dos “rivales eternos de la Cuarta”, que necesitan nacionalizarse con celeridad. Para llegar, con más fuerza, a la gobernación de la provincia de Buenos Aires, La Inviable. Y así evitar, en adelante, la forzada importación de las figuras metropolitanas. Como se importó en su momento a Ruckauf, El Missing, o el propio Scioli.

Por su mediocridad estructural, sólo el PJV le obedece a La Doctora. Es el único factor de poder que le queda. Con cierto valor y una base siempre considerable de votos.
Como el “muy buen crepúsculo”, al que canta el poeta Nicanor Parra, el PJV es “el único amigo que le queda”.
El resto del Frente para la Victoria, con los sellos de Unidos y Organizados, representa una colección honorable de buscapinas que contemplan el horizonte con la tensión de la medialuna enarbolada.
En el plano dirigencial del PJV, La Doctora logra instalar, por la instrumentación negociada de Mazzón, a los jóvenes que prefiere imaginar como sus continuadores. Buscapinas enrolados en La Agencia de Colocaciones. La Cámpora.

Estamentos

No será fácil, en el futuro inmediato, asumir que convivieron, hasta la postración, con la magnitud de la patología cristinista.
Con el último gobierno de origen peronista que lega una sociedad unánimemente estropeada.
En los tres estamentos. Arriba. En el medio. Y abajo.

1.- Los poderosos que construyen riqueza saben, hasta aquí, que sólo pueden hacerse buenos negocios cuando se está muy cerca del poder. Si se es, claro, “del palo”.
Los aspirantes a la sucesión como Macri o Cobos, Massa o Scioli, Sanz, Carrió o Binner, tendrían que elevarse y convencer a los constructores de riqueza. Que para hacer buenos negocios en la Argentina, para proyectarse, no es estrictamente indispensable arrimarse al poder. Ni tender hacia la ventajita de la proximidad.
El capitalismo no requiere que el inversor sea pecaminosamente amigo del transitorio interesado que decide.

2.- Deja una capa media exhausta. Carne fácil de caceroleo. Agobiada por el hartazgo sin representación política. Consumistas sofocados por el desvarío de pagar impuestos inútiles, sin que se le garantice la vigencia de reivindicaciones elementales. Derivaciones sustanciales de la idea de la libertad. Artículo 14.

3.- Deja, por último, abajo, lo peor, una marginalidad peligrosamente creciente. Millones de miserables excitados con el cuento invasivo de la inclusión social. Urgidos de soluciones inmediatas.
Estafados por la plantación irresponsable de una revolución imaginaria. Por un gobierno que los franeleó con el engaño de la pertenencia.
Los aspirantes a la sucesión de La Doctora deben saber que el desposeído queda en un estado infinitamente más calamitoso que el de 2001.
En trece años, aquel desposeído asistió al estrago del narcotráfico. Al culto subsidiado de la pereza sin perspectivas.
Al divisorio rencor, que unifica -para Oximoron- a los tres estamentos de la sociedad estropeada.

¿Ubi est nostram? (¿dónde está la nuestra?)

LA POLÍTICA SWINGER (II): Macri con Sanz, De la Sota con Massa. Mientras se lanza El Lindo Julián.

El armado de las parejitas, en el club de la “política swinger” prosigue con su obscenidad aceptable. Casi inofensiva.
Mauricio Macri, El Niño Cincuentón, se muestra, en la selectiva universidad, con Ernesto Sanz, La Eterna Esperanza Blanca.
Mientras tanto José De la Sota, El Cordobés Profesional, trata de acercarse a Sergio Massa, El Renovador de la Permanencia. Pero también le guiña un ojo a Macri. Como si lo cabeceara, para danzar.
Por su parte Eduardo Duhalde, El Piloto de las Tormentas (generadas) insiste, con suerte relativa, en su condición de Celestino. Para que vuelvan a rozarse Massa y Daniel Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol.

Macri-Sanz

Por el tenor de las complicidades, el entendimiento entre Macri y Sanz parece estar, según nuestras fuentes, cerrado.
Sería un logro de Emilio Monzó, El Diseñador, por el cual brega desde hace meses. Con argumentos pacientemente seductores, hacia los radicales necesitados de un buen candidato que sea nutritivo para su aparato (que el portal prefiere denominar esqueleto).
La componenda induce a la alianza natural entre el esqueleto que no tiene una cabeza convincente (La Unión Cívica Radical), con la gran cabeza (Macri) que carece del elemental esqueleto.
La fusión representa la manera casi ideal de armarse para enfrentar al culpable peronismo en una segunda vuelta. Con posibilidades de triunfo.
Si gana, Macri podría nacionalizar la festiva ceremonia del bailecito. “No me arrepiento de este amor”. Y hacer, del país entero, una interminable vía rápida, como en la avenida 9 de Julio.
Aquí el radicalismo centenario podría incorporarle su fibra al esqueleto. Pero recargarse con infinidad de legisladores e intendencias. A los efectos de reciclarse.
Si pierde, Macri podría dedicarse a disfrutar de la tranquilidad de su familia. De Antonia. A comprobar -en fin- la veracidad de otra sentencia clásica de Vernet, el filósofo positivista de Rosario. Reza:
“Cuando un político dice que quiere disfrutar de su familia es porque lo cagaron”.
En cambio los radicales, si pierden, se quedan con el aparato renovado. Recargado y en condiciones de ponerlo a disposición de una cabeza propia. La del promovido Sanz.
Más problemática resulta la posibilidad de entregárselo a Cobos, El Cleto No Positivo. A quien no le perdonan haberse ido en 2007 con Kirchner, El Furia.
Aunque nadie en el radicalismo está en condiciones de perdonar a nadie, menos después de haber apoyado, en 2007, al peronista Roberto Lavagna, La Esfinge. O que El Alfonsinito haya pactado, en 2011, con Francisco de Narváez, El Caudillo Popular.
Consta también, en el boliche swinger, la suave ironía de Sanz. Cuando prefiere alterar los términos de la fórmula para proponer Sanz-Macri. Hasta el cierre del despacho nadie registra esa posibilidad.
El amontonamiento de FAUNEN, de darse la fórmula pragmática Macri-Sanz, nació seguramente partido.
Los mormones del socialismo, y los buscapinas de la izquierda, tienen ganas de ganar. Pero consideran que es muy alto el precio de ganar con la escafandra de Macri. Al que consideran de derecha. Aunque Mauricio ya no sabe qué hacer para que los progresistas lo acepten como un par. Como si fuera otro Alfonso Prat Gay, El Amalito.
Pero abundan los extendidos límites morales que entienden que Macri representa una frontera que los dignos no deben cruzar. Para cuidar la identidad, y poder dirigirse tranquilos a la emisión de Maxi Montenegro, sin objeciones de conciencia. Como por ejemplo Fernando Solanas, El Dirigente Universitario, que está abonado.
O el propio Hermes Binner, el John Wayne de El Hombre Quieto, al que quieren recluirlo en Santa Fe, donde los radicales se aferran también al presupuesto.
Trasciende, aparte, que de existir un gran arreglo con Macri, la cabeza de Del Sel no será entregada como parte de pago. La alianza puede ser por la presidencia, pero con las manos libres en materia de gobernación.
Por supuesto, si se hostiga el arreglo hasta evitarlo, y Macri y Sanz van previsiblemente por su lado, se facilita la permanencia del peronismo. En cualquiera de sus dos vertientes, Franja de Massa o Milagro-Scioli, podría entonces resolverse el conflicto de manera natural. Con los peronistas en el gobierno que brindan la ventaja de tener identificado al culpable de todas las desgracias.

Cordobecismos

Por su parte De la Sota también está con la caña al borde del dique. Nada quiere saber con ser de nuevo gobernador de Córdoba (como quieren conformarlo a Cobos en Mendoza). Ni conformarse con la parsimonia de la senaduría (que es lo que ambicionan capturar para siempre Reutemann, Rodríguez Saa y Romero).
El Cordobés Profesional confirma que está para presidente o para disfrutar de la familia. Para comprobar la veracidad del Teorema de Vernet.
Como no quiere quedarse solo en el boliche swinger, después de haberle dado la espalda al vegetalismo peronista, De la Sota plantea una interna en las PASO con Massa. Y en un arranque de astucia cordobecista lo incluye también al propio Macri.
A Massa, en principio, le convendría, ya que necesita ganarle a alguien, a los efectos de no perder meses de presencia electoral. Pero también le asusta porque la jugada es proclive a la perversidad de las operaciones. Y a lo mejor De la Sota hasta le puede ganar, y dejarlo afuera. No olvidar que De la Sota no es un bocadito tierno, como Insaurralde.
Tal vez Massa hubiera preferido encarar una interna con Adolfo Rodríguez Saa. Pero los habitantes del Estado Libre Asociado de San Luis son lo suficientemente pícaros como para cobrar muy cara una “interna para perderla”.
“¿Cuál es la nuestra?”, confirma la Garganta, como si le preguntara, en latín “¿ubi est nostram?”. ¿Dónde está la mía?

El Lindo Julián

Alejado del boliche swinger, por sus preceptos católicos y su tradicional monogamia, el que se largó es Domínguez, El Lindo Julián. Sin poder entrar aún en ninguna pantalla, ni siquiera en una selfie.
Con un sistema inverso, desde abajo hacia arriba. El Lindo Julián arrancó con una comida con diez amigos, y les pidió a cada uno que, para la próxima comilona, cada uno llevara otros diez (que pagara su propia cuenta). A la segunda fueron casi cien los comensales. Volvió a repetir el mecanismo hasta alcanzar un núcleo fundador de hierro, Casi 800 buscapinas julianistas se disponen a acompañarlo. Para tratar de mantener mojadas las medialunas, que consumen desde hace años, sin pausas de relajación.
El Lindo Julián mantiene, como proyecto movilizador, la idea del alfonsinismo. Trasladar la capital hacia Santiago del Estero. Sería un enorme alivio para los porteños.
Lo acompañan los patriotas que mantienen los pies adentro del plato del Partido Justicialista Vegetal. Kunkel, Díaz Bancalari, la señora Bielsa, Eduardo Valdés, Calcagno y Oporto.
Como la mayoría de los postulantes del vegetalismo, El Lindo Julián tiene su fotografía en los paredones, con el inquilino de la Nueva Puerta de Hierro, El Vaticano.
Un Francisco que, con la interna peronista, en el fondo, según nuestras fuentes, se divierte.

Oberdán Rocamora

Franja de Massa o Milagro-Scioli

sobre informe de Consultora Oximoron
Redacción final Carolina Mantegari

Introducción
Combate de resistencia

Al cierre del Informe, los tres protagonistas exclusivos de la consagrada miniserie se encuentran casi a la par.
Queda Mauricio un poco más replegado, aunque con posibilidades difusas de sorprender. Bastante remotas, eso sí.
Se aleja la perspectiva de aliarse con el esqueleto de los radicales.
Aparte, Oximoron registra que se pontifica, en exceso, sobre el (engañoso) agotamiento del peronismo.
Para la plácida visión, el peronismo emerge como el culpable genérico de la mayor parte de los males.
Entonces se enuncia voluntariamente que se viene el turno del “no peronismo” (más engañoso aún).
Pero con estos valores en juego, se concluye que es imposible. Con la sumatoria de los postulantes ejemplares del Frente Unen, con exponentes que atraviesan el jardín luminoso que contiene a la ética y la estética, difícilmente podrán imponerse sobre alguno de los dos peronistas principales del escenario.
Sea Sergio o sea Daniel. Franja de Massa o Milagro-Scioli.
Si las elecciones nacionales transcurrieran el próximo domingo, los excitados no peronistas -para Oximoron- volverán a quedarse afuera. Con la moralidad servida de la oposición.
Significa confirmar que hoy la batalla electoral se dirime en una suerte de interna peronista. Entre La Franja y El Milagro.
Por suerte, faltan aún diecisiete meses para la tranquila inutilidad de las primarias abiertas y obligatorias. Las PASO.
El combate que se viene es de resistencia. Sin respiros, pausas ni relajaciones en la política swinger. Aunque se venga el Mundial de fútbol que genera esperanzas vanas de olvido. Sobre todo para los damnificados de la etapa lazarista del cristinismo.
Para esta pelea de resistencia, aparte de armarse, los tres protagonistas de la miniserie deben cuidar el aire.
Comparten, los tres, severos dilemas de oxígeno.

Osiris Alonso D’Amomio
Director/ Consultora Oximoron
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El Milagro Scioli

Así como el mensaje es el medio, o viceversa, aquí el Milagro es Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol. Un desafío para analistas y académicos.
Por más que La Doctora lo disuelva entre la sopa espesa de una de las cuantiosas vicepresidencias inútiles del Partido Justicialista Vegetal (PJV). Por más que quede diseminado entre otros potenciales presidenciables, el positivista muestra con “fe, esperanzas y siempre para adelante” que va a quedarse para la conversación final.
A valores de hoy, en una disputa con Sergio Massa, Aire y Sol II, titular de la Franja de Massa.
Sin una gestión que nadie le reconozca, y ni siquiera le ponderen, Scioli sale de shopping por las provincias. Supone fortalecerse con la adhesión de los “gobernadores atragantados” que en su mayor parte no tienen reelección. Y tampoco le garantizan victorias territoriales. Pero le permiten exhibir un grupo presentable y compacto, que recibe también sin reparos al desafiante principal en el plano interno. Sergio Urribarri, El Padre del Marcador de Punta.
El vegetalismo peronista permite mostrar la apariencia de un esqueleto bien armado. Con huesos gastados, aún en condiciones de uso.
El Milagro-Scioli persiste entre menoscabos extraordinarios, y subestimaciones sin originalidad. Pero se le incorporan, a diario, los valiosos buscapinas que comienzan a creer, con seriedad y sin nada para perder, que están ante la evidencia del milagro. De verdad.

Massa y su circunstancia

De los tres protagonistas, Sergio, El Renovador de la Permanencia, es quien parece divertirse más con la centralidad.
Crece, se estanca, y vuelve a crecer. En medio de la ordenada desorganización que gira a su alrededor. Como si fuera un atributo.
Para Oximoron, el massismo parece convertirse en un fenómeno “orteguiano”. Pero por el filósofo español Ortega y Gasset, y no por Palito, el tucumano, que supo ser uno de los mentores de Sergio.
“Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”. Lo dijo Ortega y Gasset.
Aquí, en cambio, es Massa y su circunstancia.
Porque La Franja de Massa está donde está Massa. Y es, en el fondo, sólo aquello que hace, o dice Massa. Palabra de Sergio.
“Tenemos la estampita y los fieles. Sólo nos faltan los buenos pastores”. Lo confirma un massista extraño, para colmo de los más racionales. Al que le cuesta ubicarse en la desorganización que a Sergio, llamativamente, lo estimula. Y la goza.
Al mejor estilo Menem, el orteguiano Massa cree cargar consigo la buena estrella del César. Con la cual los protege a los protagonistas plausibles de una comedia de malentendidos.
Al tenso Martín Redrado y al eficiente Miguel Peirano. A la formada señora Graciela Camaño, La Negra, y al experto intendente Gilberto Alegre, de Villegas, hoy transformado en legislador.
Y a la serie entrañable de los “renovados”. Como De Mendiguren, Felipe Solá, Tito Lusiardo, alias Juanjo, el poeta Alberto Fernández, el Chupete Manzano, el conde polaco Eduardo Amadeo, al aportante espiritual Jorge Brito y su lugarteniente Rodríguez, El Corcho. Sin olvidarse nunca de Pierri, El Muñeco, o de los “renovados” más formidables. Como Reutemann, Romero o los Rodríguez Saa.
También hay protección para todos aquellos que se jactan de tener ciertas influencias sobre el titular de la Franja. Sergio finge escucharlos con atención, aunque siempre para hacer, o decir, lo que se le cante.

Consuelos del macricaputismo

Para Mauricio, El Niño Cincuentón, Sergio llegó para complicarle la carrera política. Transformarse en su obstáculo.
La animadversión política hacia Massa es también un valor que la acerca a La Doctora (aparte de los aspectos puntuales de fuerte incidencia económica. Inmobiliarios, como el traspaso de la Esma, o de relativa espiritualidad).

En PRO -expresión institucional del macri-caputismo- se consuelan con una creencia que en el fondo los justifica.
Indica que, si la señora Gabriela Michetti, La Princesa de Laprida, le hubiera hecho caso a Mauricio, y aceptaba jugar en Buenos Aires, La Inviable, Massa se quedaba en el molde. Perdido entre las vueltas de la rotonda. No hubiera “jugado”.
Por lo tanto, con Michetti activa en Buenos Aires, en el escenario de 2013, la Franja de Massa nunca hubiera existido.
Tarde para lamentaciones contra-fácticas. Porque La Franja de Massa existe y hoy encabeza cualquier encuesta.
Ocurre que Sergio le arrebató a Mauricio hasta la cucarda de la juventud. Es trece años más joven y le disputa el mismo mercado.
Pero la popular Michetti prefirió quedarse en el Artificio Autónomo de la Capital. Para beneficio indirecto de Massa, y para la complicación ostensible de Horacio Rodríguez Larreta, El Carismático de Pompeya.
Horacito no escatima recursos para convertirse en el sucesor de Mauricio. Con la venia, en apariencia, del inmanente Nicky, y del propio Mauricio, quien ni se inmuta ante el entusiasmo de los innumerables que descubren la ventajita de enfrentar a El Carismático.
Como los Peronistas Originarios. Diego Santilli, El Colorado, y Cristian Ritondo, El Potro. Desde el interior del macricaputismo.
O como Martín Lousteau, Sir Alfred Douglas, el crédito del amontonamiento de Unen.

Noción de tagliaferrismo

Por la colonización siempre pendiente de Buenos Aires, La Inviable, Mauricio decidió suplir, a la reticente Michetti, por la obediente señora María Eugenia Vidal, La Chica del Flores de Carriego.
A los efectos de librarse de otra eventual competidora, Horacito, El Carismático de Pompeya, apoyó la idea de desplazarla con curioso apasionamiento.
Le prometía lo que fuera -con tal que se fuera-, a María Eugenia Vidal. Para que se lanzara, como Roca, a la conquista del desierto.
Lo extravagante y divertido del Pro es que se trata, en el fondo, de un partidito urbano, tan gerencial como hogareño. Donde los episodios domésticos suelen adquirir cierta trascendencia política.
Ya se registró algún alentado divorcio que favoreció, incluso, la proyección política de un gran cuadro macricaputista.
Trasciende que La Chica de Flores tuvo ciertas dificultades para financiar la colonización bonaerense. Las trabas nunca deben ser atribuidas a Jorge Macri, El Primo (que era) Pobre, su competidor interno.
Al contrario, los problemas de recursos se agravaron, según nuestras fuentes, por las ambiciones predominantes del máximo cuadro del tagliaferrismo (movimiento que paulatinamente se extiende por los suburbios).
Es Ramiro Tagliaferro, El Neo Nancy, para colmo fiel esposo de La Chica de Flores. Un impulsivo concejal de Morón, gracias a la alianza olvidada con la Franja de Massa. La que con suerte ínfima intentan reeditar Ramón Puerta y Diego Guelar.
El dilema se resolvió con el alejamiento del numen del tagliaferrismo. El abandono de Ramiro del comando de la campaña de la conquistadora Vidal.
En algún momento se especuló, incluso, con el salto en garrocha de Tagliaferro hacia el massismo. Desplazamiento que, según nuestras fuentes, deseaban varios macricaputistas.
“Mejor, que se lo lleve Massa”, confirma la Garganta.
Lo importante, para El Carismático de Pompeya, es que La Chica del Flores de Carriego no suspenda la colonización. Y que no decida marcar, de nuevo, altiva presencia en el Artificio Porteño.

Se viene la franja de De la Sota

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial

“¿Qué hacemos aquí?”, preguntó José De la Sota, El Cordobés Profesional -según la Garganta- al colega gobernador Beder Herrera, El Eduardista.
Pares que fueron convocados por José Luis Gioja, El Flaco que Vuelve. Para el asado del reencuentro, en Remonta y Veterinaria.
(Otro gobernador creyó que se trataba de un club social. Desconocía a Remonta como dependencia del Ejército).

Churrascos castrenses

El “aquí” es el Partido Justicialista, para el Portal el PJV. El agregado es la “v” de Vegetal
Sin embargo, De la Sota persistió en el asado militar. Como El Beder, o el pobre Pérez, El Paco, incluso Daniel Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol. O Gildo Insfrán, El de la Provincia Escriturada.
Padecieron, por relativa educación, la melosa perorata de Jorge, El Distraído.
Es -Jorge- el gobernador de La Pampa que supo clavar la garrocha, para elevarse desde Santa Rosa.
De depender de Verna, El Rebelde, Jorge saltó en garrocha hacia el cristinismo más tenaz.
Con la portación sana de fervoroso cristinismo Jorge pareció competir, en la materia, con el ausente Sergio Urribarri, El Padre del Gobernador de Punta.
Es -Urribarri- el precandidato presidencial que cuenta con el discutible atributo de ser un desconocido. Aunque bastante original. En vez de trasladarse hacia la última moda de Nueva York (como Massa, Scioli, Urtubey y Macri), el entrerriano prefirió iniciar el proselitismo geopolítico en China.
Entre los chorizos, las mollejas y los churrascos castrenses, los gobernadores debieron padecer, por si no bastara, también a José Alperovich, El Ruso del Camello.
Está irreconocible -Alperovich- desde que se bajó del camello de Dubai. Junto a su esposa, la senadora Rojkés, La Desplazada.
Ocurre que Rojkés debió ceder compulsivamente el sitial del privilegio sucesorio. De un tucumano el sabot pasó justamente hacia el rival cultural santiagueño.
Hacia Gerardo Zamora, El Neo Juárez, Radical Kash que aporta, al esquema cristinista, tres senadores invalorables, más siete diputados.
Hasta la siesta de Santiago del Estero hoy consolida el sueño del cristinismo.
Para colmo, Alperovich cree tener resuelto el dilema de la propia sucesión. Bien atada. Consiguió la luz verde de La Doctora para postularlo a José López, El Neolopecito.
Es -López- un viejo crédito del Portal, desde los inicios. El Neolopecito es un baluarte del negocio de la vivienda. Debería confiar en que nadie, en adelante (ni Lanata ni Nico Wiñaski ni Alconada) se le introduzca entre los abnegados sobreprecios del sistema recaudatorio. Fue particularmente desfachatado desde los inicios del modelo productivo. No olvidar el desayuno de trabajo en el Hotel Intercontinental, para presentar el “encargado de los asuntos especiales” (ampliaremos, sólo si viene al caso).
Lo que sorprendió, en cambio, fue el cristinismo tardío y repentino del gobernador Urtubey, El Bello Otero. Como si el salteño quisiera preventivamente desprenderse de la onda expansiva que lo vincula, acaso a su pesar, al diablo Sergio Massa, Aire y Sol II. A través de la orientación medular de la señora Graciela Camaño, La Negra.
Como Urribarri, El Bello Otero amaga también -por supuesto desde Nueva York o Washington- con disputarle la sucesión del modelo transformador a Scioli, quien, si aún se sostiene, es por un milagro. O por su infatigable vocación para poner rostro de mármol e ir “siempre para adelante, con fe y esperanza”, Aire y Sol, Coppertone para Todos (cliquear). Aunque lo hostilicen desde la totalidad de los frentes disponibles. El docente gremial, en primer plano.

El redil del PJV

Hasta que llegó Milton Capitanich, El Premier
Es -Capitanich, El Montenegrino- el gobernador que desembarcó como presidenciable, desde Chaco a Buenos Aires, para producir pronto la decepción más conmovedora de 2013. Hasta transformarse en un maestro de ceremonias. Y estabilizarse en la meseta actual, en carácter de locutor.
El Premier llegó -como se sabe- acompañado del interventor Carlos Zannini, El Cenador, justamente el causante fundamental de su desventura. Consta que la declinación de Capitanich comenzó, para ser exactos, cuando no puso las virtudes del coraje que correspondía, durante la crisis policial de Córdoba. Fue cuando Zannini convenció a La Doctora acerca de la inconveniencia de enviarle gendarmes para ayudar a De la Sota. Se le incendiaba la provincia, pero con el beneficio colateral de acabar con un fuerte opositor. E intervenirle Córdoba.
La irresponsabilidad fue compartida entre El Premier, El Cenador y La Doctora. Pero finalmente lo victimizaron los tres juntos a De la Sota, que debió ponerse las pilas y ocuparse en pleno de Córdoba.
Pudo sobrellevar el incendio y tomó más distancia aún del cristinismo. Aunque, en simultáneo, pugnara por resolver los temas pendientes entre Córdoba y la Nación. Y activar los juicios que se encuentran debidamente estancados en la Suprema Corte. De los que dependen muchos mangos para su provincia.
El ingreso de Zannini y Capitanich desbarató el ostensible esfuerzo que compartían los unificados Gioja y Scioli. Consistía en acercarlo a De la Sota, hacia el redil del PJV. El partidito vegetal que invariablemente va a ser presidido por Fellner. Premio a la constancia, y a la meritoria carencia de ambición.
“¿Que c…hacemos aquí?”, confirma la Garganta que preguntó otra vez De la Sota.
Porque descuenta, según nuestras fuentes, que el manejo cristinista de este PJV sólo le deja una alternativa. Irse. Escaparse. A los efectos de armar algo diferente. Un proyecto que, como corresponde al Cordobés Profesional, ya lo tenía armado. Pensado desde mucho antes de los churrascos castrenses.

El efecto de la Iglesia

Irse del PJV de ningún modo significa irse del peronismo.
Con admirable firmeza, desde las tradicionales vueltas a la rotonda, Massa supo armar La Franja de Massa. A través de la invención del Frente Renovador, para salir por fuera de la estructura del PJV. Pese a las intenciones de evitarlo de Eduardo Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas). Alucina Duhalde con la receta imposible. “Massa gobernador/Scioli presidente”. Tortitas negras.
Se viene la Franja de De la SotaDe la Sota también, según nuestras fuentes, se propone la gestación de un invento similar. La construcción del proyecto presidencial a partir de otro sello menos relevante. De los tantos sellos respetables que se ofrecen en alquiler, y no precisamente en liquidación. A los efectos de llevar adelante su manera presentable de entender al peronismo. Un fenómeno “social cristiano”.
Para aplicar -al verbalizado estilo Ruckauf- los lineamientos de la “doctrina social de La Iglesia”.
Con la diferencia que doce años atrás, cuando estaba vigente la sonrisa de Ruckauf, aludir al cuento de la Iglesia producía un efecto incuestionablemente menor.
Pero como definió el Portal, El Vaticano, hoy, representa un nuevo Puerta de Hierro.

La Franja de De la Sota, cuya creación se anticipa, incorpora un poco más de dispersión en la fragmentada cultura peronista. Y fortalece probablemente la creencia en que emerge el turno (engañoso) del no peronismo. Una suerte de ola irresistible. Macri-Sanz.
Para convertir a La Doctora, estratégicamente, a partir de 2015, en la jefa virtual de la oposición.

Isabel, La Olvidada

A 38 años del trámite administrativo que la desalojó del poder.

Escribe Carolina Mantegari

sobre informe de Consultora Oximoron,  especial para JorgeAsísDigital

 

El golpe pro-soviético

38 años atrás, en un trámite casi administrativo, las Fuerzas Armadas desalojaban del gobierno a la señora Isabel Martínez de Perón. Se resolvía así el previsible problema político. De la manera esperada, desde hacía no menos de tres meses, ante la impotencia (e ineptitud) de la política, y la ceguera reaccionaria de la izquierda cómplice, que después sería la víctima. Y ante la sed de cargos (y de sangre) de los cruzados.

El golpe del 24 de marzo de 1976 estaba más cantado -como sostenía la abuela- que la lotería en Navidad.

Argentina -para Oxímoron- es el país donde todo termina mal. Y donde siempre se finge hablar en serio.

En la plenitud del desvarío, algunas mentes esclarecidas de la izquierda consideraban la receta ejemplar: “cuanto peor, mejor”. Percibían la radicalización de las contradicciones del sistema.

Téngase en cuenta que en su propio auto cremita, en el abril violento de 1976, un venerable escritor (desaparecido) salía de excursión para arrojar volantes que llamaban a la “resistencia popular”. Lo acompañaba un poeta boliviano y cojo (que al cierre del despacho envejece en Bolivia). Y otro poeta candorosamente comprometido. Al que también -pobre- lo desaparecieron.

En el error fatal del diagnóstico, de la evaluación científica que los entregaba, aquellos heroicos militantes suponían que la probable detención, en el caso de registrarse, iba a constituir la antesala de otra epopeya. Culminaría con otra salida espectacular. Como aquella de la cárcel de Devoto, en mayo del 73. Con el pueblo eufórico que los arrancaría de las mazmorras, para construir el socialismo.

“Si por lo menos pudiera hacerse un foco liberado en Tucumán”, confirmaba aquel escritor, mientras hacía el asado en su casa de Palermo. Diez días antes -informa Oximoron- de desaparecer.

Triunfaba el “golpe pro-soviético”, como lo calificaba un sector de la izquierda que, en su demencia, decía representar los dictados de la Revolución Cultural China. Sus herederos ideológicos aún hoy desfilan hacia la Plaza de Mayo. Mientras tanto, la izquierda pro-soviética existía de verdad. Remarcaba la conveniencia de apoyar la “línea democrática” de las Fuerzas Armadas. Pugnaba por una salida cívico-militar del “proceso”. Y advertía para “cerrar el paso al golpe pinochetista”. El que preparaba el sector más duro. Ya que los generales Videla, Viola y Harguindeguy eran casi democráticos. Blandos. Casi soviéticos.

 

La Olvidada

Después del fracaso previsible de la “dictadura militar”, y después de tantos miles de muertos que despiertan la polémica contable, se pone el acento en las catástrofes expresionistas que generaron los derrocadores sin estrategia. Más que en el destino de la pobre derrocada, que queda sin contención, librada a su suerte.

Desde el padecimiento de la prisión en el sur, hasta la utilización material de su figura durante la “democracia recuperada”, Isabel atravesó un conjunto de experiencias límites que no le interesan a nadie. Pudo cobrar algunos mangos durante el alfonsinismo. Para pasar después, de forma definitiva, hacia la actual situación del olvido ingratamente manso. Cotidiano.

Aunque gobierne en la actualidad una caricatura cultural del peronismo. Triste derivación de aquel movimiento de post guerra que supo gestar su marido.

Una ideología del poder, siempre invocada desde el interior del poder. Con el complemento inalterable de la justicia social, que setenta años después continúa en estado de bandera, de proclama o mera consigna.

Pero aquel movimiento terminó piadosamente convertido en un miserable partidito vegetal, fragmentado en diferentes franquicias. Con gobernadores que se comportan como accionistas minoritarios, y que ni siquiera asumen ni defienden el derecho elemental de conspirar.

Un partido vegetal que no es dado de baja por la bonhomía incuestionable de quien fuera su conductora natural. Es la jueza Servini de Cubría. Quien debería atreverse, otra vez, a conducir este partidito vegetal, inalterablemente moldeado como si fuera de plastilina, por el poderoso de turno, que lo maneja desde la chequera.

Hoy La Doctora logra la hazaña de domarlo por intermedio de Carlos Zannini, El Cenador. Viene provisto del atributo humillante de ser, ante todo, antiperonista.

Después de todo, el Justicialismo, como ideología de poder, sirvió como instrumento útil para privatizar y en simultáneo estatizar.

Para privatizar lo estatizado y volver, como si nada, y con el mismo rostro, a estatizarlo.

 

Ocultismo

Entre tanto pragmatismo explícito, son contados los peronistas que se atreven a rescatar a Isabel de la interpretación más injusta de la historia.

La pobre viuda se quedó enredada en la madeja aparentemente generada por José López Rega, un divulgador vocacional del ocultismo básico.

Ocurre que el brujo de verdad, en realidad, era Perón. El que sabía claves de esoterismo en serio y mantenía ciertos poderes reales. En materia de conocimientos, visiones y virtudes energéticas.

Para la frivolidad de la historia fue López Rega quien quedó convenientemente sindicado como el ideólogo de las Tres A. El creador del Somatén. El grupo violento del comisario que entró para copar en el juego de la muerte. Un juego iniciado por la izquierda (aunque el dato nunca debiera utilizarse).

La izquierda ingenua prefirió reivindicar siempre la figura mítica de la señora Evita, que servía para dos pasos.

Primero, para devaluar el significado relevante de Perón. Segundo, para anular cualquier eventual gravitación de Isabel.

También esa misma izquierda prefiere sobrevalorar la magnitud circunstancial que tuvo Héctor Cámpora.

La línea de la tergiversación se impuso en diversos frentes. Por lo tanto corresponde silenciar el infortunio de la señora Isabel. Declararla inexistente. Saltearla, incluso, hasta como presidenta constitucional.

Resta aguardar, apenas, el cese natural de su biografía.

El vuelo de los garrocheros

escribe Serenella Cottani
Interior-Provincias

“Esto es el peronismo, no es ningún Club de Solas y Solos”, confirma la Garganta.
“Aquí se te puede perdonar cualquier pecado, menos el de la derrota”.

Inmolarse por los mohines ensayados de La Doctora adquiere un sentido discutible. Por no decir nulo.
Es como dar la vida por los ganadores de sueldos de La Cámpora.
O por los colaboradores rentados del frepasismo tardío.

“¿A cambio de qué, Serenella?”. ¿Acaso de considerables mangos, que llegan en cuentagotas y mal? ¿O por promesas de más obras? De terminar las iniciadas.

Encerrona teórica que los peronistas suelen explicar, en la práctica, con palabras procaces, indignas del presente despacho.
Porque si pierden, los tratan de culpables o traidores.
Como le pasó, sin ir más lejos, a Sergio Massa, Aire y Sol II, con Néstor Kirchner, El Furia. En la derrota “testimonial” de 2009.
Pero si ganan, los castigarán peor. La Doctora les impondrá los concejales arbitrariamente a dedo. Para entregarlos.

Les consta que a Martín Insaurralde -pobre- lo quemaron. Un buen muchacho que aprendió bastante con Hugo Toledo, uno de los tres titanes de Eduardo Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas). Los otros dos fueron Mércuri y Pierri.
Pero Insaurralde se diplomó merced a la confianza que “siempre le dispensó” Rossi. Canal ante Federico Achával, socio de Cristobalito.
Ahora tiene -Insaurralde- escasas posibilidades de remontar. Los cristinistas lo transformaron en un barrilete de plomo.

Los mini-gobernadores -apodados intendentes- que sin gran convicción jugaron con el cristinismo, se encuentran en la plenitud del conflicto existencial. No pueden arriesgar la mayoría en el Concejo Deliberante. Manera suicida de arrimarse a otra pérdida fatal. La libertad.
Saben que Sergio, el que está enfrente, al menos por ahora, no es ningún enemigo.
Es el Quijote que se atrevió, en cuarenta días y con veinte Sanchos, a perforarle, a La Doctora, la provincia inviable.

“Nos vacunaron”, confirma la Garganta. “Pero Scioli, acaso para conformarnos, y darnos un poco de ánimo, dice que no tenemos que dramatizar”.
Es la línea que se baja, desde arriba. Como si nada hubiera pasado. Ningún “masaso” electoral.
Para avanzar con “fe, esperanza y entusiasmo”. Hacia el paredón.
Más grave que un pecado, la derrota, en el peronismo, es un error.
Entonces la lealtad es un aspecto relativamente superfluo. Que se ofrenda a quien, en definitiva, la merece.
No es precisamente el caso de La Doctora. Ni de los frepasistas tardíos que se reportan a Zannini, el Gran Consumidor de Pescado. Podrido.

Fotografías

Se aguarda la multiplicación de los garrocheros voladores. Llegan con la medialuna metafóricamente enarbolada. Para mojarla en las tazas de café con leche de “Tigre, Tierra Santa”.
El encargado de recibirlos, aunque parezca mentira, es Alberto Fernández, El Poeta Impopular. Oportunamente puso el pie en Tigre para negociar componendas en nombre del sciolismo.
Pero, ya que estaba en Tigre, se quedó.

En el Comité de Recepción a los Garrocheros está habilitado también Eduardo Amadeo, El Conde Consorte.
Se anota -El Conde- para iniciar otra epopeya junto al visionario Felipe Solá, El Máximo Cuadro del Felipismo.
Hoy se encuentran, con el Vasco De Mendiguren, en condiciones de repartir los números, para “tener diez minutos con Sergio”. A los efectos de enrolarse en la cantera inagotable de Massa.
Como Roberto Lavagna, La Esfinge, que también pudo aterrizar. Para encontrarse con Sarghini, La Oveja, y Tito Lusiardo, alias Juanjo.
Son dos viejos protagonistas de la fotografía utilitaria, tomada en El General, restaurante temático, como el que abrió El Canca Gullo en Palermo.
Lástima que el cuarto de aquella foto, Francisco de Narváez, El Caudillo Popular, aún no haya aterrizado.
A través de la derrota, Narváez se transforma. Pasa a tener mayor gravitación. Como si hubiera triunfado.

A quien se aguarda, con relativo entusiasmo, en el garrochódromo, es a Hugo Moyano, El Charol.
Pero Moyano no tiene el estado físico de La Esfinge. A esta altura está bastante grande y pesado para clavar la garrocha en Azopardo, y elevarse hacia Tierra Santa. Aparte, no le hace falta.
Le sobran los canales para llegar a Tigre. Los intermediarios. Celestinos vocacionales que se postulan, según nuestras fuentes, como dadores voluntarios de solidaridad.
Todo para precipitar el acercamiento entre Moyano y Massa.
El Charol lo tiene a su hijo Facundo, que es pre-massista. Significa confirmar que Facundo está con Massa desde antes que Massa comenzara a dar las exitosas vueltas en la Rotonda.
Instalado en esa versión del Cruce Etcheverry que supo atormentar al cristinismo primario, cuando La Doctora estaba en banda informativa y desconocía qué camino Massa iba a tomar.
O si iba a conformarse con las vueltas. Sin decidirse.

Gente que busca gente

Para colmo, Moyano mantiene, según nuestras fuentes, los códigos superados del evangelista frontal.
De ningún modo va a hacerle un feo a Narváez, que lo arrastró hacia la lona. Aunque desde hace dos semanas Moyano estaba particularmente incómodo con su posición de falsa escuadra. Aferrado al error de la derrota que se le avecinaba. Por haberse dejado arrastrar por las carísimas derivaciones de aquella otra fotografía, la de Córdoba.
Cuando El Charol apareció sonriente junto al Caudillo Popular, y con José De la Sota, El Cordobés Profesional. Y como es habitual con Lavagna, La Esfinge.
La fotografía de Córdoba resultó letal para la asociación que se tramitaba entre Lavagna con el gran ausente. Mauricio Macri, El Niño Cincuentón.
Pero Macri, curiosamente, por intermedio de Jorge, El Primo Pobre, vuelve a encontrarse con Lavagna en un recodo del eterno camino.
Ilustración efectiva de “Gente que busca Gente”, como diría Pagni, el pensador positivista.

Como componentes de la cantera de Massa, El Niño Cincuentón y La Esfinge se reencuentran en Tigre, Tierra Santa.
Junto al Poeta Impopular, que felizmente encontró a quien dedicarle sus sonetos desesperados. Y con El Conde Consorte. O El Máximo Cuadro del felipismo. O Tito Lusiardo. Junto al “Chupete” Manzano, el Gran Productor de Humo, parte de la cantera del peronismo que se recicla hasta el infinito. En la Franja de Massa, que hasta hace tres meses era una “maza sin cantera”.

Se asiste a la epidemia de los balances. Cualquier locutor se pregunta -perplejo- qué va a pasar ahora.
Si La Doctora asimilará con sensatez “La calle cerrada de la derrota”. O si va, alucinantemente, a radicalizarse.
“Ni un paso atrás”, confirma Filmus, El Psicobolche, siempre listo para el admirable oficio de perder.
Sin percatarse que, si insisten con La Doctora en dar otro paso adelante caen, invariablemente, al precipicio.
Con todos aquellos frepasistas que, sin otra alternativa que inmolarse, se cuelgan del“Vestidito negro”.

Al cierre del despacho, trasciende que Daniel Peralta, El Campera, clavó la garrocha en la Avenida Kirchner, en la intersección con la confitería Mónaco. Para elevarse con destreza y volar, majestuosamente, hacia “Tigre, Tierra Santa”. Y anotarse en la cantera de Massa.

Serenella Cottani