Chesterton y El Wado

La Constitución, en la justicia, se aplica con severidad al gobierno que se va.

Escribe Carolina Mantegari, Editora del Asís Cultural, especial para JorgeAsísDigital

 

“No se confunda, Carolina”, advierte el Jurista Sabio, un selecto miembro del TAD. Los Transgresores Anónimos del Derecho. “De los 245 tribunales vacantes en juego, al cristinismo le interesa manejar apenas 10. A lo sumo 12. Nada más”. El resto son “tortitas negras”.

Elogio de los Nycs

La estrategia judicial de La Doctora es instrumentada, según nuestras fuentes, por el doctor Eduardo de Pedro, El Wado. El muchacho adquirió últimamente una fuerte visibilidad, gracias a Lanata y Wiñaski. Por desbordes cometidos en su origen. Mercedes. Aún no trascendieron las bajadas de líneas que hace, a jueces y fiscales, en la estación de servicio del Automóvil Club.

Para los “Transgresores” cultivados, la citada estrategia mantiene el sentido estricto de un notable cuento de Gilbert Keith Chesterton. Es La hoja en el bosque. Guarda cierta similitud, en el fondo, con La carta robada, el cuento magistral de Edgar Allan Poe. “Para ocultar una hoja no hay mejor lugar que el bosque”. Es Chesterton. “La carta robada está tan a la vista que nadie la ve”. Es Poe.

Entonces, El Wado, para asegurar la “capacidad ambulatoria”, o La Libertad, de La Doctora (y de otros personajes políticamente salpicados), apunta, en especial, hacia diez vacantes. No más. Para controlar determinados tribunales Federales, Cámaras Federales de Seguridad Social, o de Apelaciones en Lo Civil. O tribunales Penales, sobre todo Cámaras de Casación.

Y elevar, con infinidad de puestos, la base popular de “subrogantes”. Las tortitas negras. Con baluartes ocultos que no necesariamente pertenezcan a La (Agencia de Colocaciones) Cámpora. Sobre todo porque no tienen, en la congregación estudiada por la señora Russo, tantos postulantes presentables que sepan leer y escribir. Y se sientan en condiciones de juzgar.

Conviene entonces favorecer a Los Nycs. Los Nacidos y Criados en “la casa-casta”. La del Poder Judicial. Muchos de Los Nycs son, por si no bastara, bastante queribles, valorables, aceptablemente eficientes. Sin grandes luces, pero discretos. Aparte ¿para qué sacarse un 10 si con un 4 es suficiente?

Los Nycs son profesionales inapelables de la carrera que hacen, desde hace años, en sitios casi insalubres, el trabajo. Como pueden. Para que lo luzcan, o los cajoneen, otros. Son los “nycs” inquietos que hacen cursos, se perfeccionan como si el país valiera la pena. Se preparan para concursos que siempre se dilatan. Seres que merecen, con todo su derecho, “comer caliente”. Para hacerse acreedores del repentino respeto de la suegra. Y hasta para ser centro de atención de alguna empleada ambiciosa, de aspecto sospechosamente cordial.

Dejar de ser el mero empleado judicial, de los que representa Julio Piumato, El Francés Culto (que para que lo acepten trata de vulgarizarse). Para convertirse, en adelante, el nyc, en “un juez subrogante”. Y ser suplidos, en el abandonado escalón de abajo, por los empleados baratos, más nuevos. Como para evocar aquel poema triste de Mario Benedetti: “Viene contento el nuevo”. O “la nueva” (ver sus “poemas de oficinas”).

 

Dar la talla

Lo contó Rocamora en Meter mano en la Justicia. Fue a partir del retroceso de Los Profesionales Tardíos. Los que fueron raleados por orden de Zannini, El Cenador (a uno de ellos, incluso, intentaron asesinarlo, no ampliaremos).

Entonces El Wado, junto a Julián Álvarez, viceministro de Justicia, El Soberbio de Lanús (que aspira a ser el próximo intendente), se transformaron compulsivamente en los poderosos operadores del Ejecutivo en el Judicial. En principio debieron golpearse las tontas soberbias contra la pared. Por ejemplo, cuando pretendieron puentear al ministro Ricardo Casal, El Peruca, de la provincia inviable, Buenos Aires. Hasta que debieron recomponer. Hoy consultan a El Peruca antes de meterse en el suburbio.

A sus espaldas, abundan quienes se los toman en j… a los muchachos. Los consideran demasiado blandengues para encarar semejante función.  Pero los camporistas inflamados se esfuerzan en “dar la talla”. Aunque la dupla Wado-Soberbio suele equivocarse cuando envían al frente al doctor Picardi. Ocurre que los sobrevivientes de varios gobiernos lo dan vuelta al chico. Como a una media.

Sin embargo el osado que marca el ritmo de la metodología es El Wado. Contiene, incluso, algún arrebato de inteligencia. Pero, por sus dificultades expresivas, quien transmite mejor las ideas de El Wado es El Soberbio.

Consta, por ejemplo, que los dos mantienen un buen trato con los pares del Consejo de la Magistratura. Con el riesgo de convertir las sesiones solemnes, a veces, en una suerte de estudiantina semanal. Entre viejos lobos de mar como el doc Recondo, El Piojo Conducción, o el renovado Fera de Avellaneda. O el temible Fuentes, El Pesado de Neuquén. Debiera rescatarse también la simpatía febril de Fargosi. Es El Crédito del macricaputismo.

 

Oler la muerte

“El mejor juez, para un buen gobierno, es aquel que nunca se designa”, confirma la Transgresora.

“El juez más competente siempre es el vacante. Es el único que seguramente no te va a c…”.

Para los papeles de la teoría: “Nunca va a traicionar aquel que se puso para subrogar”.

“Lo que se quisiera, por ejemplo hoy, Caro, es que las vacancias fueran permanentes”, consigna otro Transgresor.

Como los peronistas y los cuervos, los expertos jueces profesionales saben también oler la proximidad de la muerte. Tienen la pituitaria experimentada. Vieron pasar innumerables influyentes, con sus luces altivas de colores. Ellos suelen jugarse por defender el estado de derecho sobre todo cuando el Ejecutivo agoniza.

Es importante saberlo para interpretar las claves del mecanismo dinámico. Los tiempos de la justicia, con su respectivo retraso, permiten disfrutar de la agonía inexorable de los presidentes.

Traducción: Para pronunciarse sobre las retenciones, Cobos, El Cleto No Positivo, sólo pudo disponer de una noche. La Suprema Corte, para disponer lo mismo, se tomó, en cambio, cinco años. Lo que el político, en el Legislativo, decide en una ráfaga, la Corte puede tomarse cinco años. Para sentenciar que las retenciones nunca deben legitimarse por decreto.

“Esto no es para ansiosos, es para perversos”. Wilde.

Hace falta, en adelante, una ley. Y si algo a La Doctora no le gusta es que le marquen el tiempo. Que se lo tomen, el tiempo, como un jarabe para la tos, de los que promueve Cacho Fontana. Percibe que la sentencia de la Corte es una muestra significativa de su fragilidad.

“El campo no cambió. Lo único que cambió, y para mal, es la situación de La Doctora, como la llaman ustedes en la web”.

La pobre está en franca declinación. Es un plazo fijo. Pasan los días y los meses. Termina. Necesita fueros. Irá como candidata a legisladora bonaerense. Como gobernadora de Santa Cruz. O en la boleta como candidata a la payasada parlamentaria del Mercosur. Una ficción más intensa que las de Chesterton, Poe, Benedetti y Wilde. Por citar sólo los enunciados en este artículo.

Con asombrosa unanimidad, en el Club de Transgresores del Derecho, asoma una regla irrebatible: “La Constitución sólo se le aplica, con firmeza, al gobierno que se va”.

 

Comer caliente

Se explica entonces que El Wado se proponga la estrategia de diluir los 10 tribunales fundamentales, que le interesan, entre los 245 que se propone ocupar. Aunque se hable de 300, pero son exactamente 245.

Meras hojas que se ocultan en el bosque. Chesterton. Carta robada en el espacio más visible. Poe.

Subrogantes Nycs, de “la casa”, también “casta”. Con algún que otro abogado amigo. Un recomendable cuñado o una buena novia que acceda por la ventana a la carrera judicial. Como si fuera también de la “casa-casta”. Y que necesite, también, “comer caliente”. Ser protagonista exclusivo de las tarjetas. Adquirir la importancia personal del “señor juez”. Ser aprobado, incluso, por la suegra. Mirado con respeto por las empleadas de salario justo, las secretarias dulcemente cordiales. Y tratado con ostensible ansiedad por cualquier imputado que “deba prestar declaración”. O pagarla, de contado. 

Los que ponen votos y los que ponen versos

DANIEL, MAURICIO Y SERGIO II: El conflicto que desangra al cristinismo en retirada.
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella

“Si adentro hay nada más que 60 mil, es fácil, te ponés 30 en un bolsillo y 30 en el otro y te vas. ¿Para qué vas a llevarte la caja?”.
La Doctora, según nuestras fuentes, ilustraba a los testigos perplejos. Todos “titulares”. Aludía, con indiscreta confidencialidad, al extraño robo filmado en la residencia de Sergio Massa, La Rata del Tigre, Aire y Sol II.
El robo a Massa es casi tan inexplicable como el misterio del crimen de El Lauchón. Ampliaremos.

El episodio tratado de la caja transcurrió en la reunión “cerrada” del Hotel Patagonia, en Río Gallegos, ex Tierra Santa. Después que la santidad territorial se desplazara, oportunamente, hacia el Tigre.
Alude a la idea de la presunta abundancia. Reflejo de la prosperidad, en materia de expectativas.
Calibra la actualidad política en la provincia (inviable). Buenos Aires.

Los Sin Techo

Basta con confirmar que determinado empresario, de relativo primer nivel, buscaba, sin suerte, durante la semana anterior, una manera directa de llegar a Sergio. Mantenía el saludable propósito de acudir en auxilio solidario del vencedor.
“Mirá que no quiero pedirle nada”, advirtió el empresario, según nuestras fuentes, al canal confiable que podía intermediar.
Al contrario, “es para ponerle”.

El muchacho, en semejante aspecto, “está muy dulce”. Le sobra. Como para no preocuparse, en exceso, por el contenido de la caja extrañamente robada. De manera tan visible. Como estaba visible la “carta robada” del cuento de Edgar Allan Poe.
Trasciende que, a esta altura, por la demanda, cuesta obtener cinco minutos con Sergio.
Significa confirmar que Aire y Sol II, el actual propietario de la centralidad, casi no tiene espacio para recibir a la totalidad de los garrocheros que sobrevuelan a su alrededor. Y procuran aterrizar en Tigre, Tierra Santa.
Con la metafórica garrocha en la mano, los abnegados también hacen antesala, durante horas, en la puerta del edificio de Cerrito y Juncal. Es donde se habilitó un piso entero, “para el armado político”.
Llegan los audaces para postularse como referentes del “massismo”. Desde los puntos más alucinantes del país.
Aunque el muchacho -Sergio- deba prepararse, apenas, para las iniciales legislativas de octubre.
Proliferan los “sin techo” que llegan con la medialuna enarbolada. Pretenden, ansiosamente, los medialuneros, “cerrar algo”. Asegurarse un techo, estar “adentro”. Ahora, ya. Los profesionales no quieren llegar tarde. Ni “quedarse afuera”.

Lo difícil de explicar

Para colmo, la escuadra de Francisco de Narváez, El Caudillo Popular, el vencedor de 2009, pasa a convertirse en un aeropuerto que registra exclusivamente las partidas. Sin ningún arribo.
A esta altura, y con suerte, sólo le quedan votos para reservar una banca.

Con semejante perspectiva, el cristinismo se desdibuja. Solo. Se cuece en la tinta de sus contradicciones.

“El kirchnerismo es un fenómeno difícil de explicar”, dijo La Doctora, al estimable periodista de la casa. Propia tropa.
Dolorosamente altiva ante la derrota, La Doctora no puede explicar la admirable construcción del poder kirchnerista.
Menos puede interpretar, entonces, la abrupta declinación del cristinismo.
Del 54% al 29 actual, en menos de dos años.

Con el tiempo, cuando pasen las turbulencias y los divisorios rencores, podrá estudiarse -en seminarios privados como los del portal- tanto la construcción kirchnerista como el desmoronamiento cristinista.
Partes del mismo fenómeno “difícil” -para La Doctora- de “explicar”.

Votos y versos

Aquí tratamos, en exceso, el apoyo de las otras dos patas fundamentales de “El Trípode”.
De Hugo Moyano, El Charol, y de Héctor Magnetto, El Beto. Es el poder real que se intentó superar.
Hoy se asiste al desvanecimiento de la alianza tácita entre lo que queda. Los peronistas que ponen los votos y los progresistas que aportan los versos.
Es el resultado de la insuficiencia catastrófica del frepasismo tardío.
Lo supo diseñar Carlos Zannini, El Gran Consumidor de Pescado (Podrido). Es el antiperonista que alcanzó la proeza de conducir un gobierno de matriz peronista.
Al fin y al cabo, para La Doctora, los “buscapinas” de Unidos y Organizados resultaron aún menos útiles que los ambiciosos cobradores de sueldos de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora.

En el intermedio de las derrotas, el conflicto hoy se da entre los que ponen los votos, que sienten peligrar el control de sus feudos, y los que ponen los versos. Los que perciben su anulación porque espantan, con sus brillantes ideas, justamente a los votos.

Las diferencias estallan, para colmo, en la delicada problemática de la inseguridad, que de pronto adquiere existencia.
Y no se trata, apenas, de recurrir a los servicios abusivos de la “Gendarmería para la Victoria”. De los miles de gendarmes que dejan las fronteras libradas a la suerte, para evitar los crímenes multiplicados del conurbano bonaerense.
Los que aportan el verso progresista ya no se conforman con la dignidad de los juicios, ni de los presos.
Se les esfuma, de repente, también la hegemonía argumental.
Hoy los verseros tienen que soportar la jura, como Ministro de Seguridad, del mini-gobernador de Ezeiza, Alejandro Granados, El Mangrullo.
Es el aportador de votos que supo alardear, incluso, hasta por su penosa “mala puntería”, que le impidió cargarse dos o tres delincuentes desesperados.
A quienes, según los que aportan los versos -a cambio de ejemplar humanismo y presos sin importancia-, debe tratarse con mayor consideración. Con firmes garantías básicas. Sin gatillos explicablemente temperamentales.

“Tanto pedir por la cabeza de Casal y ahora tienen que bancarse alguien que es mucho peor que Casal. Más duro aún, como Granados”, confirma la Garganta.
Es -Granados- el peronista clásico de colección. Readaptable al distinto tenor de las jefaturas que desfilaron, mientras consolidaba el dominio en su feudo. Ezeiza.

Desplazamiento de la responsabilidad

Pero ánimo, no todo está perdido. El retroceso del progresismo inspira una idea casi genial, apenas positiva para constar en actas.
Significa el desplazamiento de la responsabilidad por la próxima derrota.
La victoria abrumadora de Sergio, Aire y Sol II, que se aguarda para octubre, pasa a ser, en adelante, la exclusiva responsabilidad de Daniel, el Líder de la Línea Aire y Sol I.
En defensa propia, Scioli se pone al frente de la causa perdida. Una campaña compuesta por hombres especialmente seleccionados para la tarea de aislarlo. Cuando La Doctora ya carecía de brújula, estrategia. Sobre todo de buena información. Y la surtían de pescado que olía muy mal. Podrido.

La última alquimia consiste en transferir la responsabilidad de la derrota a Daniel.  A los efectos de atenuar los calamitosos errores de la dupla, de La Doctora y Zannini, que amparan a los aportadores de versos, y que hoy se encuentran en retroceso y en banda.
Son los máximos responsables del descalabro institucional que se viene. Y que permite aludir a la necesaria indulgencia de los vencedores. Como de los oportunistas que quieren sangre. O producir caídas dramáticas, situaciones límites. Imaginan renunciamientos. Ampliaremos.

Al cierre del capítulo de la flamante miniserie se registra, según Consultora Oximoron, en la Buenos Aires inviable, una diferencia de 14 puntos. En favor de Sergio. Sobre el buenito de Martín Insaurralde, El Barrilete de Plomo.
Para Oximoron, la próxima derrota de octubre produce un inapelable desplazamiento institucional del poder.
La alarmante fragilidad del Ejecutivo determina la próxima centralidad en el Legislativo, que a partir de diciembre tendrá no menos de cinco candidatos presidenciales.
Tres en la cámara mayorista, o sea Diputados.
Massa, Julio Cobos, El No Positivo, y Hermes Binner, el John Wayne de El Hombre Quieto.
Y dos, hasta hoy, en la pasiva selectividad del Senado.
Ernesto Sanz, La Esperanza Blanca, el Reutemann de los radicales. Y Adolfo Rodríguez Saa, del Estado Libre Asociado de San Luis. Siempre y cuando, después del último papelón, El Hermano Alberto dé un paso atrás, como en el tango. Para dedicarse a la pintura, que lo reclama, como el teatro. O a los placeres del ocio, la gratificación del amor.

Oberdán Rocamora
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Gendarmería para la Victoria

4.500 efectivos más para velar por la Seguridad Inter-Electoral del conurbano bonaerense.

escribe Serenella Cottani

* * * * *

El cristi-sciolismo mantiene el incierto descaro que resulta casi admirable.
Una trascendente carencia de recato, que evita el ejercicio vano de la simulación.
Durante 45 días -extensivos a 60-, 4.500 gendarmes más van a esmerarse en el cuidado de los suburbios de Buenos Aires, la provincia inviable.
La inseguridad, de pronto, existe.
El objetivo es explícito. Lograr que la derrota de octubre sea menos catastrófica que la derrota de agosto.
Después de las elecciones, los habitantes del conurbano tendrán que encomendarse a Francisco, El Papa Girado.
Los gendarmes volverán a los destacamentos de frontera (de donde nunca debieron haber salido).

La Gendarmería (Para la Victoria) es, según su web, “una fuerza de seguridad, de naturaleza militar, con características de fuerza intermedia”.
Lo confirma Sergio Berni, Secretario de Seguridad, El Licenciado Serial. Se trata de la institución militar que creció más.
“Un 90 por ciento desde 2003”, año fundamental de la historia.
De 18 mil efectivos, Gendarmería (Para la Victoria) pasó a tener 34.400.

La movida inter-electoral costará, según nuestras fuentes, alrededor de 100 millones de pesos. Por lo bajo.
Cada gendarme cobra un viático diario de 485 pesos. Aunque tengan que procurarse el alojamiento y la comida. La Garganta confirma: “algún mango siempre les queda”.
Al margen, claro, del sueldo entero, “que les entra limpio”.
Los gendarmes son lo suficientemente austeros como para acomodarse de a seis o siete, en dos piezas.
Se las ingenian para hacer una “vaquita” y cocinarse. Para estar a disposición, alejados de sus familias. A los efectos de cumplir una misión que, en el fondo, no sienten. Ni les corresponde.

Tampoco hay que descontar que, pese a la rectitud institucional que los caracteriza, algún gendarme pueda ponerse de novio. Para anotarse en el desafío entretenido de la bigamia. Casos bastante previsibles, entre los abnegados integrantes de las fuerzas de seguridad (así sea “intermedia”). Tan habituados a enfrentar la cultura rutinaria de los desplazamientos.
(Tienta contar el dramatismo que se experimentó durante el velatorio de cierto policía, “muerto en acto de servicio”. “En cumplimiento del deber”.
El pobre muerto ofreció el espectáculo beligerante de los deudos de sus dos familias. Mujeres e hijos que se peleaban a los gritos y a los empujones para estar más cerca del cajón. Delante, según nuestras fuentes, del jefe de la policía bonaerense, y del señor ministro).
Pero los gendarmes suelen ser modestos, austeros, serviciales. Eso sí, muy exigentes con sus derechos. Les disgusta el maltrato y son fundamentalistas del respeto.
(Deben saberlo los pares del devaluado Ejército, o de la Policía, que se siente invariablemente invadida por su insuficiencia).
Cuentan que varios gendarmes tomaron como un verdadero maltrato el hecho de estar formados como idiotas. Bajo el sol, desde las 8.30 de la mañana. Para el lanzamiento del Plan Centinela Electoral, en La Escuela de Gendarmería Martín Güemes, Puente 12, La Matanza.
Pero las autoridades llegaron, lo más campantes, a las tres de la tarde. Cuando los gendarmes formaditos maldecían. Y extrañaban, pese a los viáticos, la zona de frontera.

Por una cabeza

Para la fotografía y el discurso llegaba el gobernador Scioli, líder de la Línea Aire y Sol.
En defensa propia, Aire y Sol I debió ponerse al frente de la campaña, compuesta por candidatos inicialmente preparados para aislarlo.
Lo acompañaba Arturo Puricelli, el Ministro de Seguridad, La Caricatura de Sabat.
Y por supuesto el hombre fuerte del área que lo instruye, y lo dibuja. El ya citado Berni. Quien aún se jacta, según nuestras fuentes, de brindarle la mínima importancia al General César Milani, el titular del Ejército, El Espía Seductor.
Trasciende que Milani lo busca a Berni, como a la Titina de la vieja canción. Para “acordar”.
Aunque Berni -cuentan- ni le da b…

Por orden de La Doctora, Berni mantiene también una relación formalmente amable con Ricardo Casal, El Flaco. Otro participante del acto del lanzamiento.
El Flaco Casal es el Ministro de Seguridad de La Inviable Buenos Aires.
Por conseguir su valiosa cabeza, y mantenerla colgada en su despacho, quien bregó afanosamente fue la señora Nilda Garré (junto a Milani).
Garré, La Novia Ausente, es la antecesora en Seguridad de “El Dibujo Puricelli”.
También intentó quedarse, con la cabeza del Flaco Casal, el inmanente director del CELS.
Es el colega Horacio Verbitsky, titular del Movimiento Todos por Horacio, quien hoy, según nuestras fuentes, tiene el acceso infortunadamente vedado a La Doctora.
Desde que lo entregaran, envuelto en celofán, y con un moño rojo, al general Milani, El Espía Seductor, por quien suspiran las ardientes sexagenarias.

Ahora quien reclama la cabeza preciada de Casal es, según nuestras fuentes, El Ingeniero.
Es -El Ingeniero- el cuadro misterioso que maneja, desde hace décadas, la actual Secretaría de Inteligencia, la SI, Cooperativa de Crédito de 25 de Mayo 11.
Porque, durante una feroz madrugada, desde el elitista Grupo Halcón, le habían “mandado para arriba” a uno de los suyos. El Lauchón.
Para la dogmática interpretación de El Ingeniero, según nuestras fuentes, nadie mueve el Grupo Halcón sin autorización del Ministro. Y mucho menos sin su conocimiento.
Aunque Casal, El Flaco, por lo que se supo, hizo lo imposible para demostrar que en ese tema “dormía”. Nada tuvo que ver. Y que lo último que quiere, en la vida, es tener “un quilombo con la SIDE”.
Casal, por el ajusticiamiento de El Lauchón, despidió a algún jefe. Aunque para El Ingeniero, según nuestras fuentes, no basta. Quiere más renuncias. De arriba. Es implacable.
Consta que se planificaba también enviar a El Ingeniero, según nuestras fuentes, “para arriba”.
“Enfriarlo”. Como a una botella de Don Perignon.

Pero el Líder de la Línea Aire y Sol no podía entregar la cabeza del Ministro Casal. Nunca antes de convertirlo en el próximo Fiscal de Estado.
Menos iba a entregarlo ahora, que con La Doctora “está tan bien”. Como en un noviazgo platónico, sin paredones ni zaguanes.
Por su parte, trasciende que el Ministro Casal asegura que es totalmente ajeno a la “Servilleta’s War”.
La guerra inconcebible por la información, desatada contra El Ingeniero por el bloque sólido que conforma el general Milani, El Seductor de Sexagenarias, con el respaldo declinante de La Doctora y Zannini, El Gran Consumidor de Pescado. Podrido.

Destino: Comodoro Py

Regresemos, mejor, al Puente 12.
Para que no quede la menor duda del uso grosero de la Gendarmería Para la Victoria, en el Plan Centinela (Electoral), participó del lanzamiento también el buenito de Martín Insaurralde, El Barrilete de Plomo.
Es -El Barrilete de Plomo- el candidato abnegado que debe poner la cara, junto al Líder de la Línea Aire y Sol. Para “defender los trapos” del relato que estalló. Como un espejo por culpa de un cascote. Como una causa irremediablemente perdida. Entre incoherencias y desastres. Imposturas desvencijadas, tratadas en textos anteriores del Portal.
Austero, intrascendente, abreviado, también participó del anuncio el Comandante Enrique Zach, El Gallo.
Es el Director de la Gendarmería para La Victoria.
En el esplendor del desbarajuste, El Gallo Zach deberá forzarse para no seguir los pasos desgarradores del antecesor, el Comandante Schenone.
El pobre Schenone culmina su trayectoria en el exacto destino estratégico que les aguarda a los prohombres del cristinismo.
En Comodoro Py. Edificio emblemático de la Justicia. Donde los legajos, inapelablemente, siempre esperan. Como esperaron la llegada de los funcionarios los miles de gendarmes formaditos. Hartos de la amansadora y del sol. Por el acto de servicio. Por el deber. Y -sobre todo- por unos mangos.

Serenella Cottani