Doce millones de personas votaron por Mauricio Macri.
Doce millones de personas votaron por Daniel Scioli.
De 25 millones de votantes 700 mil inclinaron la balanza por el cambio. Es decir sólo el 2,9% del padrón.
Muchísimo más de lo que se necesitaba para llegar. Pero también mucho menos del número que se esperaba (entre el 10 y 15%) y que hubiera dado una mayor legitimidad inicial al gobierno de Cambiemos.
Ganar no significa tener poder. Y ese es el camino que empieza hoy para Macri: construir un poder sólido que le permita gobernar sin tropezones.
La peor herencia que deja CFK no es económica, sino social: una Argentina letalmente dividida. Continuar leyendo