Un reciente informe de la Auditoría General de la Nación (AGN) documentó lo que veníamos advirtiendo desde el denarvaísmo: nuestro país no está preparado para detectar el tráfico de estupefacientes.
La AGN demostró que los escáneres de los puertos de Buenos Aires, Campana y San Lorenzo no poseen el software necesario para controlar el narcotráfico. Como era de esperar, el gobierno nacional cuestionó dicho informe y, una vez más, miró para otro lado.
Hace unas semanas, la oficina antidrogas de las Naciones Unidas difundió un documento que ubica a nuestro país como el tercer punto de partida de cocaína hacia el mundo, detrás de Brasil y Colombia. Asimismo, alertó que en Argentina se consume el 25% de la cocaína de Latinoamérica, lo que pone de manifiesto que hemos dejado de ser un país de paso para convertirnos en un país con un mercado importante y con una fuerte presencia de grandes narcotraficantes.