En 2006 parecía estar todo en orden para que Atilio Alterini asumiera como rector de la UBA luego de ser decano de la Facultad de Derecho. El currículum le sobraba, así como el consenso de los diferentes sectores que gobiernan la universidad. De repente apareció una ridícula acusación de haber sido juez de la dictadura. Tan irracional como suponer que Lilita Carrió fue parte de la dictadura por entrar a la Fiscalía de Chaco vía decreto ejecutivo en 1979.
El PO y demás agrupaciones de ultraizquierda simplemente sabotearon asamblea tras asamblea hasta bajar su candidatura y así dejar en bandeja la posibilidad al kirchnerismo de poner al rector. En principio parece no haber relación, pero los actos del PO no fueron inocentes. Para poder llevar adelante la asamblea se necesitaría el control de la Policía Federal, y el Estado nacional no participó hasta asegurarse de que el candidato fuera suyo. Fue así como el Rubén Hallú terminó asumiendo en una asamblea cerrada dentro del Congreso de la Nación con el control de la Federal. El PO se aseguró que sólo pudiese asumir un candidato afín al gobierno nacional.