El pasado domingo se presentaron las listas que competirán en la primer etapa del proceso electoral, algo que realmente debe de estar desconcertando a los electores, ya que el sistema electoral prevé que en una primera instancia los candidatos de los diferentes partidos compitan entre sí para ver quién es el que va a representar a cada una de las fuerzas políticas en la contienda final. El desconcierto nace en que no se sabe contra quién compiten y quiénes lo hacen entre sí. Este primer paso se denomina así, PASO, porque esa son las siglas de su denominación Primarias Abiertas Simultaneas y Obligatorias. Son primarias porque es la primera etapa de un proceso en dos tiempos: el tiempo de la definición de candidatos; el segundo tiempo es el de la elección de los cargos electivos. Son abiertas, porque la condición de afiliados es absolutamente irrelevante en este caso, todos los ciudadanos participamos en forma obligada -por eso la “O” de obligatorias- y son simultáneas porque se realizan el mismo día para todos los partidos.
Así como es obligatorio votar en octubre también es obligatorio definir las candidaturas en agosto. El espíritu de esta ley indica que los candidatos de cada agrupación política deban ser elegidos por todos los ciudadanos. Con ello se pretende dar mayor fortaleza a los partidos políticos. Esta parte es muy sencilla de entender por el público, lo que no se explica es por qué no lo entienden los políticos.