Este no es un artículo sobre observación política. Es una opinión sobre la forma en que el gobierno elige comunicarse. Es una aproximación al estilo con el que el “poder” prefiere relacionarse con sus audiencias. Por alguna razón extraña, que ni siquiera analizaremos, el gobierno ofrece muy pocas explicaciones sobre sus decisiones o movimientos. La conferencia de prensa sui generis que brindó Martín Insaurralde por el episodio de Juan Cabandié fue apenas un brote en el enorme desierto de los silencios.
Esta es la razón por la que nos hemos transformado en un país donde nadie pregunta sobre los hechos. Nos hemos acostumbrado a manejarnos exclusivamente por hipótesis y hemos llegado al extremo de preguntar sobre conjeturas. Aquí, como en todo, hubo omisión del ciudadano y voluntad expresa por parte del grupo de poder en el gobierno. Tanto la presidente, como su entorno más cercano (especialmente la juventud liderada por su hijo Máximo) han asumido como una verdad ineluctable que ellos no necesitan dar explicaciones sobre sus actos.