Estamos ante un peligroso discurso político en donde el fanatismo ideológico violento condiciona el debate e impide la necesaria apertura de pensamiento para encontrar soluciones urgentes y consensuadas a los problemas cíclicos de la Argentina.
El Jefe de Gabinete, Jorge Milton Capitanich no ignora la gravedad de sus declaraciones en relación a la estigmatización del ahorro, la crítica violenta a los ajustes de precios dominados por el efecto devaluatorio de la moneda argentina versus el dólar estadounidense para la composición de los precios de bienes y servicios que cuentan con componentes con precio atado al dólar.
Tanto él como el ministro de Economía, Axel Kicillof saben muy bien cómo se comporta la macroeconomía en escenarios de depreciación monetaria por alta emisión. Ambos saben qué ocurre cuando además esto se combina con la decisión de elevar las tasas de interés en una economía con escaso acceso al crédito interno y externo para las PyMES que deben recurrir frecuentemente a ellas para hacer frente al pago de sueldos. También conocen los efectos devastadores de una inflación descontrolada en los salarios y la economía doméstica. Ni hablar que conocer muy bien el temible efecto “estanflación”.