Entre todo lo que se ha dicho ahora que los Estados Unidos ha anunciado que piensa ayudar a los rebeldes sirios debido a la utilización de armas químicas del régimen de Al Assad, llama la atención la respuesta de Rusia al ser presionados por los diplomáticos estadounidenses para que a su vez condenen al régimen: ¿Cómo pueden creerle a la inteligencia de los EEUU, si hace unos pocos años afirmaron que Irak poseía armas de destrucción masiva, y al final resultó que no había nada? Esa pérdida de credibilidad es quizá otra de las consecuencias más dañinas de aquella guerra.
La intención de los Estados Unidos al armar a los rebeldes sirios parece más destinada a debilitar la posición del régimen de Al Assad a la hora de una negociación de paz, que en darles el suficiente poder para ganarla. Al parecer las experiencias de Irak y Afganistán han servido para que el gobierno de EEUU no arme de forma desmedida a una fuerza no ordenada, que en cualquier momento puede salírsele de las manos. Siempre es bueno aprender de los errores para no repetirlos.