Así podría escribir un cronista sobre el inmovilismo de la dictadura ante los esfuerzos del presidente Barack Obama de flexibilizar las sanciones vigentes en contra del régimen insular, en la confianza de que el Gobierno de los hermanos Castro dispondrá medidas que promuevan el establecimiento de una sociedad democrática y con respeto a los derechos ciudadanos.
Una apretada síntesis de las disposiciones del Gobierno de Estados Unidos que benefician a la dictadura va desde la excarcelación de tres espías convictos, uno de ellos por conspiración de asesinato, la eliminación de Cuba de la lista de países terroristas, la supresión de medidas que restringían el comercio y la ampliación de las relaciones económicas, el restablecimiento de relaciones diplomáticas y un viaje presidencial que el Gobierno interpreta, así lo informó el diario Granma, como una victoria de la “revolución en el poder, encabezada por su liderazgo histórico”.
La dictadura pretende que Estados Unidos resuelva los graves problemas económicos que enfrenta sin reformas estructurales que pongan en peligro el poder que detenta y menos aún aperturas políticas que quebrarían un régimen agotado, que sólo sobrevive por la represión y la desesperanza de la población. Continuar leyendo