No hay riesgo de atravesar otra crisis como la del 2008

Cuando la FED decidió aumentar la tasa de interés y preanunciar otros ajustes al alza en diciembre de 2016, en una nota previa a tal decisión dejé apuntada mi opinión en relación con el impacto negativo que ello habría de aparejar para la economía mundial. Mi opinión se basaba en el rol que cumple el dólar en la economía globalizada y que trasciende los límites de Estados Unidos. No lo entendieron así las autoridades encabezadas por Janet Yellen y focalizaron la cuestión en el nivel de desempleo norteamericano y en las posibles presiones inflacionarias en el país del norte, que no llegan al 2% anual desde hace varios años.

Es así que ese aumento impacta en lo que va de 2016 sobre la ya existente volatilidad de los mercados de acciones, bonos, monedas extranjeras y materias primas, lo que produce alteraciones en el pulso de los inversionistas y alienta pronósticos relacionados con el regreso a una crisis de las características de las de 2008. Las turbulencias impactaron sobre el Down Jones, que bajó, sobre la demanda de bonos del Tesoro, que subieron de valor nominal (la contracara de la caída de la tasa de interés), sobre el aumento del oro y del yen, todos activos que juegan el papel de refugio por parte de quienes tienen aversión al riesgo y buscan refugio en alternativas de máxima seguridad. Continuar leyendo

A salto de mata

Esa imagen puede aplicarse al accionar del presidente Mauricio Macri. Tiene un objetivo por delante o al menos se aferra a él. Está seguro de que Argentina puede crecer a partir de junio del corriente año, aun cuando algunos dudamos de que ello sea posible. La manada de la metáfora no está tan cerca. Pero lo importante es que él lo cree y ha demostrado ser un hombre de convicciones.

Pero, aunque desearíamos equivocarnos en el pronóstico, hay realidades que implican demasiados obstáculos a sortear. Para sintetizar la magnitud de esos obstáculos a vencer se pueden anticipar las dificultades para reducir la inflación, como lo aspira el ministro de Hacienda, para que la economía crezca después de cuatro años de estancamiento y sin saber cuál será el curso de la política cambiaria en un contexto de recesión con inflación.

La salida del cepo fue un éxito que nadie discute, pero así como la devaluación de enero de 2014 del 21% fue neutralizada por la inflación en sólo siete meses, es difícil anticipar el curso de la cotización nominal del peso después de la devaluación producida en diciembre. Visto que la aceleración por expectativas y por las vacaciones fue en diciembre y enero del 3,5% y 4%, puede anticiparse que no será menor en febrero y marzo a ese promedio mensual. Continuar leyendo