La Ley 23.101 de 1984 aún perdura como todas las decisiones estratégicas basadas en la calidad democrática, en el pleno funcionamiento de la división de poderes y en la participación ciudadana. Su fuerza estriba en que lo que no se cumple de ella es asumido como asignaturas pendientes que en muchos casos se asemejan a lo grotesco.
Instituyó a los productos de las economías regionales y a los servicios como nuevos espacios a promover en el mundo, unificó las normas hasta entonces vigentes y creó otras nuevas acordes a las modificaciones del cambio técnico. “La reglamentación de los distintos aspectos de la Ley ha sido llevada en gran parte hasta fines de 1987. Sin embargo, muchos de estos mecanismos no alcanzan un funcionamiento adecuado por distintas razones burocráticas, fiscales….” (Del Capítulo “El interregno radical de los 80″ del Plan Fénix. Jornadas de Economía Regional). Continuar leyendo