La campaña de Greenpeace sobre el Ártico como la injusta detención por piratería de alguno de sus integrantes, que incluye a los argentinos Hernán Pérez Orsi y a Camila Speziale, ha puesto oportunamente a esa zona estratégica del planeta en el epicentro de atención diplomática y debería ser objeto de particular seguimiento por parte de Argentina por cuanto sería razonable que el Polo Norte tuviera un régimen similar al del Polo Sur.
El Ártico, un extenso océano cubierto de una banquisa y rodeado de tierras despobladas, se está constituyendo en un área de creciente significación y disputa entre las grandes potencias en particular porque está marcada por la singularidad de que no pertenece a ningún país. En este contexto, los estados ribereños (Rusia, Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Islandia, Suecia, Noruega y Finlandia) se encuentran aumentando la presencia militar de manera preocupante. Las perspectivas de explotación de petróleo y gas, consideradas en un tercio de las reservas mundiales, además de los recursos mineros y biológicos, son cada vez más accesibles debido al calentamiento global y los cambios climáticos. Varios países se disputan la plataforma continental que se extiende bajo el Océano Glacial Ártico. Su importancia geoestratégica no se agota con los recursos naturales que ofrece. Las posibilidades de ser ruta de alternativa marítima entre Europa y Asia, que implica una reducción significativa de distancia, es cada día más importante con motivo de los deshielos de verano.