Las visitas de los Presidentes de China y Rusia han impulsado una serie de nuevas vinculaciones tecnológicas que merecen cuidadosa reflexión. Con Rusia, por ejemplo, la posible adquisición, llave en mano, de una central nucleoeléctrica de una tecnología sustancialmente distinta a las centrales en operación. Con China, la instalación de una estación satelital y de telemetría en Río Negro que, por sus características, puede tener incidencia en la puja de poder militar mundial.
La construcción en Bajada de Agrio, en la denominada Pampa de Pimatue, de una estación de monitoreo de movimientos satelitales las 24 horas del día, es un tema de cierta complejidad geoestratégica. Se trata del primer centro de este tipo fuera de China con el propósito de contribuir al programa lunar chino y otras actividades espaciales. Sin embargo, por las características técnicas de la antena de recepción y los instrumentos operativos, tendría otros eventuales alcances que le permitiría un uso dual, civil y militar.
La locación neuquina habría sido seleccionada, principalmente, por la ubicación geográfica y la ausencia de interferencias de otras frecuencias. Estas circunstancias, entre otras, pondrían a la Argentina en teoría en un complejo mapa de riesgos hipotéticos. La estación, con antenas que permitirían una cobertura y visibilidad casi completa de la Tierra, sería a la vez un centro potencial de escaneo de comunicaciones, rastreo y detección de satélites, control de lanzamientos a escala global incluso, en caso de necesidad, de misiles, drones y otras actividades militares semejantes.
La Argentina, como contrapartida, podría provechar un mínimo del 10% de las horas del día. Sin embargo, no se conocen las modalidades y características del acuerdo de cooperación, incluso las de seguridad como, entre otras cuestiones sensibles, el grado de monitoreo argentino sobre las actividades específicas de la estación de Bajada de Agrio. No se trata de temas menores ya que la presencia de una estación estratégica de estas características, por sus efectos, hace a la defensa nacional e incluso a orientaciones de política exterior.
¿Tiene la Argentina una necesidad científica para una vinculación tecnología con un alcance tan complejo? El programa espacial argentino, como las etapas de evolución de la próxima década, no parece necesitar de manera indispensable de una herramienta de estas características. Consecuentemente, la duda es si las decisiones se han adoptado teniendo en cuenta las variadas hipotéticas implicancias de política exterior o han sido, simplemente, el resultado de apreciaciones más de entrecasa.