El gasto militar en el mundo mantiene una escala ascendente que resulta cada día más preocupante. La tendencia es mayor que en los momentos más agudos de la confrontación Este-Oeste. Esa espiral, es a la vez, una paradoja frente al significado de la globalización. Los números son alarmantes.
Estados Unidos es la potencia militar dominante en el mundo con un presupuesto que equivale, en su conjunto, a la suma del gasto en defensa del resto de los siguientes diez países que le sigue en orden de importancia. Un poder, en efectivos como en armamentos, nunca antes visto en la historia y cuyo abrumador desarrollo tecnológico en materia militar y aplicaciones conexas amplia de manera más espectacular aun esa brecha calculada ya en cientos de miles de millones de dólares.