La Argentina ha solicitado nuevamente a Estados Unidos que incluya el expediente AMIA en la agenda con Irán. Una reiteración que desnuda miradas y comportamientos de una diplomacia desorientada. En las formas y en el tono. Es difícil de entender la preferencia de la Cancillería por un recurso escrito poco amigable en lugar de haber promovido una conversación diplomática directa y específica con Washington. El ministro Héctor Timerman, a pesar de haber sido Embajador ante la Casa Blanca, no ha sido capaz de mantener una relación bilateral adecuada ni cordial. No hay noticias que alguna vez haya mantenido un diálogo constructivo con su contraparte en el Departamento de Estado.
La insistencia en la solicitud también deja traslucir un cierto desconocimiento sobre la naturaleza y alcance de las negociaciones entre Estados Unidos e Irán. Daría la impresión que se ignora que el punto central entre Washington y Teherán es de distinto orden y esencialmente destinado a evitar que Irán posea un arma nuclear. Esas conversaciones, por el momento, no tienen otro objetivo que limitar la capacidad militar de Irán en materia de uranio enriquecido como el incipiente desarrollo en plutonio. Un Irán con armas nucleares sería una catástrofe para la seguridad internacional. Continuar leyendo