La marcha del 18F, bajo una lluvia torrencial, que sólo la potenció, implicó un verdadero baño de dignidad para todos los argentinos. El mundo entero fue testigo de la movilización de un pueblo conmovido, respetuoso, y que, no compartiendo la indiferencia de su gobierno, salió a la calle a rendir tributo a un fiscal de la Nación que ofrendó su vida por la verdad.
La marcha del silencio fue la reacción de la sociedad frente a una administración que ha hecho de la confrontación su estilo de gobierno. El pueblo, los argentinos, finalmente dijimos basta. La mejor reacción para tanta acción –léase confrontación-, el silencio respetuoso de todo un país, unido y consustanciado, marchando en paz. Continuar leyendo