El relato amarillo

En los últimos 10 años los argentinos hemos protagonizado una debate público que ha girado alrededor del relato kirchnerista. Ha sido una permanente contradicción entre el discurso y la intención, pervirtiendo la acción concreta y cambiándole el sentido a las palabras.

La intensidad, incidencia y complejidad del kirchnerismo está dada por su propia impronta política y por una cuestión meramente objetiva que es manejar la administración pública central.

Por cierto este debate nacional ha eclipsado la posibilidad a los porteños de pensar nuestra ciudad, debatirla y proyectarla. El PRO hace un aprovechamiento de esta distracción y, al igual que el kirchnerismo, monta un relato, en este caso el relato amarillo.

Relato que por cierto tiene otra estética, otra postura y melodía  pero que en su matriz, es idéntico. Cuentan una realidad que no es tal, comparan la situación actual con un pasado incomparable, pervierten la palabra en su beneficio, e intentan conformar a los a los porteños con muy poco si consideramos la potencialidad que la Ciudad tiene.

En definitiva el PRO es beneficiario de las distracción que provoca el relato kirchnerista, permitiéndole ejercer su política y discurso público de igual modo.

Tanto es así que a Gabriella Michetti y a Iván Petrella se los escucha hablar del volumen de inversión pública, de su opción preferencial por los pobres y de su profunda preocupación por la cuestión republicana, pero la realidad indica lo contrario.

Como primer punto hay que decir que la Ciudad al igual que la Nación ha sido beneficiaria de un crecimiento económico muy importante, tanto es así que cuenta con el presupuesto más alto de la historia en términos reales, llegando a 60 mil millones de pesos para el año próximo.

La discusión entonces es pensar qué se ha hecho en esta gestión en infraestructura. Vale decir que la obra del Arroyo Maldonado es una obra que se comenzó con anterioridad a la gestión macrista y que los famosos pasos bajonivel se están realizando con deuda pública (que dicho sea de paso estaba destinada para la construcción de subterráneos). Por otra parte, el Metrobús de la Avenida 9 Julio cuestionado por sobreprecio es insignificante en términos de inversión pública si la contrastamos con el presupuesto actual o el anterior. ¿Cuál es entonces la real inversión en infraestructura que ostenta el relato amarillo?

En términos sociales deberían dar cuenta de la inexistente política de vivienda para la ciudad. Mienten a los porteños porque no pueden explicar su real decisión, que ha sido renunciar a una política planificada de vivienda;  sea vía la urbanización de villas o la creación de líneas de créditos accesibles para las clases medias. Siguen viviendo cientos de familias sobre las márgenes del Riachuelo en las peores condiciones que uno pueda imaginar, mientras el PRO no destina las partidas para el saneamiento ni las tierras para la relocalización. No han protagonizado en absoluto la lucha contra el trabajo esclavo y la trata de personas en la ciudad. La educación pública ha dejado de ser una elección espontánea de los vecinos de la ciudad. ¿Cuál es entonces la opción preferencial por los pobres que propone el relato amarillo?

En términos institucionales no hacen nada de lo que le exigen al kirchnerismo, por el contrario se asimilan bastante. Deberían predicar con el ejemplo y no lo hacen.

En la ciudad, la publicidad oficial se maneja de manera absolutamente discrecional, con cifras millonarias a favor de la campaña política del PRO. Todo esto lo pueden hacer porque Mauricio Macri vetó la ley que lo regulaba.

Luego de 7 años de gestión no han sancionado leyes fundamentales en materia institucional como: la ley de ética pública, la ley de financiamiento de partidos políticos, la ley de boleta única ni una ley de obra pública para la ciudad. ¿Cuál es entonces la profunda vocación por la cuestión republicana del relato amarillo?

La ciudad pudo haber sido otra, pero lo más importante es que puede ser otra. Una ciudad que revise su matriz impositiva, que valorice lo público en su cuidado y acceso y que transparente su gestión. La Ciudad tiene un potencial enorme que permite imaginarla como una ciudad inclusiva, cultural, pujante en términos económicos y fundamentalmente justa.

Desde UNEN creemos que es posible y por eso llevamos como primer candidato a legislador a una persona como Gustavo Vera, que enfrenta la realidad sin eufemismos para transformarla.

Es tiempo de darle un tiempo a la Ciudad, poner atención en estos temas es pensar la ciudad que soñamos. No nos creemos el relato kirchnerista. El amarillo tampoco.

 

Escrito en colaboración con Hernán Reyes, dirigente de la Coalición Cívica-ARI de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.