Los cien días de Francisco y el enigma del asiento vacío

ROMA – Su repentino rechazo a escuchar la Novena Sinfonía de Beethoven, ofrecida con ocasión del Año de la Fe, es el sello de un inicio de pontificado difícil de descifrar. El éxito mediático del que goza tiene un motivo y un costo: su silencio sobre las cuestiones políticas cruciales del aborto, la eutanasia, el matrimonio homosexual.

Muchos observadores han intentado hacer un balance de los primeros cien días del pontificado de Francisco.

Pero la inmensa y duradera popularidad de que goza Jorge Mario Bergoglio desde el día de su elección como Papa es ya un elemento de valoración en sí mismo. Una multitud desbordante acude a cada una de sus salidas públicas. Este Papa tiene un nivel altísimo de aprobación en todos los sondeos de opinión, lo que se traduce también en un aumento en la confianza en la Iglesia católica. Y lo que asombra aún más es la benevolencia con la que le mira la opinión pública laica, que fue especialmente agresiva con la Iglesia y el Papa durante el pontificado de Benedicto XVI.

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